La pla?idera del proc¨¦s
Marta Rovira, candidata de ERC, ha defendido con l¨¢grimas y obstinaci¨®n el camino de la independencia
"Ya va siendo hora de que una mujer est¨¦ al mando; una mujer que no se rinde, con una determinaci¨®n y un convencimiento inigualables; sensata y audaz al mismo tiempo, tozuda y obstinada, pero tambi¨¦n dialogante y pactista. Todos a su lado. No la dejemos nunca sola. Rep¨²blica tiene nombre de mujer¡±.
He aqu¨ª la cursi, hagiogr¨¢fica y ardorosa plegaria que Junqueras redact¨® en su celda monacal de Estremera. Religioso, m¨ªstico como es Oriol, se dir¨ªa que Marta Rovira se le hizo verbo por intermediaci¨®n divina. Y la coron¨® de flores para ungirla como candidata de ERC a la presidencia de la Generalitat en los comicios del 21 de diciembre. Es la gran favorita al cargo. La revelaci¨®n femenina de un partido muy masculino, muy rural, bastante carlista. Y la pla?idera del proc¨¦s, pues ha derramado las l¨¢grimas Rovira en p¨²blico y en privado cada vez que ha sido necesario resistir a las tentaciones de la capitulaci¨®n. El pasaje m¨¢s elocuente se produjo aquella traum¨¢tica ma?ana de octubre en la que Carles Puigdemont, aconsejado por el lehendakari Urkullu, hab¨ªa decidido convocar las elecciones y neutralizar la Declaraci¨®n Unilateral de Independencia. Le detuvo el llanto de Marta Rovira. Y conmovieron los lagrimones a los aliados del PDeCAT, varios de los cuales amenazaron con dimitir de sus asientos y someter al president al oprobio del traidor. Lo hab¨ªa escrito Gabriel Rufi¨¢n con su inefable ingenio tuitero: ¡°155 monedas de plata eran el precio de Judas¡±.
Rovira hab¨ªa reconducido el proc¨¦s. Y se hab¨ªa granjeado un papel de liderazgo que hasta entonces concentraba la personalidad omn¨ªmoda y omn¨ªvora de Oriol Junqueras. Ingresaba en prisi¨®n el sumo pont¨ªfice de ERC. Se abr¨ªa la cuesti¨®n sucesoria a beneficio de la mejor propagandista de la independencia, aunque la pleites¨ªa de sus camaradas a la Constituci¨®n, la lealtad al art¨ªculo 155 y la apostas¨ªa del soberanismo requirieron que Marta Rovira, consciente del desencanto de su propia feligres¨ªa, improvisara un estrafalario argumento encubridor: los indepes acataban las consignas opresoras del Estado espa?ol para evitar una masacre.
Rebobinemos: ¡°El Gobierno contemplaba ese escenario de violencia con la entrada de armas en Catalu?a, muertos en las calles, sangre, uso de balas, y no de pelotas de goma¡±. No exist¨ªa el menor atisbo de semejante represi¨®n ni la menor informaci¨®n veros¨ªmil o contrastada al respecto, pero la lideresa de ERC necesitaba humedecer con sus l¨¢grimas de cocodrilo voraz un recurso megal¨®mano en la inercia despendolada del victimismo. No ya para rectificar el desprestigio de la sumisi¨®n a las elecciones impuestas por Rajoy, sino para redundar en el ¨¦nfasis pacifista, gandhiano, flower power que se ha incorporado al tierno relato de la otra mejilla.
Proliferan estos d¨ªas los retratos a medida de la canonizaci¨®n de Rovira, acaso para enjabonar a la nueva matriarca del sistema clientelar. Ya hab¨ªa fijado las l¨ªneas maestras el diagn¨®stico carcelario de Junqueras ¡ª¡°sensata, audaz¡¡±¡ª, pero se han adherido los medios del r¨¦gimen con inusitadas piedad y devoci¨®n, hasta el extremo de suprimir del ¨¢rbol geneal¨®gico la maldici¨®n de un abuelo materno que fue alcalde de Sant Pere de Torell¨® en tiempos de Francisco Franco.
El agujero negro bien puede rellenarse con otros antecedentes de mayor revuelo ¨¦pico. Un padre currante que milit¨® en ?mnium Cultural desde la mayor¨ªa de edad. Y una madre abnegada ¡°que daba clases de catal¨¢n en la clandestinidad¡±. El apunte pod¨ªa leerse hace unos d¨ªas en la web de elnacional.cat ¡ªmedio hegem¨®nico del soberanismo¡ª, aunque sorprend¨ªa a¨²n m¨¢s la conclusi¨®n del art¨ªculo: ¡°Independentista de toda la vida, no se hizo convergente porque le parec¨ªa que el pujolismo era hortera. La mujer catalana no hab¨ªa tenido nunca una oportunidad tan grande de llamar a sus machos y de enviar a la papelera de la historia la cursiler¨ªa de tantos siglos¡±.
Urge apelar a la asepsia de Wikipedia como remedio a esta clase de rapsodias. Recordar que Marta Rovira naci¨® en Vic hace 40 a?os; que se licenci¨® en Derecho; y que ingres¨® en Esquerra Republicana en 2005. Era el partido m¨¢s arraigado en el Macondo del independentismo rural. Una Catalu?a impoluta e incontaminada, alejada de las perversiones de la capital, pr¨®spera gracias a la ¡°industria¡± del cerdo y militante en la expresi¨®n agro-militar de los tractores. Del campo a la ciudad, Rovira ha esmerado un aspecto fr¨¢gil y una adhesi¨®n est¨¦tica al gafapastismo. Y ha roto el imperio de la testosterona en el heteropatriarcado de ERC ¡ªCarod Rovira, Ridao, Puigcerc¨®s¡¡ª, sobre todo cuando la campa?a de Junqueras en las elecciones europeas de 2011 predispuso su rango de madre superiora del independentismo. Ya hab¨ªa defendido la causa desde las siglas de la Alianza Libre Europea (ALE), una suerte de plataforma continental que opone la Europa de los pueblos a la Europa de los Estados. Y que permiti¨® a Rovira foguearse en Bruselas como secretaria general de 2008 a 2012, antes de acceder al acta de diputada auton¨®mica en los comicios de 2012. Imposible sospechar entonces que iba a convertirse en la heredera.
Est¨¢ casada, tiene una hija y se reconoce lectora de Milan Kundera y de Bohumil Hrabal. Tambi¨¦n le atribuyen sus hagi¨®grafos una devoci¨®n a la trama de la serie televisiva House of Cards, acaso premonitoria de las ambiciones que le permiten aspirar al trono m¨¢ximo de la nomenclatura catalana. Ser¨ªa la primera mujer presidenta de la Generalitat. Y es probable que le dispute el t¨ªtulo a otra, In¨¦s Arrimadas, contrafigura de Rovira por sus or¨ªgenes impuros ¡ªnaci¨® en Jerez de la Frontera¡ª y porque la candidata de Ciudadanos representa muchas de las cosas que Rovira abomina: el liberalismo, la Uni¨®n Europea, el capitalismo, el sistema, la idiosincrasia urbanita y la refutaci¨®n del ed¨¦n ind¨ªgena donde la pla?idera del proc¨¦s ha desplegado su manto estelado.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Elecciones catalanas 2017
- Elecciones Catalanas
- Refer¨¦ndum 1 de Octubre
- Elecciones auton¨®micas
- Catalu?a
- Generalitat Catalu?a
- Autodeterminaci¨®n
- Refer¨¦ndum
- Gobierno auton¨®mico
- Conflictos pol¨ªticos
- Elecciones
- Comunidades aut¨®nomas
- Pol¨ªtica auton¨®mica
- Delitos
- Administraci¨®n auton¨®mica
- Proceso judicial
- Espa?a
- Pol¨ªtica
- Justicia
- Administraci¨®n p¨²blica
- Sociedad
- Perfiles Ideas
- Ideas