A los que dudan: no vay¨¢is a votar

Si hay una votaci¨®n que nada tiene que ver con la democracia es la que se ha organizado este domingo en Catalu?a con la pretensi¨®n de conseguir la secesi¨®n unilateral de Espa?a. Aunque parezca mentira, es elemental la idea de que una votaci¨®n debe ser legal para que sea democr¨¢tica. El voto emitido sin previo acuerdo entre todos sobre la regla de juego por la que se rige la votaci¨®n es un mero panfleto, no tiene ning¨²n valor ni ninguna credibilidad. La exhibici¨®n de falta de escr¨²pulos democr¨¢ticos que hizo la mayor¨ªa independentista en el Parlamento catal¨¢n los d¨ªas 6 y 7 de septiembre debiera quitar las ganas de votar a cualquiera. Esta es la primera y m¨¢s elemental raz¨®n por la que nadie debe ir a votar, sea cual sea su ideolog¨ªa, incluida la independentista. No hay que ir a votar, fundamentalmente, porque se ha cambiado la regla de juego y no se han respetado los derechos de la minor¨ªa y por tanto no es una votaci¨®n democr¨¢tica.

Habr¨¢ quien vaya a votar para ver si consigue echar a Rajoy, como movilizaci¨®n contra el PP: Si no es un refer¨¦ndum que sea al menos una protesta. Tambi¨¦n se equivoca. Quien quiera echar al PP que calcule bien la jugada, porque con su voto le reforzar¨¢. Cuanto m¨¢s alta sea la participaci¨®n y m¨¢s ¨¢nimos tenga Puigdemont para proclamar la independencia, m¨¢s apoyos tendr¨¢ Rajoy en el conjunto de Espa?a, electorales sobre todo, y m¨¢s los tendr¨¢ tambi¨¦n en una Uni¨®n Europea cada vez m¨¢s hostil al independentismo. El mensaje que llega desde Bruselas, Berl¨ªn y Par¨ªs, a trav¨¦s de los rotativos pol¨ªticos mejor conectados con el poder, es bien claro: la UE no admitir¨¢ una declaraci¨®n unilateral de independencia y ser¨¢n Macron y Merkel quienes le pedir¨¢n a Rajoy que termine de una vez con el disparate, en el momento en que la econom¨ªa tiene viento de cola y la UE cuenta con la oportunidad de hacer un salto hacia adelante en su integraci¨®n.

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Habr¨¢ quien piense en ir a votar, pensando que reforzar¨¢ a Puigdemont y Junqueras para negociar una mejora del autogobierno que inevitablemente se deducir¨¢ de la votaci¨®n. Craso error. Votar hoy sirve exactamente para lo contrario. Cuanto m¨¢s gente participe hoy, m¨¢s dif¨ªcil ser¨¢ una buena negociaci¨®n en condiciones, de la que surja una ampliaci¨®n del autogobierno como desean muchos catalanes, y con mayor raz¨®n todav¨ªa si de la votaci¨®n se deduce, como es lo m¨¢s l¨®gico, una declaraci¨®n unilateral de independencia que pondr¨¢ en peligro directamente los actuales niveles de autogobierno y algunas competencias concretas, como seguridad, ense?anza y medios de comunicaci¨®n, que han sido manoseadas y utilizadas de forma partidista por Puigdemont.

Se entiende que quien sea independentista, de toda la vida o de reciente adscripci¨®n, tenga pocas dudas sobre si debe ir a votar. Debiera al menos tenerlas si se considera dem¨®crata, liberal y europe¨ªsta, caracter¨ªsticas todas ellas incompatibles con este final tan pat¨¦tico del Proc¨¦s, en manos del rupturismo con la legalidad, entregado a las pr¨¢cticas m¨¢s iliberales y en direcci¨®n contraria a la construcci¨®n de una Europa unida, en paz y seguridad. La independencia a las bravas no se producir¨¢ e incluso alejar¨¢ la posibilidad de que alg¨²n d¨ªa se haga por caminos democr¨¢ticos, liberales y europe¨ªstas.

Quedan por convencer a los que dudan porque est¨¢n a favor del derecho a decidir. Joan Coscubiela, en su ya famosas intervenciones parlamentarias de los d¨ªas 6 y 7 de septiembre dio con los argumentos m¨¢s claros respecto a la cuesti¨®n. Las chapuceras leyes de desconexi¨®n que han servido para convocar el refer¨¦ndum erosionan el derecho a decidir y hacen mucho m¨¢s dif¨ªcil el refer¨¦ndum legal y pactado que Coscubiela ha propugnado desde que empez¨® el Proc¨¦s.

En resumen, cada voto este domingo depositado servir¨¢ exactamente para lo contrario de lo que la propaganda ha pretendido inculcar en los ciudadanos. Har¨¢ m¨¢s dif¨ªcil el refer¨¦ndum correcto y posible, m¨¢s dificultosa la ampliaci¨®n del autogobierno catal¨¢n y todav¨ªa m¨¢s ut¨®pica la independencia en el marco de la Europa a la que pertenecemos. Los ¨²nicos argumentos al final irrebatibles son los que afectan a la zona de las emociones y los sentimientos, que apelan el honor y la dignidad de Catalu?a y a la humillaci¨®n del pueblo catal¨¢n. Pero este tipo de apelaciones debieran suscitar las mayores sospechas porque, al no pertenecer al territorio de la raz¨®n, son los de m¨¢s f¨¢cil manipulaci¨®n por parte de los gobiernos. Quien vote no lo har¨¢ convencido con la cabeza, sino con las tripas y el coraz¨®n. No es buena cosa ciertamente, y da que pensar sobre c¨®mo hemos podido llegar hasta aqu¨ª.

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