Perpi?¨¢n lo tiene claro: ?Vive la France!
En los Pirineos Orientales, donde Francia amortigua la identidad catalana, se sigue el conflicto con una mezcla de inter¨¦s y distancia
Nick Gimenez tiene un aire de viejo patriarca de Macondo. Desde la plaza del Puig, en la colina del c¨¦ntrico barrio de Sant Jaume, controla los resortes de la comunidad. Est¨¢ acostumbrado a mediar entre ¨¢rabes y gitanos, entre gitanos y payos, y entre los propios gitanos.
"Los comprendo, a los catalanes. Lo pagan todo ellos", dice en el catal¨¢n genuino de los gitanos de Perpi?¨¢n. "Este Rajoy es dif¨ªcil, ?eh?", contin¨²a. "La independencia, Espa?a no la conceder¨¢".
Gimenez explica que se levanta cada d¨ªa a las seis y conecta la televisi¨®n p¨²blica catalana, TV3. Y dice: "Me inquieta que acabe mal".
Dal¨ª bautiz¨® la estaci¨®n de tren de Perpi?¨¢n como el centro del mundo, pero estos d¨ªas el centro del mundo ¡ªdel mundo perpi?an¨¦s, sin duda¡ª parece situarse 200 kil¨®metros al sur, en Barcelona. La tensi¨®n por el proceso independentista catal¨¢n es motivo de discusi¨®n en el Consejo Municipal, hay concentraciones en la calle y aparece casi a diario en la portada de L¡¯Ind¨¦pendant, el gran diario de Perpi?¨¢n.
Para muchos Par¨ªs, a 850 kil¨®metros, queda mentalmente m¨¢s cerca que Barcelona, pero estos d¨ªas Barcelona y Catalu?a se han instalado en el debate local.
Perpi?¨¢n es oficialmente la capital del departamento franc¨¦s de los Pirineos Orientales. Tambi¨¦n es la capital oficiosa de la llamada Catalu?a norte, o Catalu?a francesa, o Rosell¨®n, la parte de habla catalana que pas¨® al Estado franc¨¦s en 1659. Cuando desde el catalanismo se habla de Pa?sos Catalans o Pa¨ªses Catalanes, su ¨¢rea m¨¢s septentrional es el actual departamento franc¨¦s de los Pirineos Orientales.
Mi¨¦rcoles, 20 de septiembre. Almuerzo con periodistas y un pol¨ªtico en un restaurante c¨¦ntrico. Llegan las noticias de las detenciones de altos cargos de la Generalitat. No se habla de otra cosa.
"Esto de hoy es catastr¨®fico. Puede degenerar", dice en franc¨¦s Olivier Amiel, un pol¨ªtico conservador, miembro del partido Los Republicanos y adjunto al alcalde de Perpi?¨¢n.
Amiel se declara soberanista. Soberanista franc¨¦s, se sobreentiende: partidario de una Francia fuerte y unida. Es catal¨¢n, s¨ª, aunque no habla la lengua, pero ante todo es franc¨¦s. Explica que algunos le llaman jacobino. Es decir, centralista.
"Incluso a m¨ª, que soy soberanista, me molesta", dice en alusi¨®n a las detenciones.
El editorial de L¡¯Ind¨¦pendant, al d¨ªa siguiente, refleja el mismo estado de ¨¢nimo. "Ayer, el poder espa?ol franque¨® una l¨ªnea roja. La imagen es desastrosa. Indigna. Hasta el punto de convertirse en el mejor agente de la propaganda de la rep¨²blica catalana¡", concluye el editorialista, Thierry Bouldoire.
L¡¯Ind¨¦pendant no tiene nada de independentista: es un cl¨¢sico diario regional franc¨¦s, pr¨®ximo al territorio y a los lectores, un diario de consensos, el m¨¢s antiguo de Francia, fundado en 1846. Ni Perpi?¨¢n ni la Catalu?a norte tampoco tienen nada de independentistas. Los partidarios de la secesi¨®n catalana son muy minoritarios, y en todo caso reclaman la independencia de la Catalu?a sur. La eventual reunificaci¨®n de una Catalu?a independiente con los territorios del norte no figura en ninguna agenda.
"Estoy por la independencia de la Catalu?a sur, pero no es mi lucha para la Catalu?a norte", dice en catal¨¢n Brice Lafontaine, miembro del consejo municipal de Perpi?¨¢n por el partido catalanista Unitat Catalana, y responsable local de En marche!, el partido del presidente Emmanuel Macron. Antes de pensar en la reunificaci¨®n, argumenta Lafontaine, habr¨ªa que reconstruir el sentimiento nacional catal¨¢n en el norte. "De momento, el proyecto pol¨ªtico de la Catalu?a norte es lo que ustedes llaman las autonom¨ªas, un autogobierno como el de C¨®rcega, previsto por la Constituci¨®n francesa".
El catalanismo mayoritario, en Perpi?¨¢n, es m¨¢s cultural que pol¨ªtico, m¨¢s folcl¨®rico que reivindicativo. Albert Bausil, poeta rosellon¨¦s de principios de siglo y maestro de cantante Charles Trenet, escribi¨® en 1920: "Somos catalanistas de esp¨ªritu, de sentimiento, de lengua, de tradiciones¡ Pero ante todo somos franceses".
De los elementos del catalanismo que Bausil identificaba hace un siglo, la lengua se ha diluido, y la catalanidad puede consistir hoy puramente en llevar una bandera catalana en los partidos de rugby o participar en una fiesta tradicional.
"La ¨²nica condici¨®n para ser catal¨¢n, aqu¨ª, es decir: 'Je suis catalan'. En franc¨¦s", dice el escritor perpi?an¨¦s en lengua catalana Joan-Llu¨ªs Llu¨ªs. "No tienes que demostrar nada m¨¢s, ni que lo hablas, ni que conoces la historia de Catalu?a. Ha llegado a un nivel de identidad palpable muy bajo. Es resultado de 300 a?os de afrancesamiento".
A la vez, precisa Llu¨ªs, esta identidad aflora espor¨¢dicamente en protestas puntuales, por ejemplo cuando la regi¨®n de Languedoc-Roussillon se fusion¨® con Midi-Pyr¨¦n¨¦es y se rebautiz¨® como Occitania.
La diferencia entre la Catalu?a francesa y la espa?ola es que en el norte hubo un proceso hist¨®rico de afrancesamiento que en el sur no ocurri¨®, o fracas¨®. "El Estado franc¨¦s nunca dej¨® la posibilidad de elegir. El catal¨¢n fue prohibido en la escuela con castigos f¨ªsicos para los chavales. La escuela francesa democr¨¢tica fue de una gran crueldad", recuerda Llu¨ªs. "Y tuvo ¨¦xito. Porque adem¨¢s del palo hab¨ªa una zanahoria". La zanahoria era el ascensor social que entre finales del XIX y la primera mitad del siglo XX proporcion¨® la Rep¨²blica. Quien hablaba franc¨¦s era un ciudadano. Espa?a solo ha ofrecido el palo, concluye Llu¨ªs, que se declara "franc¨¦s administrativo, como hay tantos catalanes que son espa?oles administrativos". "Si un d¨ªa hay la nacionalidad catalana, la pedir¨¦".
Laurent Gauze, un empresario de Perpi?¨¢n, es uno de estos catalanes del norte que se declara "catal¨¢n y franc¨¦s". "No necesito fronteras para ser lo que soy, para tener una cultura, una ra¨ªces y una ambici¨®n", dice en franc¨¦s. "No me apetece volver 300 a?os atr¨¢s, al tiempo anterior al Tratado de los Pirineos". Gauze, muy cr¨ªtico con el independentismo, ve "desde un punto de vista ego¨ªsta" un posible beneficio econ¨®mico para Perpi?¨¢n y su regi¨®n en caso de independencia de Catalu?a. Cree que la inestabilidad del vecino del sur puede llevar a empresas y turistas de Espa?a a desplazarse a la Catalu?a norte.
Perpi?¨¢n es catalana por su historia y por los catalanes de la retirada, los que cruzaron la frontera al final de la Guerra Civil. Pero tambi¨¦n es francesa: lugar de residencia de jubilados del norte del pa¨ªs y de otros inmigrantes interiores. Y es gitana y norteafricana: por los inmigrantes magreb¨ªes y los pieds-noirs, los europeos que tuvieron que abandonar Argelia tras la descolonizaci¨®n. Hoy muchos votan al Frente Nacional (FN), el viejo partido de la extrema derecha francesa, que tiene en los Pirineos-Orientales, como en toda la costa mediterr¨¢nea de Francia, uno de sus viveros de votos m¨¢s fieles.
Louis Aliot, hijo de una pied-noir de origen valenciano, es diputado por los Pirineos Orientales en la Asamblea Nacional. Tambi¨¦n es uno de las figuras m¨¢s destacadas del FN, y pareja de su l¨ªder, Marine Le Pen. Cr¨ªtico con la "posici¨®n r¨ªgida" de los independentistas y con el refer¨¦ndum unilateral, tambi¨¦n lo es con el presidente espa?ol, Mariano Rajoy y con el PP: "Si hubiesen negociado hace veinte a?os, no estar¨ªamos aqu¨ª". Diputado en un partido nacionalista franc¨¦s que en las ¨²ltimas elecciones presidenciales propon¨ªa sacar a Francia de euro, dice que observar¨ªa "con atenci¨®n" c¨®mo gestionar¨ªa Catalu?a una posible salida de la moneda com¨²n.
Aliot conoce al detalle la situaci¨®n al sur de la frontera. Visita con frecuencia en el pueblo valenciano de su familia. Y conoce Catalu?a. En verano, ¨¦l y Le Pen visitan con su fuera borda de siete metros pueblos catalanes como Port de la Selva o Cadaqu¨¦s.
"Espa?a es un pa¨ªs amigo, y nosotros ya tenemos suficientes problemas aqu¨ª. As¨ª que no vamos a preocuparnos de los de los dem¨¢s. En Perpi?¨¢n, lo que no quiero es que la agitaci¨®n catalana, espa?ola, se propague en territorio franc¨¦s", dice Aliot. "Hay que vigilar".
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