?Y ahora qui¨¦n pintar¨¢ este ¡®Guernica¡¯?
El poeta Joan Margarit, premio Pablo Neruda de poes¨ªa iberoamericana, camina con sus versos por La Rambla
El pasado son s¨ªmbolos. El Guernica. Los bombardeos de Barcelona. El 11-S. El 11-M. Berl¨ªn, Chile. El 17-A, La Rambla ensangrentada. ?Qui¨¦n pintar¨¢ ahora este Guernica? ?Qu¨¦ poeta recoge ahora estos pedazos helados de la historia antinatural de nuestro tiempo, el terrible suceso que oscureci¨® la m¨¢s luminosa v¨ªa de Barcelona?
¡°Y, de pronto, una calle sin salida,/ un golpe seco en los cristales: alguien sin un pasado a¨²n, ya sin ma?ana¡±. Lo escribi¨® hace tres o cuatro a?os Joan Margarit (Sana¨¹ja, 1938, ¨²ltimo premio internacional Pablo Neruda de Poes¨ªa Iberoamericana). En su libro Barcelona amor final (Edicions 62, 2014). Parece hecho para ser le¨ªdo ahora. Comienzan as¨ª sus versos: ¡°Ternura de la tarde, acompa?ada/ por m¨²sica ambulante entre los pl¨¢tanos./ De pronto un brillo r¨¢pido y fugaz/ y un golpe seco en los cristales./ Al pie del ventanal, sobre la acera,/ con su plumaje gris, una paloma muerta¡±.
Da escalofr¨ªo imaginar esa calle de flores y sangre ahora, la calle que el poeta contemplaba cuando escribi¨® Barcelona amor final. ¡°Me siento ligado a La Rambla, amparado por La Rambla. Donde sea que vaya, cierro los ojos, puedo sentir, abajo, la multitud avanzando lentamente entre las dos hileras de pl¨¢tanos y, arriba, entre las hojas, el estr¨¦pito de la otra multitud, la de los estorninos del crep¨²sculo¡±.
Un golpe seco, el plumaje gris, la paloma muerta, la multitud, los estorninos, el crep¨²sculo. ¡°Alguien sin un pasado a¨²n, ya sin ma?ana¡±. Ahora se leen los versos como si hubieran pasado este jueves, juntas, todas esas met¨¢foras. ?Qui¨¦n pintar¨¢ ahora este Guernica, qu¨¦ versos ponerle a este drama que junta La Rambla a otros s¨ªmbolos oscuros de la historia? Responde Joan Margarit, arquitecto, catedr¨¢tico, poeta, que vive en la ruta sangrienta de los autores de la matanza, Sant Just Desvern. ?Qu¨¦ halla el poeta en el desastre?
El poeta, dice Margarit, ¡°busca belleza y verdad. Y hay verdades que no comportan belleza. El poeta necesita verdad. Y aqu¨ª hay dolor. Pero sin dolor no hay amor. Sin dolor no nos querr¨ªamos tanto. No es verdad que La Rambla sea solo sea una bella v¨ªa de Barcelona. En esa avenida de flores hay mucho dolor. La bomba del Liceo, la Setmana Tr¨¢gica, el tifus, los bombardeos de la guerra civil, asesinatos¡, por ah¨ª pasa la historia siniestra de Barcelona¡±.
?Y ahora? ¡°Ahora se suma a esa historia esta tragedia¡ A la emigraci¨®n le pueden pasar dos cosas: una, que sea sencilla, que tenga un buen recibimiento, que el que llegue est¨¦ dispuesto a entender tambi¨¦n. Pero puede haber choques, puede asimismo que el que llegue traiga el odio. Las ciudades no son edificios, son multitudes, y hay choques, es dur¨ªsima la emigraci¨®n si no funciona. Hay dolor. Y aqu¨ª hay mucho dolor ahora. Pero hay que saber algo: no se puede borrar el dolor de nuestras vidas; pagaremos cara esta obsesi¨®n por borrar el dolor. El dolor se necesita para amar¡±.
La inmigraci¨®n es central en esos poemas de Margarit. ¡°Siento La Rambla hostil: est¨¢ ah¨ª/ en el hedor de los restos de La Boquer¨ªa,/ un reba?o que marca la pobreza,/ un ganado cubierto por las moscas,/ el barro, religiones pavorosas./ Todo es oro sucio: el suelo de La Rambla/ como una tumba de la multitud, fachadas con estuco y luz de mar./ No se echar¨¢n atr¨¢s (¡)¡±. Es de 1997. Y este de 2013 es Barcelona, su canto de amor y dolor a la ciudad en la que vive el poeta: ¡°Su nombre es un refugio todav¨ªa,/ la civil santidad de la codicia/ y el exabrupto generoso/ de Montju?c, los muertos frente al mar.(¡) Pero, en Montju?c tengo dos hijas,/ y ahora me ofende un gent¨ªo extra?o/ que se ciega en la fiesta innecesaria/ de g¨¦lidos hoteles, de superfluos/ escaparates. Suele, en los refugios,/ hacer m¨¢s fr¨ªo que en ninguna parte,/ desolada ciudad que haces de puta¡±.
?Qui¨¦n pintar¨¢ ese Guernica, qu¨¦ ha de decir el poeta? ¡°El Guernica nos lleg¨® tarde a Barcelona, aquello fue en Bizkaia. Supimos de aquel dolor tan tarde. ?Y este, c¨®mo pintar este que viene ahora? Con palabras de verdad; el poeta busca siempre salvar las palabras, los pol¨ªticos las malgastan, las desactivan, las dejan medio muertas. En ese poema de Barcelona est¨¢n el amor y el dolor por Barcelona. Esa ciudad ?que haces de puta `es mi ciudad, que amo, y en Montju?c tengo enterradas dos hijas. Sin dolor yo no hubiera amado tanto Barcelona¡±.
As¨ª pintar¨ªa La Rambla, pues, Joan Margarit, con amor, con dolor, con esas dos pinturas juntas.
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