Bescansa, la sangre azul de Podemos
La diputada representaba el linaje noble del partido que cofund¨® y ha quedado aislada por discrepar del l¨ªder
No es buena noticia ascender posiciones en Podemos. O hacerlo en el Congreso, pues toda reubicaci¨®n en el hemiciclo hacia arriba escenifica en sentido inverso la posici¨®n jer¨¢rquica que otorga Pablo Iglesias a sus subalternos. Carolina Bescansa (Santiago de Compostela, 1971) lleg¨® a sentarse a la izquierda del padre y de ??igo Errej¨®n en la ef¨ªmera legislatura inaugural (diciembre de 2015) e hizo, incluso, de equilibrista en los excesos de testosterona. Pero los reajustes que sobrevinieron en la siguiente (junio de 2016) la destinaron a la retaguardia.
Se desdibujaba as¨ª la alegor¨ªa del mesianismo podemista cuando Bescansa acun¨® y amamant¨® a su beb¨¦ en el asiento parlamentario, concedi¨¦ndolo incluso a los arrumacos de Iglesias. Y se malograba la estrella de la polit¨®loga gallega. Podemos ha tenido muchos padrinos y hasta muchos tutores oportunistas ¡ªtantos como enterradores¡ª, pero el acta fundacional del partido, registrado en 2014 con el prosa¨ªsmo de un tr¨¢mite administrativo, ¨²nicamente aloja las firmas de Pablo Iglesias, Juan Carlos Monedero y Carolina Bescansa Hern¨¢ndez.
Se conocieron los tres en el claustro de la Facultad de Pol¨ªticas de la Complu, aunque ninguno de los patriarcas imagin¨® que Podemos pudiera llegar tan lejos en tan poco tiempo. O que pudiera exponerse al escarmiento de crisis tan r¨¢pido. Un mill¨®n de votantes se desencant¨® en el trance de unas elecciones generales a otras, no tanto por el desgaste del hiperliderazgo de Iglesias como por la decisi¨®n de llevar Podemos a la alianza con Izquierda Unida.
Bescansa discrep¨® de la operaci¨®n exactamente como hizo Errej¨®n. El viraje hacia la izquierda de la izquierda frustraba la ventaja de la transversalidad. Constre?¨ªa el eco de la indignaci¨®n a una militancia y una ideolog¨ªa excesivamente definidas, cuando Podemos bien pod¨ªa haber aspirado a la ambig¨¹edad peronista del desde abajo hacia arriba. El viaje a los cielos no exig¨ªa el carn¨¦. Era el partido de todos los cabreados. Y no s¨®lo de algunos. Era el partido de quienes reclamaban transparencia, remedios a la desigualdad social, una forma de hacer pol¨ªtica ilusionante y diferente, pero ocurre que Iglesias ha terminado desproporcionando el culto a su personalidad y extirpando de la foto de familia a los colegas e ide¨®logos que arroparon el embri¨®n podemista.
No estuvo de acuerdo, exactamente como Errej¨®n, con el viraje de la izquierda a la izquierda
Hay un testimonio iconogr¨¢fico inequ¨ªvoco al respecto, una imagen apergaminada, color sepia, que, m¨¢s que inmortalizar, mortaliza a Carolina Bescansa, Luis Alegre, Juan Carlos Monedero, ??igo Errej¨®n y Tania Gonz¨¢lez. Sonr¨ªen los cinco a la vera de Iglesias en el congreso bautismal de Vistalegre (octubre de 2014). Y los cinco han desaparecido de la postal, a semejanza de una epidemia justiciera que ha ido depurando a los pioneros, como si estuvieran envueltos en la trama de Los diez negritos, siendo Pablo el narrador omnisciente y el repartidor de sentencias.
Bescansa no es lectora habitual de Agatha Christie. Prefiere la niebla de Poe, el expresionismo fiero de Valle-Incl¨¢n, la prosa descarnada de Jack London. Ley¨® con devoci¨®n El dinero de Zola, pero tambi¨¦n se la reconoce en los territorios de frontera: la tragicomedia de Bu?uel, la mordacidad de Berlanga y la bruma de ultratumba de El bosque animado.
Quiz¨¢ la pel¨ªcula de Cuerda plantea la alegor¨ªa de su propia situaci¨®n pol¨ªtica ?¡ªni viva ni muerta est¨¢ Bescansa¡ª y explora el lado supersticioso de una mujer sofisticada, culta y burguesa. No es un insulto este ¨²ltimo adjetivo, pero N¨²?ez Feij¨®o, presidente de la Xunta, lo tuvo en cuenta cuando las contiendas electorales amontonaron los respectivos linajes: ¡°Yo soy m¨¢s de Podemos que los de Podemos. No pertenezco a ninguna casta, pero s¨ª hay l¨ªderes de este partido que pertenecen a la burgues¨ªa¡±. Alud¨ªa el dirigente popular al apellido Bescansa. Y a la hom¨®nima farmacia que los antepasados de Carolina fundaron en 1843 al abrigo de la plaza del Toral, en Santiago de Compostela. Un negocio pr¨®spero que garantiz¨® por generaciones el bienestar de la familia y que permiti¨® a la exlideresa de Podemos una educaci¨®n como Dios manda. Primero en Granada. Y luego en Madrid y en San Diego (California), adquiriendo un bagaje en sociolog¨ªa y en ciencias pol¨ªticas que predispuso una particular sensibilidad hacia la especialidad en derecho constitucional. Nadie mejor que ella para sentarse en la Comisi¨®n Constitucional del Congreso como representante de Podemos, pero Carolina Bescansa, reacia al nacionalismo y al coqueteo con la autodeterminaci¨®n, fue sustituida en octubre por el estrellato y el pablismo de Irene Montero. Iglesias hab¨ªa decidido redondear el escarmiento de la antigua guardia. Y hacerle expiar incluso los reproches que la anta?o matriarca del partido morado concedi¨® a la prensa a prop¨®sito de la gesti¨®n de la crisis catalana: ¡°Me gustar¨ªa un partido que le hablase m¨¢s a Espa?a y a los espa?oles y no solo a los independentistas¡±.
Era consciente Bescansa del pasaje de inmolaci¨®n que implicaba el comentario. Irene Montero se lo restreg¨® como un ejercicio de insolidaridad, de tal forma que la diputada gallega ha terminado confinada en los l¨ªmites de su propio esca?o. Y ha recurrido a una red social, Telegram, para simplificar y divulgar la reforma constitucional que ella propone en solitario. Insiste en delimitar con mayor claridad la separaci¨®n de poderes. Defiende que el Senado sea una verdadera c¨¢mara de representaci¨®n territorial y relativiza el dogma del derecho a decidir que tanto obsesiona a Iglesias, aunque no parece que el l¨ªder de su partido ¡ªporque suyo Podemos fue¡ª haya tenido en cuenta el criterio de un verso suelto que se le antoja subversivo, cuando no sat¨¢nico: ¡°No he le¨ªdo la reforma que propone Carolina Bescansa; estamos abiertos a escuchar todas las propuestas¡±.
La diputada relativiza el dogma del derecho a decidir que tanto obsesiona a Pablo Iglesias
La colisi¨®n es indisimulable. Y amenaza con intoxicar tres a?os de legislatura y un modelo de gesti¨®n personalista cuyas divisiones a¨²n no han trascendido el umbral de las indignaciones internas. La pol¨ªtica, al cabo, es una forma de vida, pero est¨¢ claro que Bescansa, madre soltera de dos hijos y devota hasta las entra?as de Rosa Parks, no se dedica a ella por dinero.
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