Los zombis de la desinformaci¨®n
Una legi¨®n de cuentas automatizadas recorre las redes avivando incendios informativos
Ivan (@Ivan226622) posa sonriente en su perfil de Twitter. Comparte mesa y mantel con tres mujeres de rasgos asi¨¢ticos en un concurrido restaurante. "Me encanta la tecnolog¨ªa y las noticias econ¨®micas. ?Por favor, s¨ªgueme ahora! :)", indica en su presentaci¨®n en la red social a la que se uni¨® en noviembre de 2012. Desde entonces ha escrito 596.000 mensajes, es decir, una media de 326 post diarios en Twitter. Tiene 1.324 seguidores. Rick (@rickrick888) se presenta como "el Le¨®n de Judea". Su foto de perfil es un enorme le¨®n de mirada desafiante. Entr¨® a Twitter en marzo de 2009. Ha escrito 652.000 mensajes en esta red social, una media de 198 mensajes al d¨ªa. Tiene 1.905 seguidores. Bobbit (@bobbit2266) dice que vive en "El Universo". Se representa como un tigre y su lema es "ver lo invisible puede lograr lo imposible". Accedi¨® por primera vez a Twitter en octubre de 2009. Tiene 1.473 seguidores y publica una media de 143 mensajes al d¨ªa. Ivan, Rick y Bobbit aparentan ser distintas personas con vidas reales. Sin embargo, siempre hablan de lo mismo y a las mismas horas. Sus mensajes se publican al mismo tiempo las 24 horas del d¨ªa y sus fuentes son siempre las mismas: principalmente, los medios rusos RT News y Sputnik. Del 29 de septiembre al 9 de octubre, Ivan, Rick y Bobbit difundieron, cada uno de ellos, 139 noticias creadas por RT y Sputnik sobre Catalu?a, la mayor¨ªa de ellas erosionaban la imagen de las instituciones espa?olas
Ivan, Rick y Bobbit son zombis. Forman parte de una legi¨®n de caminantes blancos que, armados con garrafas de gasolina informativa, recorren las conversaciones digitales avivando aquellos incendios que sus generales ordenan propagar. A comienzos de octubre este ej¨¦rcito inanimado decidi¨® movilizar sus tropas en el debate sobre la independencia de Catalu?a. El 87% de las 65 cuentas de Twitter que m¨¢s contenido de RT y Sputnik compartieron en redes sociales sobre la celebraci¨®n del refer¨¦ndum presentan evidentes indicios de estar gestionadas de manera autom¨¢tica. Esta legi¨®n de perfiles digitales no humanos contribuy¨® de manera decisiva a que el conglomerado ruso fuera el cuarto grupo de comunicaci¨®n m¨¢s influyente en la conversaci¨®n digital sobre Catalu?a.
La crisis econ¨®mica e institucional que sacudi¨®, principalmente, a Europa, Oriente Medio y Estados Unidos en 2008 deriv¨® en una traum¨¢tica ruptura del contrato social que vinculaba a los ciudadanos con sus instituciones p¨²blicas y erosion¨® gravemente la confianza de la opini¨®n p¨²blica en los medios de comunicaci¨®n tradicionales.
El comprensible y justificado malestar ciudadano provocado por la crisis econ¨®mica, la disminuci¨®n de la oferta de servicios p¨²blicos y el surgimiento de innumerables casos de corrupci¨®n pol¨ªtica coincidi¨® en el tiempo con una revoluci¨®n tecnol¨®gica que transform¨® la manera en la que se construye la opini¨®n p¨²blica.
Las instituciones, los gobiernos y los medios tradicionales han perdido el monopolio en la elaboraci¨®n y distribuci¨®n de mensajes hegem¨®nicos y eficaces entre los ciudadanos. Cualquier persona, organizaci¨®n, grupo o movimiento puede ya competir con gobiernos y reconocidos grupos medi¨¢ticos en la elaboraci¨®n y distribuci¨®n de mensajes, sentimientos, incluso nuevos alineamientos identitarios. Sin embargo, las m¨²ltiples consecuencias positivas de la democratizaci¨®n del debate p¨²blico est¨¢n siendo ensombrecidas por una utilizaci¨®n tramposa, encubierta y sistem¨¢tica de las nuevas plataformas de comunicaci¨®n para ocasionar de manera deliberada disrupciones negativas en los sistemas de gobierno, las instituciones, incluso las empresas, para ahondar en la crisis de confianza con los ciudadanos y acelerar la ruptura del contrato social que sostiene la legitimidad de los estados-naci¨®n.
De la misma manera que en el siglo XV la invenci¨®n de la imprenta provoc¨® radicales cambios en la gobernanza y dio origen a la edad moderna, el advenimiento de las nuevas tecnolog¨ªas de la informaci¨®n y de las redes sociales ha provocado un terremoto pol¨ªtico cuyas consecuencias son inquietantes y a¨²n imprevisibles.
La leg¨ªtima frustraci¨®n de millones de ciudadanos con sus instituciones, la ruptura del contrato social y la revoluci¨®n de las telecomunicaciones han formado la tormenta perfecta en la que se han forjado a comienzos del siglo XXI el resurgir de nacionalismos, populismos y extremismos religiosos que est¨¢n sacudiendo los cimientos de las naciones-estado modernas y el corrompiendo el coraz¨®n de las democracias liberales.
No se puede explicar, por ejemplo, el ascenso fulgurante de Estado Isl¨¢mico a comienzos de 2014 sin analizar su campa?a de disrupci¨®n digital. 35.000 j¨®venes de 100 pa¨ªses de todo el mundo se vieron seducidos por una narrativa emocionante, culturalmente familiar y distribuida de manera masiva y segmentada a diferentes audiencias. 1.500 campa?as de distribuci¨®n de v¨ªdeos profesionales en tres a?os; 35 productoras audiovisuales, cientos de miles de cuentas troll en redes sociales... El Califato comunic¨® en tres a?os m¨¢s y mejor que cualquier instituci¨®n p¨²blica u organismo multilateral.
Guionistas y community managers forman las unidades de ¨¦lite de una confrontaci¨®n mundial en plena escalada b¨¦lica. El resurgimiento de los nuevos extremismos, nacionalismos y populismos est¨¢ fundado en la creaci¨®n de una narrativa ¨¦pica, maniquea, sentimental, victimista y basada en medias verdades que canalizan y dan respuestas sencillas al leg¨ªtimo malestar ciudadano. Estas narrativas, m¨¢s centradas en aumentar el descontento que en buscar soluciones, se publican en redes de escasa credibilidad y se distribuyen mediante perfiles digitales que en muchas ocasiones act¨²an desde las trincheras del anonimato o directamente forman parte de legiones de zombies controlados por robots.
El escenario dibujado en 1999 por los generales chinos Qiao Liang y Wang Xiangsui en su definici¨®n de Guerra irrestricta se est¨¢ cumpliendo al pie de la letra: "Podemos mencionar una serie de medios y de nuevos m¨¦todos utilizados para luchar en una guerra no militar. Algunos de estos m¨¦todos existen, pero otros existir¨¢n en el futuro. Estos nuevos medios y m¨¦todos de guerra incluyen la guerra psicol¨®gica (difundir rumores que intimiden al enemigo y destruyan su estado de ¨¢nimo) y la guerra de comunicaci¨®n (manipular lo que los ciudadanos ven y oyen para liderar la opini¨®n p¨²blica)".
La supervivencia de los estados-naci¨®n modernos y de las democracias liberales pasa, en primer lugar, porque las instituciones p¨²blicas recuperen la confianza en los ciudadanos y restituyan el contrato social. Urge que partidos pol¨ªticos y gobiernos lideren de manera valiente y eficaz la lucha contra la corrupci¨®n y vigilen para que el progreso no deje a ning¨²n ciudadano atr¨¢s. Pero al mismo tiempo es ya una obligaci¨®n que los gobiernos y la sociedad civil se preparen para combatir las "guerras irrestrictas" de desinformaci¨®n que libran zombies como Ivan, Rick y Bobbit.
El ex director de la CIA, James Woolsey, cita en el libro Desinformation de Ion Mihai Pacepa, una expresi¨®n atribuida al l¨ªder sovi¨¦tico (y ex director del KGB) Yuri Andropov: "La desinformaci¨®n es como la coca¨ªna. Si la pruebas una o dos veces, puede que no te cambie la vida. Pero si la pruebas todos los d¨ªas, te puede transformar en una persona diferente".
Las instituciones de los estados y las empresas deben de adaptarse para evitar que la droga de la desinformaci¨®n contamine y altere las reglas b¨¢sicas del sistema democr¨¢tico. Es una prioridad vigilar, monitorear y contrarrestar acciones externas destinadas a erosionar la confianza de las instituciones p¨²blicas mediante medias verdades, bulos, confusi¨®n y fuentes falsas o inexistentes.
Javier Lesaca, es Investigador Visitante, Escuela de Medios y Asuntos P¨²blicos George Washington.
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