?Por qu¨¦ nos fascinan los cr¨ªmenes como el de Diana Quer?
El caso ha ocupado la televisi¨®n y los peri¨®dicos, pero tambi¨¦n las b¨²squedas en Google y las conversaciones en redes sociales
Los cr¨ªmenes despiertan una atracci¨®n inquietante. Lo vemos con novelas y ficciones televisivas de enorme ¨¦xito, pero tambi¨¦n con v¨ªctimas reales. El caso Diana Quer ha sido el en¨¦simo recordatorio. Esta semana su cad¨¢ver ha ocupado los peri¨®dicos, las televisiones, las b¨²squedas en Google y las conversaciones en redes sociales.
La atenci¨®n de los medios es evidente. Desde su desaparici¨®n, la historia de Diana Quer ha aparecido en 6.800 noticias de prensa espa?ola,?seg¨²n Mediacloud. Sus menciones superan a casi cualquier personaje p¨²blico, igualan las de pol¨ªticos medi¨¢ticos como Gabriel Rufi¨¢n, y solo palidecen antes personajes diarios como Messi o Trump.
Pero los medios solo son un altavoz o un acelerante. No bastan para explicar la fascinaci¨®n por los sucesos violentos. Las noticias sobre estos casos no nos atrapan solamente cuando hacemos zapping o navegamos la portada de un peri¨®dico, tambi¨¦n hay mucha gente que las busca activamente.
El mejor ejemplo es Google. Las b¨²squedas de ?Diana Quer? en internet esta semana se acercan a las de ?Trump? cuando fue elegido presidente. En el ¨²ltimo a?o es casi imposible encontrar otro evento que provocase tantas consultas desde Espa?a. El pico de b¨²squedas de Diana Quer est¨¢ semana es comparable a la mejor semana de las cuatro personas m¨¢s buscadas en 2017 seg¨²n Google?(que fueron Bimba Bos¨¦, Carles Puigdemont, ?ngel Nieto y Carme Chac¨®n). Solo hemos encontrado dos t¨¦rminos con picos m¨¢s intensos. El primero fue ?Catalu?a? despu¨¦s del 1 de octubre, en la crisis pol¨ªtica m¨¢s grave en d¨¦cadas. El segundo fue otro crimen violento: los atentados de Barcelona.
El crimen en las redes sociales
La atenci¨®n masiva por el caso Diana Quer se observa tambi¨¦n en las redes sociales. Usando herramientas de la empresa de an¨¢lisis Graphext, hemos analizado durante dos semanas las menciones de la joven en Twitter: son m¨¢s de 33.000 mensajes que han sido difundidos por 140.000 personas. Las noticias enlazadas en esos mensajes han sido compartidas 400.000 veces en Facebook, Twitter y otras redes.
Estos datos describen una conversaci¨®n distribuida, con decenas de miles personas hablando del crimen. Las noticias m¨¢s enlazadas avisaban de la localizaci¨®n del cad¨¢ver y de la confesi¨®n del presunto asesino, pero tambi¨¦n contaban detalles sobre la conservaci¨®n del cuerpo en el agua dulce de un pozo. Las palabras m¨¢s repetidas en los tuits eran las esperadas: asesino, guardia civil, cad¨¢ver, cuerpo, desaparici¨®n, familia, mujer, sospechoso, detenido. Pero los tuits que consegu¨ªan m¨¢s difusi¨®n iban dedicados a debates paralelos: sobre el machismo, la prisi¨®n permanente o el amarillismo de ciertos medios.
Esta atracci¨®n por los sucesos no es nueva ni particular de Espa?a. La empresa Chartbeat public¨® hace unos d¨ªas las 100 noticias m¨¢s le¨ªdas del mundo en 2017. Entre las 10 primeras hab¨ªa 4 sobre sucesos violentos. La segunda noticia m¨¢s le¨ªda se titula "S¨®lo quer¨ªa sobrevivir", y es un relato del rapto y la tortura durante de 40 horas de un joven estudiante. En la lista completa solo hay una noticia en espa?ol y es tambi¨¦n la denuncia de un crimen salvaje.
Nos atraen las malas noticias
?Por qu¨¦ nos atraen estas historias dram¨¢ticas? Los psic¨®logos mencionan muchos factores, incluidos la empat¨ªa por las v¨ªctimas y el deseo de justicia. Pero adem¨¢s apuntan un rasgo que nos caracteriza: el sesgo de negatividad. A las personas nos dominan los est¨ªmulos negativos, de forma que las emociones desagradables nos impactan m¨¢s.
Esta negatividad tiene ra¨ªces biol¨®gicas. La atracci¨®n por los cr¨ªmenes y las cat¨¢strofes, por ejemplo, parece un mecanismo evolutivo: conocer las cosas peligrosas sirve para evitarlas. Seguramente a nuestros ancestros les ayud¨® prestar atenci¨®n a las historias sobre fieras o desconocidos. Los m¨¢s atentos sobreviv¨ªan, y sus genes han llegado hasta nosotros.
La atracci¨®n por los cr¨ªmenes y las cat¨¢strofes es un mecanismo evolutivo: conocer las cosas peligrosas sirve para evitarlas.
Por razones parecidas, los est¨ªmulos negativas captan antes nuestra atenci¨®n. Es algo que ocurre a nivel casi neuronal: las personas reaccionamos m¨¢s r¨¢pido ante palabras negativas; y al mirar im¨¢genes desagradables el parpadeo es m¨¢s frecuente, que es un s¨ªntoma de atenci¨®n.
La atracci¨®n por lo negativo explica que las malas noticias sean tan abundantes. Son las que preferimos. Para demostrarlo, Marc Trussler y Stuart Sorok usaron un experimento trampa.?Invitaron a una serie de personas para participar en un estudio del movimiento de sus pupilas. Pero antes de empezar les pidieron que leyeran cualquier noticia de una p¨¢gina web. Solo estaban calibrando la c¨¢mara, les dijeron, y no importaba qu¨¦ le¨ªan. Pod¨ªan escoger cualquier texto y el resultado fue el previsto: la mayor¨ªa eligieron noticias negativas. Ni siquiera se daban cuenta. De hecho, esas mismas personas, cuando se les preguntaba m¨¢s tarde, dec¨ªan que prefer¨ªan las buenas noticias y que en la prensa hab¨ªa demasiadas malas.
Por supuesto, esta fascinaci¨®n que ejercen los cr¨ªmenes podemos apaciguarla. El debate est¨¢ en decidir c¨®mo hacerlo y en qu¨¦ grado. Los medios deben seguir poni¨¦ndose l¨ªmites, pensando en las v¨ªctima y en los efectos que estas noticias tienen sobre la sociedad. Pero la reflexi¨®n es tambi¨¦n una individual: no deber¨ªamos consumir lo que no queremos que prolifere.
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