Rajoy espectral
Evasivo con la corrupci¨®n y sobrado con Catalu?a, el presidente comete un grav¨ªsimo error con la paridad salarial
Estar sin estar. Hablar 50 minutos sin decir nada. Y acaso tranquilizar a los compatriotas con una aclaraci¨®n innecesaria: ¡°No voy a saltarme la ley¡±. Cuesta trabajo relacionar el esfuerzo de exponerse a una entrevista con la disciplina mec¨¢nica de eludir la enjundia de las preguntas. Ha sucedido en el programa de Alsina (Onda Cero). Podr¨ªa decirse que Mariano Rajoy hizo autocr¨ªtica de los dem¨¢s. Que piensa sucederse a s¨ª mismo. Y que los pasajes m¨¢s impertinentes de la conversaci¨®n -la corrupci¨®n, el 1 de octubre, la rivalidad de Cs- trat¨® de aniquilarlos entre la amnesia y la ignorancia, hasta el extremo de no saber si Francisco Camps era militante o no lo era del Partido Popular, despu¨¦s de haberlo dirigido una d¨¦cada en Valencia.
Compareci¨® el presidente del Gobierno, se supone, para abandonar el ensimismamiento y responder a las incertidumbres de la sociedad en la emergencia de Catalu?a, pero Mariano Rajoy antepuso el orgullo o la jactancia que implican haber aplicado el 155. Un Gobierno que cesa a otro Gobierno ¡°como no se hab¨ªa visto en Europa desde la II Guerra Mundial¡±, dec¨ªa Rajoy desde su tronera de estadista churchilliano. Y ajeno por completo a los episodios de negligencia. Despej¨® la crisis del 1 de octubre matizando que nada sabe ¨¦l de operativos policiales. ¡°Pero si ha sido usted ministro de Interior¡±, tuvo que recordarle Alsina para confrontarlo a la memoria.
Se le ha blanquecido la barba a Rajoy. Parece un hombre en blanco y negro. Y ha adquirido una verticalidad f¨ªsica que inspira una suerte de vocaci¨®n extracorp¨®rea. Ser¨¢ la raz¨®n por la que se aleja de la mundanidad y de la vulgaridad de los tribunales. No sabe nada, aclar¨®, de la corrupci¨®n valenciana. Y relaciona los sumarios m¨¢s delicados -G¨¹rtel, P¨²nica, B¨¢rcenas- con los deslices particulares, lejos de toda responsabilidad personal, org¨¢nica o atmosf¨¦rica.
La corrupci¨®n son los otros, se desprende de la evanescencia de Rajoy. Evasivo y elusivo. Y prodigioso al mismo tiempo en sus facultades darwinistas: ¡°me adapto a los cambios que se producen en el mundo¡±. Esa es su naturaleza y su virtuosismo mim¨¦tico, el motivo de su inmortalidad pol¨ªtica, el argumento del escepticismo, la distancia, con que observa la debacle electoral del PP en Catalu?a, la pujanza de Ciudadanos, aunque tambi¨¦n impresiona la imprudencia a la que conducen tanta indolencia. Por ejemplo.
-?Debe legislarse para que mujeres y hombres cobren lo mismo por el mismo trabajo?
-No nos metamos en eso.
Y no queri¨¦ndose meter en l¨ªos, Mariano Rajoy ha terminado capturado en un l¨ªo gigantesco. Un error may¨²sculo en la pedagog¨ªa paritaria. Una negligencia que le sorprendi¨® con la guardia baja. Un gol en propia meta que sobrentiende su decadencia, aunque el golpe de gracia depende de Puigdemont. Y de que pueda verificarse en el Parlament la pesadilla a la que Zoido ya ha incorporado una cierta ¨¦pica y una mayor expectactiva: el expresidente accediendo al Parlament escondido en un maletero.
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