Un ri?¨®n de r¨¦cord

¡°La situaci¨®n es incompatible con la vida¡±. Cuando Mar¨ªa Jes¨²s Fern¨¢ndez, de 55 a?os, escuch¨® estas palabras ten¨ªa 26 y su d¨ªa a d¨ªa dio un giro radical. Dej¨® un trabajo, a sus amigos, volvi¨® a su pueblo y empez¨® a acudir a di¨¢lisis. Ten¨ªa una insuficiencia renal terminal. Este mes, Fern¨¢ndez est¨¢ de aniversario. Se cumplen 25 a?os desde que se le realiz¨® un trasplante de ri?¨®n. Los mismos que hace que Espa?a es l¨ªder mundial en este tipo de operaciones, con casi 100.000 intervenciones durante este periodo.

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¡°Ten¨ªa que estar pendiente de una m¨¢quina. Hay veces que no volv¨ªa bien de la di¨¢lisis y ten¨ªa que acostarme y renunciar al resto de actividades que pudiera hacer¡±, recuerda Fern¨¢ndez, que ahora trabaja como telefonista para el SESCAM, el Servicio de Salud de Castilla-La Mancha. Una rutina condicionada por las visitas al hospital que dista mucho de las idas y venidas, los viajes y las caminatas de ahora. Viendo la energ¨ªa con la que Fern¨¢ndez habla y se mueve cuesta creer que alguna vez su vida dependiera de una m¨¢quina. ¡°Antes ten¨ªa energ¨ªa, pero ahora m¨¢s. No es solamente un ¨®rgano que te han puesto, es algo que se siente dentro¡±, afirma. Los trasplantes de ri?¨®n como el suyo son los que m¨¢s se realizan en Espa?a, seguidos de los hep¨¢ticos, cardiacos y pulmonares.

Si hay un momento grabado a fuego en la memoria de los trasplantados es el de la aparici¨®n de un posible donante. Para Fern¨¢ndez, la llamada lleg¨® una madrugada despu¨¦s de tres a?os de espera. ¡°No lograban localizarme y vinieron a buscarme. Mi vecina me dijo: Mar¨ªa Jes¨²s, hay un hombre dando voces preguntando por ti. Era mi cu?ado. Yo le dije: ?Abre que es el trasplante!¡±, recuerda, consciente de que, en aquel momento, las opciones de recibir un ¨®rgano eran mucho menores que ahora. En 1992, se realizaron alrededor de 1.500 trasplantes renales frente a los casi 3.000 de 2016. ¡°Pensaba que no me iba a tocar a la primera¡±, asegura.

Un engranaje perfecto

En la realizaci¨®n de un trasplante todo funciona como ¡°la maquinaria de un reloj¡±. As¨ª lo describe Andr¨¦s Varela, de 63 a?os y jefe del Servicio de Cirug¨ªa Tor¨¢cica del hospital Puerta de Hierro, en Majadahonda (Madrid). Desde hace 26 a?os, cuando inici¨® el Programa de Trasplante Pulmonar, ¨¦l es una de las piezas imprescindibles en ese engranaje.

Escucharle hablar sobre algunas de sus experiencias es como asistir a un relato de ciencia ficci¨®n. "Nos avisaron de que hab¨ªa un ciclista que hab¨ªa fallecido. Cuando me trajeron la nevera con los pulmones eran gigantes y no entraban en la cavidad del receptor. Recortamos el pulm¨®n hasta que tuvo un tama?o adecuado¡±, cuenta sin darle demasiada importancia. Varela es consciente de que, gracias a los avances de equipos como el suyo, la tasa actual de supervivencia de sus pacientes a los cinco a?os es de un 70%, seg¨²n datos de la Organizaci¨®n Nacional de Trasplantes.

Con m¨¢s de 700 intervenciones de este tipo a sus espaldas -entre ellas, el primer trasplante bipulmonar en el mundo con un donante en parada card¨ªaca- a este cirujano de 63 a?os le sigue asaltando el mismo pensamiento antes de entrar en quir¨®fano. ¡°Primero, pienso en el paciente. Sean ni?os o adultos, es la ¨²nica oportunidad que tienen para vivir¡±. Pero no acaba ah¨ª. Varela recalca que donantes, familiares y personal m¨¦dico son una parte esencial en el proceso.

Raquel Nieto es una de esas pacientes en las que una vez pens¨® el doctor Varela. A los 42 a?os le diagnosticaron una fibrosis pulmonar idiop¨¢tica en estado muy avanzado. Los m¨¦dicos no le daban un a?o de vida. En ese momento, dej¨® su trabajo en una consulta privada y su enfermedad se apoder¨® de la rutina de la familia. ¡°Mi hijo de nueve a?os ven¨ªa a verme todas las tardes al hospital. Ve¨ªa el deterioro de su madre y su posible muerte.¡±, relata.

A Nieto, la oportunidad para seguir viviendo le lleg¨® tras dos meses y medio ingresada en el hospital. ¡°Por un lado, se abre la puerta a la esperanza, pero por otro me entr¨® el p¨¢nico porque ve¨ªa a mis hijos y a mi familia y pensaba que pod¨ªa ser la ¨²ltima¡±, recuerda. En su caso, la recuperaci¨®n fue lenta y no estuvo exenta de obst¨¢culos. Pas¨® tres meses en la UCI despu¨¦s de la operaci¨®n y entr¨® varias veces en coma. ¡°Me cost¨®, pero cada paso hacia adelante me acercaba a la normalidad¡±, concluye.

Comer aquello que antes ten¨ªa prohibido, volver a estar con sus hijos, ir sola al ba?o o ser capaz de peinarse. Peque?os actos sin importancia para la mayor¨ªa de personas que, para Nieto y otros trasplantados saben a victoria: ¡°Cuando nos dan una nueva vida parece que vamos a hacer cosas incre¨ªbles. Yo siempre digo que somos personas que lo que queremos es retomar cosas cotidianas¡±.