Buscar interlocutores para octubre

En septiembre, mes de ciclones en Am¨¦rica, llegaron a Catalu?a los huracanes Forcadell, Puigdemont y Junqueras, alimentados por los vientos ardientes de la CUP. Los d¨ªas 6 y 7, la fuerza del independentismo arras¨® con el poco prestigio que les quedaba a los partidos secesionistas, iniciando una etapa de pura supervivencia que acabar¨¢ el 1 de octubre con el refer¨¦ndum ilegal que, como mucho, ser¨¢ una votaci¨®n informal y nada democr¨¢tica. El Gobierno del PP, apoyado por el PSOE y Ciudadanos (m¨¢s de 250 votos en el Parlamento espa?ol), est¨¢n defendiendo con eficacia el Estado de derecho frente a la ilegalidad.

Este lunes, algunos cientos de miles de catalanes salieron a la calle, bajo la convocatoria de la Diada, para defender el derecho de autodeterminaci¨®n, el refer¨¦ndum y la independencia. Un intento de mostrar la fuerza de la calle que seguramente ir¨¢ a m¨¢s en los pr¨®ximos 20 d¨ªas. Esperemos que los manifestantes mantengan el clima festivo de ayer y no se dejen llevar por la agresividad que muestran los seguidores de la CUP en sus comunicaciones.

De aqu¨ª al 1 de octubre puede pasar de todo. Lo ¨²nico seguro es que no habr¨¢ refer¨¦ndum con las garant¨ªas que requiere una consulta a los ciudadanos y que, probablemente, decenas de pol¨ªticos independentistas sean inhabilitados por una larga temporada. En el peor de los casos, los secesionistas declarar¨¢n la independencia de Catalu?a en alg¨²n balc¨®n de Barcelona (ya hablan de hacerlo el 6 de octubre, rememorando igual fecha de 1934), obligando al Estado a aplicar las medidas m¨¢s duras previstas en los escenarios que maneja el Gobierno.

A estas alturas, unos y otros deber¨ªan empezar a pensar en el d¨ªa despu¨¦s. Y en llegar al 2 de octubre con los menores da?os a ambas lados. El camino recorrido desde la Diada de 2012 ha demostrado que sin di¨¢logo no se puede avanzar m¨¢s que hacia el caos. El da?o institucional, pol¨ªtico y social que han sufrido los catalanes y el conjunto de los espa?oles por la falta de entendimiento de la Generalitat y el Gobierno de Madrid deber¨ªa ser suficiente para que ambas partes se sienten a negociar de forma urgente el encaje de Catalu?a en Espa?a.

El problema es que el di¨¢logo es ahora imposible con los actuales l¨ªderes de Madrid y Barcelona. Las heridas son demasiado profundas. Es el momento de buscar nuevos interlocutores, a un lado y a otro, que sean capaces de dialogar en busca de soluciones reales a una situaci¨®n que no se puede obviar: la mayor¨ªa de los catalanes no est¨¢n satisfechos con su relaci¨®n con el resto de los espa?oles.

Estos nuevos interlocutores, pol¨ªticos o miembros de la sociedad civil, deber¨¢n escuchar y buscar un punto de encuentro que permita reformar la Constituci¨®n y adecuarla a las nuevas demandas pol¨ªticas y sociales. Y, por supuesto, los acuerdos alcanzados deber¨¢n someterse a refer¨¦ndum. Legal, eso s¨ª.