Sentencias contradictorias sobre las bofetadas a los hijos
Los jueces condenan y absuelven a los padres que agreden a los ni?os con un guantazo
La gresca familiar suele empezar de forma muy parecida. Con uno o varios de estos elementos: horas de m¨®vil al por mayor, habitaci¨®n desordenada desde hace d¨ªas, malas notas, o¨ªdos sordos a cualquier petici¨®n de los padres¡ A partir de ah¨ª, cada familia resuelve de un modo distinto. En ocasiones, las menos, la situaci¨®n acaba con un tortazo del adulto al menor. Y, tambi¨¦n a veces, ese bofet¨®n acaba siendo dirimido ante su se?or¨ªa, denuncia mediante del agredido o del c¨®nyuge o, con frecuencia,, del exc¨®nyuge. A partir de ah¨ª, el resultado es dif¨ªcil de predecir. Los jueces no aplauden en general el m¨¦todo del bofet¨®n pero al llegar al apartado de la sentencia, con frecuencia suelen encontrar la justificaci¨®n que rebaja la importancia del bofet¨®n y lo saca de la categor¨ªa del maltrato familiar. La pena m¨¢s com¨²n, cuando hay condena, es unos meses de c¨¢rcel (que normalmente no hay que cumplir), trabajo comunitario o alejamiento del menor.
La disparidad de criterios se ha mostrado en los juicios por dos tortazos recientes de este verano. En agosto, una adolescente de 15 a?os, lleg¨® a su casa de Garrucha (Almer¨ªa) sobre la medianoche, un poco m¨¢s tarde de la hora fijada por su padre. Nada raro hasta ah¨ª. Y nada raro el que, como en tantas familias, esa tardanza disparara una discusi¨®n. Y tambi¨¦n lleg¨® lo menos deseable: el progenitor le dio un par de bofetadas a su hija. Tres semanas despu¨¦s, un juez condenaba al adulto a siete meses y medio de prisi¨®n y alejamiento f¨ªsico y virtual del padre respecto de su hija de un a?o, siete meses y 15 d¨ªas. La sentencia est¨¢ recurrida.
Un mes despu¨¦s, el 4 de septiembre, en su casa de Albolote (Granada), Luis, de 14 a?os, discut¨ªa con su madre. Ocho suspensos ten¨ªan la culpa. La madre tir¨® del recurso habitual: el m¨®vil queda requisado. El ni?o, no obstante, lo cogi¨®. Llegados a ese punto, todo lo pendiente sale a la luz: que si el cuarto desordenado, que si golpes en la puerta del hijo, gritos y malas contestaciones. El final, de nuevo, el menos deseado: bofet¨®n de la madre al ni?o. Tres semanas despu¨¦s, el caso se dirim¨ªa ante un juez que ha considerado que el tortazo no debe ser considerado delito de violencia o maltrato familiar y exoneraba a la madre. Dos discusiones familiares que acaban con bofetones similares pero con sentencias radicalmente opuestas.
?Por qu¨¦ esta variabilidad? Para Luis Guerrero, abogado del caso de Garrucha, ¡°cada juez entiende la correcci¨®n de manera distinta¡±; Mar¨ªa Luisa Ruiz, letrada del caso de Albolote, reconoce que en estos casos ¡°ni los jueces se ponen de acuerdo¡±. En sede judicial lo que se dirime es si el bofet¨®n es violencia familiar y si es un modo aceptable o no de correcci¨®n educativa. A ello se le a?aden las diversas realidades familiares.
Valle G¨®mez Herrera, magistrada del Juzgado Penal 1 de Ja¨¦n, considera que, ¡°en la sala de juicios, cada caso es distinto, con sus circunstancias peculiares, y el juez ha de valorar cada uno de esos elementos a partir del sentido com¨²n: que haya intencionalidad de corregir y no de maltratar o cu¨¢les son las circunstancias familiares.¡±. ?Pueden obedecer las diferentes sentencias a la ideolog¨ªa de cada juez,a su visi¨®n de la familia?. ¡°No depende tanto de la ideolog¨ªa como de una valoraci¨®n de los hechos y sus circunstancias¡±, defiende la juez. En el caso de la absoluci¨®n de Albolote, por ejemplo, el juez considera que el bofet¨®n ¡°no fue excesivo ni desproporcionado¡±. En el caso de Garrucha, con padre condenado, el tribunal opina que existe ¡°extralimitaci¨®n en su derecho de correcci¨®n, pues cuando ejerce el mismo, tiene que ser a trav¨¦s de actos que beneficien a la menor¡±. Y a?ade: ¡°el uso de la violencia en este grado en forma alguna puede estar permitido¡±.
Curiosamente, tanto en el caso de Garrucha como en el de Albolote ¨Cy en la inmensa mayor¨ªa de los casos¨C la Fiscal¨ªa se muestra menos flexible en sus peticiones de pena. Para los fiscales, el bofet¨®n siempre es constitutivo de delito. La raz¨®n la explica la magistrada G¨®mez Herrera: ¡°En estos casos, la Fiscal¨ªa siempre parte de los hechos objetivos, sin elementos circunstanciales. Es en el plenario, en el juicio, donde toca valorar esas otras circunstancias¡±.
L¨ªmites
Carmen L¨®pez-Rendo, vocal de la Asociaci¨®n Espa?ola de Abogados de Familia, sit¨²a el l¨ªmite entre la culpabilidad y la inocencia en ¡°el ¨¢nimo de lesionar, en la extralimitaci¨®n de la fuerza, en la tiran¨ªa que pudiera ejercer el miembro fuerte de la familia sobre el m¨¢s d¨¦bil y en el comportamiento previo del hijo¡±.
Para L¨®pez-Rendo existe el derecho de un padre o una madre a la correcci¨®n y ¡°en ocasiones, corregir puede requerir un bofet¨®n¡±. En cualquier caso, a?ade, ¡°la extralimitaci¨®n en esa correcci¨®n es un delito¡±. No lo considera as¨ª Catalina Perazzo, portavoz de Save the Children, una ONG dedicada a la lucha contra la pobreza infantil, los malos tratos y en general, la salvaguarda de los derechos de los ni?os. Para Perazzo, ¡°ning¨²n tipo de violencia es tolerable. Nunca tiene fines educativos y el uso del bofet¨®n, o de la violencia en general, es el s¨ªntoma de que todos los dem¨¢s recursos han fracasado¡±.
Un asunto colateral a todo esto del bofet¨®n es qui¨¦n interpone la denuncia. No siempre ¨Co casi nunca¨C son los hijos quienes acuden al juzgado. En el caso de Almer¨ªa, con padres separados de por medio, fue el otro c¨®nyuge quien denunci¨® al enterarse de lo ocurrido un d¨ªa despu¨¦s. En el de Albolote, un vecino coment¨® los hechos con un tercero que present¨® denuncia e hizo que la Guardia Civil se presentara en el domicilio familiar. En ocasiones, explica Carmen L¨®pez-Rendo ¡°la denuncia se usa, sobre todo, para utilizarla contra alguien¡±. Adem¨¢s, se supone que el derecho penal est¨¢ para utilizarse bajo el criterio de intervenci¨®n m¨ªnima pero, como cuenta la magistrada G¨®mez Herrera, ¡°nadie conf¨ªa en la justicia pero, al final, todo el mundo est¨¢ ah¨ª¡±.
Un a?o para preparar una nueva ley
Hace 10 a?os, el art¨ªculo 154 del C¨®digo Civil perdi¨® su ¨²ltima frase, aquella que permit¨ªa a los padres ¡°corregir razonablemente y moderadamente a sus hijos¡±. Era el resquicio que permit¨ªa dar un bofet¨®n aqu¨ª o all¨¢. Con esa p¨¦rdida, el bofet¨®n entra en el c¨®digo penal como violencia o maltrato familiar, aunque los jueces suelen acudir a la jurisprudencia, teor¨ªa del derecho y a su propio sentido de la vida familiar y sus circunstancias para evitar condenas penales.
Todo ello da lugar a sentencias dispares. Catalina Perazzo, portavoz de Save the Children, anuncia que la suya y otras organizaciones han conseguido un compromiso de los partidos parlamentarios para que en 12 meses se inicie el tr¨¢mite de la que ser¨¢ la nueva Ley para la erradicaci¨®n de la violencia contra la infancia y la adolescencia.
El objetivo es, siguiendo la estela de la ley contra la violencia de g¨¦nero, conseguir que disminuya la violencia contra los menores, aclarar la situaci¨®n. Quieren incluir, adem¨¢s, penas educativas que acompa?en ¨Co sustituyan¨C a las penales.
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