No era una bomba nuclear, sino un misil certero

Ahora ya sabemos, al fin, qu¨¦ es el art¨ªculo 155 y tambi¨¦n sabemos que funciona y c¨®mo funciona. Sirve para destituir al Gobierno de una comunidad aut¨®noma que se sit¨²a fuera de la ley gracias a una mayor¨ªa parlamentaria suficiente para controlar las instituciones. Hab¨ªa muchas dudas sobre su utilidad e incluso sobre sus efectos. Algo est¨¢ ya bien claro: ha sido fulminante. Ahora s¨ª que puede decirse con toda propiedad, sobre todo despu¨¦s del primer d¨ªa laborable, que ha quedado bien claro qu¨¦ legislaci¨®n tiene vigencia en Catalu?a, la Constituci¨®n espa?ola, y qu¨¦ Gobierno es el responsable de todo lo que sucede en su territorio, el que preside Mariano Rajoy.

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El art¨ªculo 155 ten¨ªa funciones disuasivas, como la bomba nuclear. Con su car¨¢cter coercitivo, serv¨ªa para convencer a las comunidades aut¨®nomas sobre la necesidad de cumplir la Constituci¨®n en su territorio. Su indefinici¨®n permiti¨® pensar que pod¨ªa convertirse en una absorci¨®n de una administraci¨®n por otra y en una anulaci¨®n de la autonom¨ªa. Es lo que hubiera sucedido en caso de que se hubiera aplicado en la versi¨®n de seis meses solicitada inicialmente al Senado. Los sectores m¨¢s centralistas del PP y de C¡¯s so?aban incluso en convertirlo en el instrumento de recuperaci¨®n de las competencias m¨¢s pol¨¦micas, educaci¨®n, finanzas, medios de comunicaci¨®n y orden p¨²blico, que son las que el gobierno de Puigdemont ha utilizado de forma m¨¢s insidiosa para organizar el refer¨¦ndum y luego preparar la independencia.

No ha hecho falta nada de todo esto. Ni un sola competencia ha sufrido. Al contrario, el art¨ªculo 155 ha servido para defender el autogobierno catal¨¢n; y el instrumento utilizado para conseguirlo ha sido la disoluci¨®n del parlamento, el m¨¢s democr¨¢tico que pueda haber. Nadie podr¨¢ alegar dentro y fuera de Espa?a que no se busca el consenso de los gobernados, expresado de la forma m¨¢s democr¨¢tica que existe, que es el de las elecciones multipartidistas propias de los sistemas liberales de democracia representativa.

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Ahora s¨ª que hay prisa

Rep¨²blica nonata, a?o cero, poder cero

Es la hora de la bandera negra

El ¨¦xito de Rajoy con la disoluci¨®n es deslumbrante. Ha prestigiado a Espa?a como sociedad y a Espa?a como Estado de derecho. Ha prestigiado la democracia representativa frente a los populismos. A pesar de sus cinco a?os de inmovilismo, ha resuelto la crisis r¨¢pida y limpiamente, cumpliendo as¨ª la demanda que se le hac¨ªa desde las capitales europeas.

Lo siento mucho por los obsesos contra el PP, pero el tanto que se ha apuntado el partido del gobierno ante la opini¨®n espa?ola e internacional es de los que hacen ¨¦poca. Solo faltaba la demostraci¨®n ayer lunes de la eficacia de su decisi¨®n, con la excelente reacci¨®n de la bolsa. Quir¨²rgica, minimalista, tan breve como los son los plazos para celebrar elecciones, esta aplicaci¨®n del 155 intensiva solo puede encontrar el rechazo de los directamente afectados o la estupefacci¨®n dubitativa de los beat¨ªficos equidistantes como Ada Colau.

Pol¨ªticamente, adem¨¢s, es un golpe certero al independentismo, pues le obliga a concentrarse en una dif¨ªcil campa?a electoral, en vez de seguir bregando por dar una ficci¨®n de vida a la rep¨²blica nonata, falsamente proclamada el 27 de octubre. Solo faltaban las peripecias rocambolescas de Puigdemont y sus consejeros fugados a B¨¦lgica, que terminar¨¢n lastrando al independentismo ante las elecciones, sobre todo por el rid¨ªculo colosal al que ha llegado, justo en el momento en que se encuentra bajo la mayor intensidad de los focos medi¨¢ticos de todo el mundo.

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