¡°Nos han vuelto a dejar solos¡±
Damnificados por la ola de incendios que sufri¨® Galicia en octubre viven a expensas de la solidaridad vecinal por la compleja tramitaci¨®n de las ayudas y la demora en los pagos
El 20 de octubre de 2017 Galicia intentaba poner un pie fuera de la boca del infierno, esa feroz ola incendiaria que d¨ªas antes se hab¨ªa cobrado cuatro vidas, 128 heridos, la evacuaci¨®n de cerca de 2.500 personas de sus casas arrasadas por docenas junto con enseres, veh¨ªculos, empresas y animales y que devor¨® una superficie de m¨¢s de 49.000 hect¨¢reas. El Gobierno auton¨®mico public¨® entonces el decreto de medidas urgentes de ayuda para la reparaci¨®n de los da?os que habr¨ªan de estar a disposici¨®n de los damnificados ¡°de forma inmediata¡±: 21 millones de euros de los que 11 se destinaban a indemnizaciones a las familias de los fallecidos (75.000 euros cada una) as¨ª como a alquileres temporales y reparaciones de viviendas (hasta 100.000 euros por la vivienda habitual y 40.000 por la segunda) y el resto a reforestaci¨®n y recuperaci¨®n de los suelos.
Transcurridos tres meses desde la cat¨¢strofe solo las familias de los fallecidos han percibido la indemnizaci¨®n. El resto de los afectados afrontan la recuperaci¨®n pr¨¢cticamente con los mismos medios con los que combatieron aquellas bolas de fuego que los cercaron: la entregada colaboraci¨®n vecinal y la de sus representantes municipales. La Xunta no ha respondido a la petici¨®n de informaci¨®n sobre el estado de tramitaci¨®n de las ayudas realizada por este diario.
Nadie ha visto a¨²n un euro p¨²blico, pero quienes perdieron sus viviendas y huyeron con lo puesto deben pagar alquileres mientras no reconstruyen sus casas y vestir, comer y alimentar tambi¨¦n a su ganado, en los casos en los que lo hayan salvado. Y deben, finalmente, afrontar un complejo tr¨¢mite burocr¨¢tico que ha de estar sellado por la Xunta antes del pr¨®ximo d¨ªa 30.
Patricia Soalleiro, vecina del ayuntamiento de Mel¨®n (Ourense), expon¨ªa desolada d¨ªas despu¨¦s de la cat¨¢strofe el esqueleto calcinado de su vivienda, rehabilitada con esfuerzo durante a?os, y el sentimiento de abandono que sent¨ªa tras haberlo perdido todo. En caso de recibir algo ser¨¢ el 40% del importe de una vivienda de protecci¨®n oficial, porque aunque era la casa habitual de su t¨ªa (acogida ahora en la de un familiar) estaba registrada a su nombre. Por los dos coches, el tractor, el quad, tres pajares, h¨®rreos y los enseres, nada. ¡°Nos dicen que para poder cobrarlo ten¨ªamos que haber estado inscritos en el r¨¦gimen agrario¡±, protesta.
Junto a los vecinos, las instituciones locales afrontan la reconstrucci¨®n de los da?os causados en las infraestructuras p¨²blicas (kil¨®metros de alumbrado, saneamiento, viales...) recurriendo a continuas modificaciones presupuestarias o, de nuevo, a la solidaridad; en este caso a la de algunos de los proveedores que se brindan a cobrarles a plazos.
¡°Nos han vuelto a dejar solos¡±, sentencia Luis Milia, alcalde del ayuntamiento ourensano de Carballeda de Avia, uno de los m¨¢s afectados. El regidor despliega los datos que evidencian el paisaje que ha dejado la batalla del fuego en su municipio: un fallecido, 17 viviendas destruidas, da?os en numerosas infraestructuras municipales, el 75% de la superficie arrasada y, como colof¨®n, localidades sin abastecimiento de agua como consecuencia del arrastre del chapapote de los montes a los manantiales provocado por las intensas lluvias posteriores. En total, 150 afectados en un municipio de 1.500 habitantes y 5,7 millones de euros en p¨¦rdidas de los que 350.000 corresponden a bienes de un Ayuntamiento que dispone de un presupuesto de 2,5 millones.
Milia reprueba las demoras en la prestaci¨®n de las ayudas de la Xunta y del Gobierno y lo farragoso de los tr¨¢mites ¡°para una poblaci¨®n envejecida y humilde¡±. Por ello pidi¨® la colaboraci¨®n del decanato del Colegio de Arquitectos de Galicia que les ha hecho una rebaja en la redacci¨®n de los informes que deben acompa?ar a las peticiones. Junto a ello, el regidor ha eximido a los afectados del pago del 95% de las tasas municipales, ¡°lo m¨¢ximo que permite la Ley¡±, puntualiza. ¡°Les hemos cubierto gratuitamente toda la documentaci¨®n a los vecinos¡±, sostiene convencido de que, de no haberlo hecho, muchos no podr¨ªan presentarla.
Milia clama tambi¨¦n contra la Diputaci¨®n de Ourense. ¡°Tenemos que hacer constantes an¨¢lisis de agua y la Diputaci¨®n, que acaba de privatizar el servicio, nos cobra un precio que no podemos pagar¡±, protesta desvelando que, una vez m¨¢s, es la solidaridad la que funciona: ¡°Nos est¨¢ haciendo las anal¨ªticas gratuitamente el Colegio de Farmac¨¦uticos de Ourense¡±. Lo mismo ocurre con los forrajes para alimentar al ganado: son ayuntamientos o comarcas del norte como Ortigueira o Ferrolterra quienes les est¨¢n suministrando la alpaca.
En As Neves, en la provincia de Pontevedra, con 170 afectados en distintos grados, el Ayuntamiento se est¨¢ empleando para que no tengan que pagar impuestos. El alcalde, Xos¨¦ Manuel Rodr¨ªguez, reconoce que han reclamado las ayudas todos los que perdieron sus primeras viviendas pero no as¨ª los de las segundas. En unos casos, se?ala, porque ya ten¨ªan cobertura por seguros pero en otros ¡°por las dificultades de la tramitaci¨®n¡±, pese a que el Ayuntamiento abri¨® una oficina municipal para asesorarlos, y por la ¡°imposibilidad de pagar los proyectos de obra¡±.
La ayuda vecinal aflora tambi¨¦n en este caso. La instituci¨®n local abri¨® una cuenta solidaria en la que empresas y particulares realizan donaciones para quienes perdieron con su vivienda todas sus pertenencias. Seis familias en total, ¡°aunque en un par de casos tienen dificultad para demostrar que se trata de sus residencias habituales¡±, explica Rodr¨ªguez.
Como en el resto de municipios afectados, el Ayuntamiento de As Neves debe afrontar los gastos derivados de la cat¨¢strofe incendiaria en sus infraestructuras. Entre otros, la reposici¨®n de un vial inaccesible para camiones y autocares que incomunica a una de las aldeas, por lo que la instituci¨®n local est¨¢ trasladando en taxi a los ni?os que deb¨ªa transportar el bus escolar. Solo la reposici¨®n de esta carretera le supondr¨¢ un gasto de 260.000 euros, sostiene el regidor, que ha recurrido ya a tres modificaciones presupuestarias.
De momento cuenta con el compromiso de colaboraci¨®n de la Diputaci¨®n de Pontevedra, pero Rodr¨ªguez expone la dificultad a?adida que supone para la remontada la Ley Montoro de equilibrio financiero: ¡°Tenemos remanente de tesorer¨ªa que en virtud de esa ley no podemos utilizar¡±.
Pese a los contratiempos, el regidor es optimista: ¡°Estamos elaborando un plan para trabajar sobre el territorio; sabemos qu¨¦ modelo territorial queremos y podemos hacerlo; solo nos falta que la Xunta reme en la misma direcci¨®n¡±, puntualiza deseando poner definitivamente ya los dos pies lejos de aquel infierno.
Papeleo imposible sin asesoramiento
La complejidad burocr¨¢tica para acceder a las ayudas ha sido constantemente denunciada por los alcaldes. El de Ponte Caldelas (Pontevedra), Andr¨¦s D¨ªaz, aventuraba en noviembre que apenas dos de los 90 afectados de su municipio recibir¨ªan la ayuda y acusaba a la Xunta de ¡°olvidar que hay familias incapaces de enfrentarse a la cantidad de papeles que les reclaman¡±, aun pese a contar con la colaboraci¨®n del Ayuntamiento. Entre las dificultades, la de acreditar la legalidad urban¨ªstica de las casas arrasadas por el fuego cuando ¡°muchas de ellas fueron construidas en su d¨ªa en suelo r¨²stico o no estaban regularizadas¡±. En opini¨®n del alcalde, la convocatoria de la Xunta fue dise?ada para las empresas, ¡°que tienen el asesoramiento necesario¡± para resolver el tr¨¢mite.
Aun en el caso de los particulares que con todo bien cubierto reciban el visto bueno de la Xunta, percibir¨¢n inicialmente el 25% de la ayuda (en torno a 25.000 euros para la reconstrucci¨®n de una primera vivienda), cantidad con la que deber¨¢n pagar los proyectos de reforma -las tasas oscilan entre 9.000 y 10.000 euros- as¨ª como la obra, ya que han de justificarla para poder cobrar el resto.
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