La ca¨ªda de la secuestradora del ata¨²d
La Guardia Civil detiene en Asturias a la madrile?a Isabel Mazarro, acusada en M¨¦xico de raptar y extorsionar a gente adinerada y mantenerla cautiva en f¨¦retros
A sus 39 a?os, la madrile?a Isabel Mazarro G¨®mez de Santiago llevaba una vida aparentemente tranquila en San Miguel de Allende, una localidad del estado mexicano de Guanajuato. Viv¨ªa en un enorme chal¨¦ de dos plantas, justificaba su alto nivel de vida en los supuestos negocios inmobiliarios de su marido y dedicaba el tiempo libre a practicar yoga. Sin embargo, el pasado 30 de mayo su vida cambi¨® de modo radical. Ese d¨ªa, su pareja, el chileno Ra¨²l Julio Escobar Poblete, era detenido por la polic¨ªa del pa¨ªs norteamericano como presunto cabecilla de una banda especializada en secuestros que reten¨ªa a sus v¨ªctimas durante el cautiverio dentro de ata¨²des. Su arresto se produjo cuando Escobar intentaba cerciorarse de que llegaba a la familia de su ¨²ltima v¨ªctima el dedo cortado de esta con el que pretend¨ªa forzar a pagar el rescate de 6 millones de d¨®lares que exig¨ªa.
Tras su detenci¨®n, Ra¨²l Julio Escobar ¡ªque antes hab¨ªa encabezado un grupo terrorista de ultraizquierda en su pa¨ªs de origen autor de un secuestro y un asesinato¡ª hizo dos llamadas desde comisar¨ªa. Una fue, precisamente, a Isabel, a la que le dio un escueto y enigm¨¢tico mensaje: "Suelta el paquete del caj¨®n". Poco despu¨¦s, Nancy Michell Kendall, la jubilada norteamericana a la que la banda de Escobar hab¨ªa secuestrado dos meses y medio antes y a la que hab¨ªa amputado el me?ique, era puesta en libertad. Tres d¨ªas m¨¢s tarde, la madrile?a tomaba un avi¨®n y volv¨ªa a Espa?a, de donde hab¨ªa salido seis a?os antes junto a su hijo, su hermana y otros miembros de su familia en busca de fortuna en M¨¦xico.
Durante los meses siguientes, Isabel llev¨® una vida discreta en la que evit¨® dejar rastro de su presencia. Aunque utiliz¨® su documentaci¨®n espa?ola para pasar los controles del aeropuerto Adolfo Su¨¢rez-Barajas ¡ªentonces las autoridades mexicanas no hab¨ªan dictado la orden de detenci¨®n internacional y no dispar¨® las alertas policiales¡ª a partir de ese momento evit¨® poner a su nombre cuentas, tarjetas de cr¨¦dito y alquileres. Hab¨ªa hecho desvanecerse cualquier rastro. Mientras tanto, el juez mexicano que instru¨ªa la causa contra la banda de su pareja dictaba una orden de busca y captura contra ella tras conocer el contenido de aquella llamada de Ra¨²l Julio y la inmediata liberaci¨®n de la v¨ªctima. El 25 de septiembre, llegaba a Madrid una petici¨®n de la Procuradur¨ªa General de la Rep¨²blica (la fiscal¨ªa mexicana) en la que solicitaba a la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil la localizaci¨®n y detenci¨®n de la mujer ante la sospecha de que pudiera estar en Espa?a.
Corte de dedos y m¨²sica a todo volumen
La justicia mexicana relaciona a la banda presuntamente dirigida por la pareja de Isabel Mazarro con, al menos, cinco secuestros, adem¨¢s de otros en Brasil y Chile. Una de sus v¨ªctimas en el pa¨ªs norteamericano fue el hostelero Carlos Araiza Torres, al que el grupo mantuvo durante diez meses secuestrado, la mayor parte del tiempo dentro de un ata¨²d. Adem¨¢s, los integrantes de la banda le pon¨ªan en ocasiones m¨²sica a todo volumen durante 24 horas para que no pudiera dormir. Al ex senador Diego Fern¨¢ndez de Cevallos lo mantuvo retenido siete meses. Su ¨²ltima v¨ªctima fue la norteamericana Nancy Michell Kendall, a la que no dud¨® en cortar un me?ique para presionar a la familia a pagar. Para ello, la banda de Escobar introdujo el dedo en un paquete y se lo entreg¨® a un taxista para que lo entregara en el domicilio de la v¨ªctima. Para asegurarse que lo recib¨ªa, lo sigui¨® en una furgoneta, lo que provoc¨® el temor del primero a ser asaltado. Una llamada del taxista a la Polic¨ªa propici¨® su detenci¨®n y la posterior huida de Isabel a Espa?a.
Se iniciaba entonces una investigaci¨®n del Grupo de Huidos de la Justicia de la UCO que un mes despu¨¦s ha permitido el arresto de Isabel Mazarro en Llantones, una peque?a aldea de los alrededores de Gij¨®n. Los primeros pasos de los agentes se dirigieron, sin embargo, a Madrid, de donde era originaria la huida. Y, en concreto, a la calle Alcalde S¨¢inz de Baranda, donde la mujer hab¨ªa vivido hasta su marcha a?os antes a M¨¦xico y donde hab¨ªa situado en su d¨ªa la sede social de una empresa de venta al por mayor de tejidos. De hecho, a¨²n figuraba como empadronada all¨ª. Sin embargo, all¨ª casi nadie sab¨ªa qui¨¦n era y los pocos que la recordaban aseguraron que no la hab¨ªan vuelto a ver desde que cruzara el oc¨¦ano Atl¨¢ntico.
Tras descartar que pudiera estar en M¨¢laga, donde los agentes sospechan que pas¨® algunos d¨ªas del verano, las pesquisas se centraron en la localidad alicantina de Denia, donde resid¨ªan su madre y una de sus hermanas. Adem¨¢s, en el registro mercantil aparec¨ªa una empresa para comercializar al por mayor productos de perfumer¨ªa a nombre de su hijo veintea?ero con domicilio social en el mismo municipio. Los agentes se desplegaron durante los primeros d¨ªas de octubre en los alrededores de la vivienda de la familia a la espera de encontrar a Isabel, pero solo pudieron localizar a su progenitora. A esta le oyeron hablar con sus amigas de que sus hijas se hab¨ªan ido "al norte" el 6 de octubre.
Las pesquisas se centraron a partir de ese momento en el Principado, donde los agentes detectaron en Llantones, una aldea de poco m¨¢s de 150 habitantes, el alquiler de una casa a nombre de su hermana. Poco despu¨¦s de las seis de la tarde del pasado lunes, y mientras paseaba con su hijo y dos perros por el campo de los alrededores de la vivienda donde viv¨ªa, los agentes de la UCO la pidieron que se identificara. Ella lo hizo con su nombre verdadero. Fue inmediatamente detenida. No sab¨ªa que la justicia de M¨¦xico la hab¨ªa puesto en busca y captura, pero desde el primer momento tuvo claro por qu¨¦ la arrestaban. Las autoridades del pa¨ªs norteamericano la reclaman por un delito de secuestro agravado, penado con hasta 90 a?os de c¨¢rcel. El juez de la Audiencia Nacional que tramita su extradici¨®n, Ismael Moreno, orden¨® al d¨ªa siguiente su puesta en libertad provisional con la obligaci¨®n de entregar su pasaporte y presentarse todas las semanas ante el juzgado. Su pareja, el jefe de la banda que secuestraba en ata¨²des, espera en una c¨¢rcel mexicana.
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