Mayores e invisibles
Apenas hay datos y protocolos sobre la violencia de g¨¦nero en mujeres mayores. Miles de ellas est¨¢n atrapadas desde hace d¨¦cadas en el maltrato sin ser conscientes y sin posibilidad de rehacer sus vidas
¡°Que te maltraten durante uno o dos a?os es horrible. Ahora imag¨ªnate haber sufrido maltrato, golpes e insultos, durante 48 a?os. Eso es toda la vida. Toda una vida maltratada¡±. Rosa acepta contar su caso desde el anonimato. Se cas¨® cuando ten¨ªa 22 a?os y hoy est¨¢ a punto de cumplir los 80. Su marido muri¨® hace nueve. Convirti¨® su vida en un infierno.
¡°Era imprevisible¡±, cuenta Rosa en la mesa de una cafeter¨ªa solitaria, en un barrio de Madrid. ¡°Se enfadaba de pronto y comenzaba como a encenderse y a perder el control. Y eso acababa normalmente en un empuj¨®n o rompiendo muebles. Un par de veces lleg¨® a pegarme, aunque no era lo habitual. Lo suyo era destrozar cosas, insultarme, gritarme. Me hac¨ªa entrar en p¨¢nico. Una noche me empuj¨® y yo me clav¨¦ el radiador en la espalda. Casi me deja en silla de ruedas. Todav¨ªa hoy padezco de la columna¡±.
Rosa fue maltratada por su marido durante toda su vida. Lo llamativo es que ella nunca se consider¨® a s¨ª misma v¨ªctima de maltrato. Para Rosa, que su marido le hiciese dormir en el suelo si consideraba que las relaciones sexuales no hab¨ªan sido satisfactorias o que no le dejase hablar por tel¨¦fono si no estaba ¨¦l delante, era lo que le hab¨ªa tocado. Y hab¨ªa que aceptarlo.
Es este razonamiento uno de los obst¨¢culos m¨¢s importantes que dificulta ayudar a mujeres mayores v¨ªctimas de violencia de g¨¦nero. Un asunto que apenas cuenta con atenci¨®n, que no dispone de mecanismos y protocolos propios. Y que sume en el silencio y en el olvido a miles de mujeres en Espa?a que, durante d¨¦cadas, han sido maltratadas por sus maridos. Y que todav¨ªa lo siguen siendo.
Resignadas
Apenas hay datos de la violencia de g¨¦nero en mujeres mayores de 65 a?os. El ¨²ltimo registro del balance anual de Violencia Dom¨¦stica y de G¨¦nero del Instituto Nacional de Estad¨ªstica (INE) de 2016 muestra que las mujeres mayores apenas denuncian y suponen, a ojos de la oficialidad, una parte muy peque?a del total de v¨ªctimas.
A falta de estad¨ªsticas globales, cabe tomar en cuenta los n¨²meros de distintas asociaciones o administraciones para poder aproximarnos a una idea. En el Hospital Cl¨ªnico San Carlos de Madrid disponen de una Comisi¨®n contra la Violencia en cuyo ¨²ltimo registro anual se concluye que un tercio de las mujeres mayores de 65 a?os con se?ales de violencia resultan ser v¨ªctimas de violencia de g¨¦nero.
Marisa Rebolledo es pedagoga social y experta en violencia de g¨¦nero. En los ¨²ltimos cinco a?os se ha especializado en violencia contra mujeres mayores, a quienes ofrece formaci¨®n y asesoramiento a trav¨¦s de un programa del Espacio ?gora. ¡°Falta un estudio profundo y serio a nivel nacional. Este es uno de los problemas m¨¢s desconocidos que tenemos en Espa?a y su gravedad es alt¨ªsima. Necesitamos datos, conocer la situaci¨®n y que la gente tome conciencia¡±.
A no ser que hayan recibido una paliza, es poco probable que, sin formaci¨®n e informaci¨®n, estas mujeres se reconozcan como maltratadas
Explica Marisa que la mayor¨ªa de mujeres mayores desconoce las ayudas y las herramientas para salir de una situaci¨®n de maltrato. ¡°No tienen acceso a ellas o a la informaci¨®n para conocerlas¡±.
Otro factor que esconde esta problem¨¢tica es el relacionado con la mentalidad y cultura de muchas mujeres de la tercera edad en Espa?a. ¡°Pertenecen a una generaci¨®n educada en el franquismo y el catolicismo, que acepta su rol y asume que el matrimonio debe ser para siempre. Que es su obligaci¨®n luchar porque as¨ª sea¡±. Las reflexiones que Marisa escucha de las mujeres en sus jornadas de formaci¨®n est¨¢n siempre vinculadas a la asunci¨®n: ¡®es lo que Dios me ha dado¡¯ o ¡®es lo que me ha tocado¡¯.
Esta mentalidad evita, en muchas ocasiones, que las mujeres maltratadas tomen conciencia. Que se vean a s¨ª mismas como v¨ªctimas. A no ser que hayan recibido una paliza, es poco probable que, sin formaci¨®n e informaci¨®n, estas mujeres se reconozcan como maltratadas. Sin ayuda, son incapaces de detectarlo.
La doctora Montserrat L¨¢zaro del Nogal es geriatra en el Hospital Cl¨ªnico San Carlos de Madrid. Explica que, efectivamente, uno de los principales escollos con los que se topa es el silencio. ¡°Algunas mujeres mayores han sido educadas en el machismo, crecidas en la naturalidad de la agresi¨®n, minadas de autoestima. Son las que todo lo callan, lo perdonan o ni lo identifican. Es la violencia machista en la ¨²ltima edad. Es un grave problema oculto del maltrato de g¨¦nero¡±, afirma.
La propia Marisa Rebolledo explica que la mayor¨ªa de mujeres perdonan a sus maltratadores o se niegan a hablar mal de ellos tras su fallecimiento. ¡°Hay ah¨ª una mentalidad de pertenencia a su marido, de incapacidad para enfrentarse a ¨¦l incluso despu¨¦s de muerto¡±.
Atrapadas en el machismo
Ana Mar¨ªa se cas¨® cuando ten¨ªa 20 a?os despu¨¦s de solo 11 meses de noviazgo. ¡°A m¨ª me pas¨® lo que me pas¨® porque me cas¨¦ con un hombre que no conoc¨ªa¡±, dice en el sal¨®n de su casa en el centro de Madrid. ¡°Fue como un flechazo, un amor de esos muy rom¨¢ntico y todo era maravilloso. Pero al cabo de uno o dos a?os empezaron los problemas¡±.
"Algunas mujeres mayores han sido educadas en el machismo, crecidas en la naturalidad de la agresi¨®n, minadas de autoestima. Son las que todo lo callan, lo perdonan o ni lo identifican"
Se trataba primero de enfados, gritos y golpes contra las puertas. Con el tiempo llegaron los empujones y enseguida las palizas. ¡°Empez¨® a beber. Beb¨ªa a diario y no quer¨ªa ir a trabajar. Se pasaba el d¨ªa en el sill¨®n tirado y de ah¨ª al bar. Yo me puse a buscar trabajo porque ten¨ªamos tres hijas y hab¨ªa que sacar esa casa adelante, pero ¨¦l no me dejaba. Se pon¨ªa en la puerta, bloque¨¢ndome el paso, y me dec¨ªa que yo no iba a trabajar¡±.
Ana Mar¨ªa recuerda con p¨¢nico los a?os que dur¨® su matrimonio. ¡°Yo estaba en casa con mis hijas y, si ve¨ªa que pasaban las nueve de la noche, ya nos prepar¨¢bamos. Ya sab¨ªamos lo que nos esperaba porque ven¨ªa bebido. Yo, cuando miraba el reloj y eran m¨¢s de las nueve, temblaba¡±.
El sonido de las llaves entrando en la cerradura de la puerta era la se?al. ¡°Un d¨ªa entr¨®, vio que le est¨¢bamos esperando para cenar y empez¨® a gritar que por qu¨¦ no hab¨ªamos cenado. Se puso a tirar todo y destroz¨® un mueble tirando la olla de la comida contra ¨¦l¡±. Ana Mar¨ªa recibi¨® varias palizas a lo largo de su vida. ¡°Lo peor era por las noches. A veces yo estaba durmiendo y me ca¨ªa un bofet¨®n de improviso. Yo pasaba las noches en un estado de tensi¨®n, de nervios. No sab¨ªa cu¨¢ndo me pod¨ªa dar una bofetada¡±.
El infierno lo aguant¨® Ana Mar¨ªa durante casi 30 a?os. Hasta que una noche, borracho, su marido le puso una pistola en la cabeza mientras ella estaba en la cama. As¨ª la tuvo toda la noche, hasta el amanecer. Cuando ¨¦l se qued¨® dormido, Ana Mar¨ªa se fue con lo puesto y jam¨¢s regres¨®. ¡°Yo di el paso, empujada por mis hijas. Al cabo de unos d¨ªas de escaparme me planteaba volver, era mi marido, estaba solo¡ Pero mis hijas me dijeron que, si regresaba, me olvidara de ellas. As¨ª que nunca volv¨ª¡±.
Ana Mar¨ªa dio el paso gracias a sus hijas. No es lo habitual. La mayor¨ªa de mujeres mayores no se plantean salir de la relaci¨®n o romper con la situaci¨®n de violencia. Porque no pueden. Cuando eran j¨®venes no ten¨ªan a d¨®nde ir, la mayor¨ªa de ellas sin trabajo y dependientes econ¨®micamente de sus maridos. Adem¨¢s, en casi todos los casos la familia e incluso los hijos se opon¨ªan a que las mujeres dieran este paso. ¡°Llegado a los 70 u 80 a?os, pues les resulta m¨¢s f¨¢cil aguantar lo que les queda que dar el paso tan traum¨¢tico de romper con todo y reiniciar su vida. Tienen callo¡±, dice Marisa Rebolledo.
"Las mujeres viudas tambi¨¦n son v¨ªctimas en presente. Han estado aguantando 40 o 50 a?os de violencia y ahora sufren estr¨¦s postraum¨¢tico, terrores nocturnos o secuelas f¨ªsicas irreparables"
¡°Cuidaron de sus hijos, de sus casas, de sus padres, de sus suegros. No cotizaron. No tienen, por tanto, una pensi¨®n que les d¨¦ libertad. Es precisamente su dependencia econ¨®mica la que lleva a sus hijos e hijas a no querer o no poder hacerse cargo de ellas cuando deciden dar el paso. Si los hijos no apoyan, es imposible que una mujer mayor deje atr¨¢s una vida de violencia. Es el grupo de mujeres de mayor vulnerabilidad, el que tiene m¨¢s dependencia emocional, f¨ªsica y hasta econ¨®mica. Y menos oportunidades para rehacer su vida¡±, a?ade la doctora Montserrat L¨¢zaro.
Ana Mar¨ªa explica el caso de una amiga suya, tambi¨¦n maltratada, que huy¨® de su casa y la Guardia Civil la arrest¨® y la devolvi¨® al domicilio acusada de abandono del hogar. Ella misma, Ana Mar¨ªa, recuerda el d¨ªa que su hija fue a pedir ayuda al vecino por una paliza que le estaba dando su marido. ¡°El vecino lleg¨® y le pidi¨® a calma a Antonio. Dici¨¦ndole, ¡®a ver Antonio, para hombre, d¨¦jalo ya¡¯, como si nada. Y yo en el suelo ensangrentada. Cuando a?os m¨¢s tarde denunci¨¦, ese vecino le prohibi¨® a su mujer testificar. Dijo que no era asunto suyo¡±.
Aquella denuncia de poco sirvi¨®. El juez ni siquiera mir¨® a los ojos a Ana Mar¨ªa ni le dej¨® hablar. Su marido fue absuelto. Aquellas experiencias, esas formas de funcionar, permanecen todav¨ªa en la cabeza de muchas mujeres mayores que desisten si quiera de intentarlo.
¡°Yo ahora -termina Ana Mar¨ªa- veo a una chica jovencita a la que su novio le dice d¨¦jame ver tu m¨®vil, con qui¨¦n estabas o algo as¨ª y pienso: huye, huye que a¨²n est¨¢s a tiempo¡±.
Viudas y todav¨ªa v¨ªctimas
Explica Marisa Rebolledo que a las mujeres viudas no se les considera v¨ªctimas de violencia de g¨¦nero porque su marido ya ha fallecido. ¡°En realidad -denuncia- ellas siguen padeciendo los efectos del maltrato. Son v¨ªctimas. Son mujeres que han estado aguantando 40 o 50 a?os de violencia y ahora sufren estr¨¦s postraum¨¢tico, terrores nocturnos, s¨ªndrome de indefensi¨®n y secuelas f¨ªsicas irreparables¡±. Calcula Marisa que un 40% de las mujeres mayores v¨ªctimas de violencia de g¨¦nero son viudas.
El problema es que no existen protocolos espec¨ªficos para ellas. Apenas hay estudios sobre violencia de g¨¦nero en la tercera edad en Espa?a. ¡°Se necesita formaci¨®n espec¨ªfica para ayudar a estas mujeres, articular una atenci¨®n especializada y ayudas para que puedan rehacer su vida. Y no existen en Espa?a donde se ha empezado a hacer caso a esta problem¨¢tica hace solo 5 o 6 a?os¡±, dice Marisa Rebolledo.
¡°Los profesionales sanitarios tienen dificultades para identificar a mujeres mayores v¨ªctimas de maltrato de g¨¦nero. Faltan medios y recursos. Tambi¨¦n la sociedad tiene dificultades para reconocer este problema¡±, explica Montserrat L¨¢zaro.
A la invisibilidad tambi¨¦n ayuda el reducido n¨²mero de asesinadas con respecto al total de v¨ªctimas. Esto se debe a que la mayor¨ªa de mujeres mayores no plantan cara, no intentar revertir la situaci¨®n, algo que, normalmente, desencadena el asesinato. ¡°Produce m¨¢s alarma social cuando la v¨ªctima es joven. Y es comprensible. Pero la sociedad deber¨ªa abrir los ojos con respecto a lo que est¨¢ pasando con sus mujeres mayores. Ellas lo van aguantando en silencio¡±.
Cuenta Marisa que la principal demanda, la mayor esperanza que se encuentra en las mujeres a las que forma y asiste es clara: ¡°Que se muera antes que yo. Unos 3 o 4 a?os antes y as¨ª poder tener un poquito de vida tranquila¡±.
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