Vivir en la nueva frontera
Los vecinos del l¨ªmite entre Catalu?a y Arag¨®n reflexionan sobre los trastornos en su d¨ªa a d¨ªa si quedan divididos. "De estas cosas no hablan los pol¨ªticos"
Francisco Juste est¨¢ cambiando las ruedas a un tractor. Lo hace a las puertas de su taller, a la salida de Massalcoreig, un pueblo catal¨¢n de 500 habitantes en la provincia de Lleida. Es el ¨²ltimo pueblo de Catalu?a antes de entrar en Arag¨®n. El taller de Francisco est¨¢ a cuatro kil¨®metros del l¨ªmite auton¨®mico. Desde su entrada se puede ver el r¨ªo Cinca que sirve de frontera y, detr¨¢s, los primeros pueblos aragoneses.
Adem¨¢s de mec¨¢nico, Francisco ejerce tambi¨¦n como alcalde de esta localidad. ¡°?Ves todo esto?¡±, dice mostrando su taller, repleto de motores, piezas y herramientas. ¡°Todo est¨¢ comprado en Arag¨®n y es todo para clientes de los pueblos de Arag¨®n. Si ma?ana a m¨ª me plantan una frontera aqu¨ª, me hunden¡±.
Francisco es uno de los cientos de vecinos que est¨¢ siguiendo con preocupaci¨®n -con verdadera preocupaci¨®n- el proceso de tentativa de independencia de Catalu?a. ¡°S¨ª, en Madrid y en Barcelona hablan mucho y dicen que les preocupa mucho, pero aqu¨ª estamos pendientes porque nos cambiar¨ªa la vida de un d¨ªa para otro. Aqu¨ª hay gente trabaja en Arag¨®n y vive en Catalu?a, o al rev¨¦s. O vecinos que van de compras de un lado a otro, o que tienen una finca. Agricultores que venden de un lado a otro, estudiantes universitarios, comerciantes¡ Aqu¨ª no hay frontera, estamos conectados de todas las maneras. Si meten una divisi¨®n aqu¨ª, no quiero ni imaginar las consecuencias¡±.
La Franja
La frontera entre Catalu?a y Arag¨®n es conocida como La Franja (La Francha, en aragon¨¦s). La mayor¨ªa de pueblos aragoneses que se sit¨²an cerca de la frontera son catalan¨®fonos. Un paseo por cualquiera de ellos sirve para darse cuenta de que, a pesar de estar en Arag¨®n, aqu¨ª las conversaciones, los carteles y las se?ales son en catal¨¢n. La Franja es como una extensi¨®n de Catalu?a fuera de sus l¨ªmites auton¨®micos.
Se trata de una zona rural, con grandes extensiones de cultivos y tramos monta?osos. Las carreteras serpentean entre los r¨ªos Ebro y Cinca, que sirven de frontera natural. Si no fuera por los carteles, uno no podr¨ªa saber si est¨¢ en Catalu?a o Arag¨®n. De hecho, para los vecinos de estas comarcas, la frontera es una an¨¦cdota administrativa: la vida real no contempla ninguna separaci¨®n y los vecinos se mueve de un lado al otro.
"La independencia nos cambiar¨ªa la vida de un d¨ªa para otro. Si meten una frontera aqu¨ª no quiero ni imaginar las consecuencias¡±
Magda Godia es la alcaldesa de Mequinenza (Mequinensa, en catal¨¢n), un pueblo de la provincia de Zaragoza pegado a la frontera. Nos recibe en su despacho. ¡°En La Franja estamos ¨ªntimamente conectados a Catalu?a. Aqu¨ª hablamos catal¨¢n, celebramos el segundo d¨ªa de Navidad, nuestra gastronom¨ªa es catalana¡ De hecho, la mayor¨ªa de vecinos hemos nacido en Catalu?a, ya que el hospital que nos queda m¨¢s cerca est¨¢ en Lleida¡±.
Tal es la conexi¨®n, que el pancatalanismo considera La Franja como parte de la naci¨®n catalana y, ciertas corrientes, definen esta zona como una provincia m¨¢s denominada Franja de Ponent.
Javier es vecino de Torrente de Cinca, peque?o pueblo de la provincia de Huesca a pocos kil¨®metros del l¨ªmite con Catalu?a. ¡°Yo me siento catal¨¢n, hablo catal¨¢n y si Catalu?a fuese independiente me gustar¨ªa que nos anexionaran. Preferir¨ªa pertenecer a Catalu?a¡±. Despu¨¦s admite: ¡°Algunos vecinos pensamos as¨ª, pero somos minor¨ªa¡±.
Basta un paseo por las calles de Torrente o de la propia Mequinenza para darse cuenta de que, efectivamente, es un sentir minoritario. ¡°Somos aragoneses y aqu¨ª la gente quiere seguir si¨¦ndolo pase lo que pase¡±, dice Ana, vecina de Torrente. ¡°Estamos muy unidos a Catalu?a, pero nos sentimos aragoneses y espa?oles¡±, a?ade otro vecino que escucha la conversaci¨®n.
Magda, la alcaldesa de Mequinenza, lo resume: ¡°Nosotros somos aragoneses. Y la mayor¨ªa de gente aqu¨ª se siente aragonesa, aunque hable catal¨¢n y aunque haya una parte que s¨ª es catalanista. El sentir general es que estamos vinculados a ambos territorios, as¨ª que tenemos el coraz¨®n partido¡±.
A cuatro minutos en coche, del otro lado de la frontera, las localidades catalanas como Granja d¡¯Escarp, Massalcoreig y Ser¨°s son de mayor¨ªa independentista. Sus calles lucen banderas esteladas y llamadas al refer¨¦ndum. Son peque?os pueblos de casas de piedra y callejuelas laber¨ªnticas. A mediod¨ªa apenas hay vecino, se impone el silencio. Jos¨¦ es de los pocos que se deja ver. ¡°Aqu¨ª somos independentistas, pero la gente de La Franja aragonesa es soberana y har¨¢ lo que quiera, no tienen que anexionarse si no quieren. De hecho, no quieren¡±.
Cada parte, pues, se quedar¨ªa en su lado. Pero Jos¨¦ Vilella, vecino de Mequinenza, da una vuelta de tuerca m¨¢s: ¡°Yo me quedar¨ªa en Arag¨®n, pero nac¨ª en Lleida. ?Tendr¨ªa nacionalidad catalana tambi¨¦n, no? ?Y tendr¨ªa derecho a votar en el refer¨¦ndum como catal¨¢n que soy, no? Lo digo porque a m¨ª no me ha llegado ninguna informaci¨®n para votar¡±, dice con una mueca c¨ªnica.
¡°?Y si ma?ana esto es una rep¨²blica catalana, los vecinos de nacionalidad espa?ola tenemos nuestros derechos garantizados? A m¨ª nadie me ha explicado nada"
La pregunta se repite a la inversa en el lado catal¨¢n. Mauricio, vecino aragon¨¦s residente en Ser¨°s (Lleida) se pone serio y cuestiona: ¡°?Y si ma?ana esto es una rep¨²blica catalana, los vecinos de nacionalidad espa?ola tenemos nuestros derechos garantizados? A m¨ª nadie me ha explicado nada. Pasar¨ªa a pertenecer a una minor¨ªa de nacionalidad espa?ola y, como tal, tendr¨ªan que garantizarme que mis hijos puedan estudiar en espa?ol y que yo pueda seguir us¨¢ndolo. Pero nadie habla de esto¡±, afirma.
Jaume Navarra es el otro lado del espejo. Es un jubilado catal¨¢n que se ha trasladado a vivir a una finca en Arag¨®n. ¡°Pasaremos a ser dos Estados distintos, pero entiendo que podr¨¦ seguir viniendo y podr¨¦ vivir aqu¨ª. Lo que no s¨¦ es si cruzar la frontera ser¨ªa m¨¢s complicado. Espero que no¡±.
La vida divididos
Si en algo coinciden todos los vecinos de ambos lados de La Franja es que no quieren una frontera separando sus pueblos, separando sus vidas. Eso s¨ª, coinciden desde perspectivas diferentes.
Los vecinos independentistas se niegan a creer que vaya a existir una frontera o una aduana entre una hipot¨¦tica Rep¨²blica de Catalu?a y Espa?a. ¡°?Frontera? Aqu¨ª no habr¨ªa frontera, hombre. Si somos el mismo pa¨ªs. Lo que pasa es que pasar¨ªamos a ser dos estados distintos¡±, dice Jos¨¦, vecino de Granja d¡¯Escarp. Jaume, el vecino catal¨¢n residente en Arag¨®n, coincide: ¡°No queremos fronteras, no tiene que haber ninguna separaci¨®n, somos pueblos hermanos y no queremos alejarnos¡±.
Pero Francisco Juste, el alcalde que abre este relato desde su taller, adopta un tono de incredulidad cuando se expresa: ¡°?Pero c¨®mo que no va a haber frontera? Pues claro que va a haber. Y aduana. Ese es el problema, que la gente no quiere verlo, pero aqu¨ª aparecer¨ªa una aduana y tendr¨ªamos que pagar aranceles. La gente que hoy comercia con Arag¨®n, las cooperativas de fruteros que venden en Huesca, los agricultores que van de un lado a otro¡ Todos tendr¨ªan que atravesar frontera, pagar aranceles, aduanas¡ Es que nadie est¨¢ pensando en esto seriamente¡±.
"La gente no quiere verlo, pero aqu¨ª aparecer¨ªa una aduana y tendr¨ªamos que pagar aranceles"
S¨ª lo ha hecho Francisco Jov¨¦, vecino de Ser¨°s, quien, a pesar de ser independentista, admite que la vida ser¨ªa m¨¢s dif¨ªcil. ¡°Se me har¨ªa muy raro que hubiera una frontera aqu¨ª¡±, dice apoyado en su bast¨®n, frente a una enorme estelada que cubre la fachada del Ayuntamiento. ¡°Mi hija trabaja en Arag¨®n, mi yerno tambi¨¦n y ambos viven aqu¨ª en Catalu?a. Me preocupa lo que podr¨ªa pasar con ellos¡±.
La otra perspectiva es la de los aragoneses. Jos¨¦ Vilella, de Mequinenza, reflexiona sobre el da?o que har¨ªa una divisi¨®n. ¡°Habr¨ªa que reorganizar los estudiantes que est¨¢n en Lleida. Tambi¨¦n las cooperativas que venden fruta y hasta la gente que va de compras. ?Atravesar una frontera para irte a un centro comercial a Lleida? Es que lo veo absurdo¡±.
El sentido com¨²n lo pone en forma de conclusi¨®n la alcaldesa de Mequinenza: ¡°Es que todo esto es tan hipot¨¦tico... Es que no hay elementos ni informaci¨®n para imaginar el escenario que resultar¨ªa. Por eso estamos tan preocupados. Porque no entendemos c¨®mo se ha llegado hasta aqu¨ª y tenemos miedo del deterioro que pueda dejar esto¡±.
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