Los pueblos de los dos l¨ªderes
Carles Puigdemont y Oriol Junqueras proceden de dos municipios que viven el refer¨¦ndum de forma opuesta
La plaza porticada de Amer (Girona) es una bendici¨®n para un independentista: hay una estelada en cada balc¨®n. El logro es obra de la Asamblea Nacional Catalana local, que con una gr¨²a colg¨® cada bandera. En las m¨¢s de 15 casas que dan a la plaza solo viven 6 personas, seg¨²n uno de sus vecinos. La mayor¨ªa de viviendas est¨¢ vac¨ªa. Las banderas crean, sin embargo, un escenario perfecto para la plaza del pueblo del president, Carles Puigdemont.
La homogeneidad conseguida por la ANC en la plaza se parece bastante a la del resto de la localidad: en Amer m¨¢s de un 85% del censo vot¨® una opci¨®n independentista en las auton¨®micas de 2015: 1.233 personas de 1.459. Entre el PSC, el PP y Ciudadanos sumaron 153 votos.
En Sant Vicen? dels Horts, pueblo del vicepresidente de la Generalitat, Oriol Junqueras, a 20 kil¨®metros de Barcelona, la pasi¨®n independentista es menor. En el centro, las banderas independentistas dominan, pero en los barrios hay sobre todo espa?olas. Incluso hay una mujer que en el balc¨®n de su casa, en la calle Barcelona, ha colgado una espa?ola y una catalana y en la senyera ha tenido a bien advertir: "Soy catalana y espa?ola, no soy facha".
Ambos pueblos muestran situaciones distintas ante el refer¨¦ndum. En Amer hace a?os que Espa?a es algo lejano. En el Ayuntamiento cuelgan solo las insignias catalana y europea, con un tercer m¨¢stil vac¨ªo. Todos los concejales del gobierno municipal y de la oposici¨®n ¡ªPDeCAT, ERC y una lista local¡ª son independentistas. En Sant Vicen?, en cambio, no hay ninguna bandera en el Ayuntamiento. En octubre de 2016 una sentencia oblig¨® a colocar la espa?ola. El Ayuntamiento recurri¨®, seg¨²n el portavoz del gobierno municipal, Arnau Mata, as¨ª que "la sentencia no es firme". Mata no ha explicado, a pesar de varios mensajes, por qu¨¦ no mantienen solo la catalana y la europea, como en Amer.
El refer¨¦ndum en Amer ser¨¢ un paseo: "No habr¨¢ ning¨²n problema porque nadie se atreve a bloquear la entrada a 50 o 60 yayas", dice Salvador Clar¨¤, teniente de alcalde. Pero aunque alguien se atreva, tampoco ser¨ªa un problema: "Si nos precintan un local, usaremos otro". Clar¨¤ ha creado un grupo de Whatsapp donde anuncia actos sobre el refer¨¦ndum. Hay 195 miembros. Si el domingo hay problemas para votar, avisar¨¢ y los votantes ir¨¢n a otro lugar.
Los 12 locales de Sant Vicen? dels Horts no tienen en cambio alternativa: "En Sant Vicen? no tenemos plan b", dice Mata. El ¨¦xito de un independentista como Oriol Junqueras en un municipio tan diverso tiene una explicaci¨®n. En 2011 se present¨® aliado con una plataforma local y con unas siglas nuevas: Junts per Sant Vicen?. ERC iba en segundo plano. Junqueras qued¨® segundo tras la alcaldesa del PSC, Amparo Piqueras, que acumulaba un reguero de pol¨¦micas locales. Un pacto con CiU e Iniciativa, llev¨® a Junqueras a la alcald¨ªa. La carrera pol¨ªtica de Junqueras, que ya era eurodiputado, despeg¨®.
Una estrategia de siglas
En 2015 repiti¨® la estrategia de las siglas. Pas¨® de 6 a 9 concejales en una coalici¨®n a¨²n m¨¢s variada que en 2011. En el grupo municipal hay incluso miembros que no son independentistas: "Nos han dado libertad en algunas votaciones. Yo preferir¨ªa una rep¨²blica espa?ola", dice Fran Infante, concejal de Servicios Generales. "En Junt per Sant Vicen? solo hay electoralismo, no hay pol¨ªtica. Ninguno hab¨ªa hecho pol¨ªtica antes. Es una plataforma para ocupar un pueblo que no ha sido y no es independentista", dice Jordi Gil, portavoz de Iniciativa en el Ayuntamiento de Sant Vicen?.
Las plataformas c¨ªvicas presuntamente ajenas al partido son una especialidad de Junqueras. En Sant Vicen? tambi¨¦n naci¨® S¨²mate, la organizaci¨®n de independentistas castellanohablantes de donde salieron el diputado Gabriel Rufi¨¢n y el exl¨ªder de la CUP Antonio Ba?os.
La homogeneidad de Amer no impide que alg¨²n chalado o h¨¦roe esforzado pueda provocar un incidente. Hace unos d¨ªas, un joven con una estelada pas¨® por delante del bar donde todo el pueblo sabe que se re¨²nen parroquianos poco partidarios de la independencia. Hab¨ªa tres en una mesa en el exterior y el joven les grit¨®: "?Terroristas!". Seg¨²n el due?o del bar, uno de ellos cogi¨® un botell¨ªn y respondi¨®: "Ven aqu¨ª que te voy a hacer un piercing". Entre un concejal del pueblo y el due?o del local calmaron los ¨¢nimos de todos.
Estos min¨²sculos incidentes son casos aislados. A unos metros de la plaza de Amer est¨¢ la Pasteler¨ªa Puigdemont, que llevan dos hermanos del presidente catal¨¢n, y que se ha convertido en un lugar de peregrinaje: "Este fin de semana vino gente de toda Catalu?a y de fuera a darnos ¨¢nimos", dice Anna Puigdemont, que lleva un mapa de Catalu?a colgado en una cadena. "Deber¨ªa haber puesto un libro de firmas".
En Sant Vicen? tampoco hay noticia de incidentes. El jueves, en el mercadillo del pueblo, la mayor¨ªa de paseantes prefer¨ªa no hablar del refer¨¦ndum: "Yo no s¨¦ nada de pol¨ªtica, no s¨¦ ni leer", dijo una se?ora. "Yo no me meto mucho en pol¨ªtica, soy muy pac¨ªfico", dijo Francisco Rodr¨ªguez, de 62 a?os.
El auge de la movilizaci¨®n independentista tiene un origen concreto. "Antes de todo esto yo era solo catalana", dice Anna Puigdemont. Carme Esp¨ªgol, miembro de la ANC en Amer, recuerda cu¨¢ndo colg¨® la estelada en su balc¨®n. Fue algo como salir del armario, dice: "Fue cuando Espa?a estaba llegando a la final del Mundial. Sub¨ª a una loma y vi dos banderas espa?olas en balcones del pueblo. Quise poner entonces la que mejor me identificaba: la estelada". Lo que Esp¨ªgol no esperaba es que fuera tan dif¨ªcil encontrar una. Tuvo que mandar a que se le trajeran desde Olot. Nadie hab¨ªa detectado a¨²n que las banderas iban a ser en breve un negocio, tanto en Amer como en Sant Vicen? dels Horts.
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