Contra el machismo de recreo
Las aulas espa?olas combaten la desigualdad de g¨¦nero desde la ra¨ªz. "Para ellos, las chicas son un producto, como los m¨®viles", dice la soci¨®loga Carmen Ruiz Repullo
El psic¨®logo C¨¦sar de la Hoz da una charla a 150 ni?os en un colegio de Salinas, un pueblo asturiano que se levanta frente al mar. Coloca im¨¢genes de tres famosos: Cristiano Ronaldo, Albert Einstein y Barack Obama. Entonces una ni?a levanta la mano: "?Por qu¨¦ son todos hombres?". C¨¦sar de la Hoz ni lo hab¨ªa pensado. Pero una ni?a de seis a?os s¨ª. Y su profesora, Leticia Secall, tambi¨¦n. "No le di importancia", dice al acabar la charla. La ni?a de seis a?os, sin embargo, se la dio.
El colegio se llama Manuel ?lvarez Iglesias y lleva desde 2010 promocionando la igualdad de g¨¦nero gracias a la profesora Secall. Hace cinco a?os gan¨® el Premio Nacional de Educaci¨®n por un proyecto llamado ¡®Genero(sa)mente¡¯. Durante el curso se han proyectado, por ejemplo, montajes audiovisuales?sobre las mujeres afganas y otro acerca de la tradici¨®n del vendaje de los pies a las ni?as chinas, como s¨ªmbolo de belleza y sumisi¨®n. Otro d¨ªa, para dar a conocer el tel¨¦fono de ayuda a las v¨ªctimas de la violencia de g¨¦nero, los escolares se dibujaron unos a otros en la mano el n¨²mero 016 para que esa informaci¨®n, explica Secall, llegase a todos los hogares. Tambi¨¦n hay en el colegio un libro de firmas contra el maltrato en el que cualquiera pueda dejar su testimonio, mensaje de apoyo o consejo.
1 de febrero de 2018. La ministra Dolors Montserrat hace balance del Pacto de Estado contra la Violencia de G¨¦nero. Anuncia en cada colegio un "profesor de coeducaci¨®n" que combata el machismo desde la ra¨ªz y promueva la igualdad de derechos entre mujeres y hombres. El contexto -la violencia de g¨¦nero- no es inocente. Pero esa figura educativa, que ya funciona en Andaluc¨ªa y Valencia, se enfrentar¨¢ a un problema entre muchos: la diferente percepci¨®n que hay entre escolares sobre lo que es y no es machismo.
"?A cu¨¢ntas de vosotras os han tocado el culo sin permiso?", pregunta en una clase la soci¨®loga Carmen Ruiz Repullo. M¨¢s de la mitad de las ni?as levanta la mano. Pero no todas consideran que sea machismo: han interiorizado tantas conductas que les cuesta reconocerlas como lo que son. Ruiz Repullo es la autora del estudio Voces tras los datos: una mirada cualitativa a la violencia de g¨¦nero en adolescentes, encargado por el Instituto de la Mujer de la Junta de Andaluc¨ªa. "Se asientan mitos entre chicos, y uno de esos mitos es que hay dos tipos de chicas: las putas y las decentes. Unas son para una cosa y otras para otra. Porque son un producto, como los m¨®viles o la tablet".
El estudio de la Junta recoge experiencias de decenas de chicas violentadas f¨ªsica o verbalmente por sus parejas con un patr¨®n com¨²n: los celos, la posesi¨®n. La imposibilidad de muchas de ellas de dejar a su pareja por estar "enchocha¨ªsima", como reconoce una chica de quince a?os a la que su novio le pone una pistola en la cabeza, o por amenazarla de muerte a ella o a su familia. "Yo lo intent¨¦ dejar un d¨ªa y fue a pegarle a mi hermano (¡) ¡®Como me dejes, mato a tu hermano, ver¨¢s como as¨ª no me dejas", dice una chica de dicies¨¦is a?os. Y otra, de diecisiete: "Cada vez que nos pele¨¢bamos me dec¨ªa: ¡®voy a matar a tu padre, tengo que matar a tu padre¡¯. Mi padre nunca le ha hecho nada. Mi padre no le ha dicho vete de mi casa, deja a mi ni?a y no te acerques m¨¢s a ella. No: mi padre no se met¨ªa".
Se crea, dice Ruiz Repullo, la "cultura del miedo". Que suele comenzar por romper cosas. Y que se extiende hasta lo m¨¢s inocente, como el "m¨¢ndame una foto para ver si te queda guay" que el novio le pide a la novia para saber c¨®mo sale de fiesta y, acto seguido, pedirle que no lleve esa minifalda. Una vez, en clase, Ruiz Repullo anunci¨® tres tipos de pareja seg¨²n su toxicidad: verde, naranja y roja. Dijo que la verde era una relaci¨®n basada en la libertad, no en el control. La reacci¨®n generalizada entre los chicos fue que si le daban libertad a sus novias, pasaban de ellos. "Hay dos modelos de comportamiento entre adolescentes machistas: el que hereda el discurso del padre/abuelo seg¨²n el cual la chica no puede tener amigos, y el refinado y modernito que de repente, ante la violencia de g¨¦nero, te dice muy tranquilo que habr¨ªa que saber lo que hizo ella antes".
Los chicos listos
Marina tiene 13 a?os y estudia en el IES Lope de Vega de Madrid. Una tarde del a?o pasado varios ni?os, a los que gustaba, estuvieron timbrando al telefonillo de casa para que bajase a jugar. Se asom¨® a la ventana, les hizo un corte de manga y se meti¨® para dentro. Ha crecido en un modelo de mujeres fuertes y libres, dice su madre, Mar¨ªa. Y en el aula se refleja lo que lleva de casa. Tambi¨¦n entre sus amigas. "Son m¨¢s sobradas, m¨¢s independientes y m¨¢s fuertes. Y no creo que su clase sea la ¨²nica. A ellos los tienen a raya", dice Mar¨ªa. Lo que ocurre es que ni Marina ni sus amigas se enfrentan s¨®lo a ni?os que la importunen y a los que puedan mandar a tomar aire. Se enfrentan a una estructura gigantesca que ha hecho que incluso ellas formen parte de lo que tienen que combatir.
Lo explica Jos¨¦ Ignacio Conde, doctor en Econom¨ªa en la Universidad Carlos III de Madrid, con tres trabajos cient¨ªficos de resultados demoledores. El primero lo public¨® Science el a?o pasado: a partir de los seis a?os las ni?as dejan de considerarse tan listas como los ni?os. El trabajo se hizo con 400 ni?os de entre cinco y siete a?os. En una de las pruebas se le contaba a los ni?os la historia de una persona muy inteligente sin decirles a qu¨¦ g¨¦nero pertenec¨ªa. A los cinco a?os, los ni?os dec¨ªan que el protagonista era un ni?o y las ni?as, una ni?a. A los seis y siete, muchas ni?as ya dec¨ªan que el protagonista era un ni?o. El otro estudio lo public¨® Harvard en 2002; a unos alumnos de un MBA se les entregaron copias de un trabajo de Heidi Roizen, una inversionista de capital riesgo, y a otros alumnos copias del mismo trabajo pero cambiando el nombre de Heidi por Howard. El grupo que ley¨® el trabajo firmado por Howard concluy¨® que era un tipo muy competente con el que apetec¨ªa trabajar, adem¨¢s de parecer un buen hombre; el grupo que ley¨® el trabajo firmado por Heidi la consider¨® "muy pol¨ªtica", crey¨® que buscaba "su propio beneficio", que era "mandona" y no era apetecible trabajar con ella. Conde cita un estudio m¨¢s. de Claudia Goldin y Cecilia Rouse para America Economic Review, del a?o 2000, que prueba que cuando las audiciones para las orquestas nacionales se hacen a ciegas, s¨®lo escuchando el instrumento, se seleccionan m¨¢s mujeres.
Irene Rial, profesora del colegio Cruceiro de Vilalonga (Pontevedra), afirma que el estereotipo comienza pronto, desde la ocupaci¨®n del espacio del recreo, predominantemente masculina, hasta comentarios sobre la ropa o el f¨ªsico. Rial da clases a ni?os de 9 a?os. "En general ellas sienten m¨¢s necesidad de aceptaci¨®n, como si estuviesen m¨¢s examinadas". Este colegio lleva a cabo un intenso trabajo sobre igualdad. "Lo que notas es que tanto ellos como ellas responden a la perfecci¨®n a preguntas relacionadas con feminismo, por ejemplo. Pero de memoria, como algo aprendido de una asignatura. Un ni?o te dice: 'Los ni?os y las ni?as somos iguales y tenemos los mismos derechos', por ejemplo. Y le preguntas a ese ni?o qu¨¦ hace ¨¦l en casa y c¨®mo ayuda a su familia, y responde con naturalidad: 'Ayudo a mi madre a recoger mi ropa'.?
Otro aspecto que Rial destaca es el amor entendido como algo absoluto. Un lugar donde tambi¨¦n se empieza a gestar el machismo. Seg¨²n la soci¨®loga Carmen Ruiz Repullo, hay cuatro grupos de mitos del amor rom¨¢ntico: 'con mi amor cambiar¨¢', 'somos uno para otra y otra para uno', 't¨² lo eres todo para m¨ª' y 'si tiene celos es porque me quiere'. Parte de la culpa, seg¨²n las conclusiones de Ruiz Repullo, es de pel¨ªculas como Tengo ganas de ti, Crep¨²sculo o Cincuenta sombras de Grey porque favorecen "una clase de relaci¨®n basada en el sufrimiento, el control, los celos o la violencia". Tambi¨¦n programas espa?oles de ¨¦xito como Mujeres, hombres y viceversa, Qui¨¦n quiere casarse con mi hijo o Gran Hermano. Un estudio del CIS ofrec¨ªa en 2015 un dato monstruoso: un tercio de los espa?oles de entre 15 y 29 a?os creen que es "inevitable o aceptable" controlar los horarios de su pareja, impedir que vea a su familia o sus amistades, no dejarle que estudie o trabaje o decirle lo que puede y no puede hacer.
Hay abundantes casos de machismo en la educaci¨®n espa?ola que afectan a todas las edades, pero cada vez son m¨¢s se?alados y expuestos a la luz p¨²blica. El a?o pasado se levant¨® un monumental esc¨¢ndalo en un instituto de Alcal¨¢ de Henares por la charla de unos agentes de la Polic¨ªa para concienciar, en teor¨ªa, sobre la violencia de g¨¦nero. Lo hicieron con frases como "deber¨ªa dejar de existir la ley que protege a la mujer (¡) La pena deber¨ªa de ser la misma para cualquier persona, no por pegar a una mujer deber¨ªa de ser mayor" o la confesi¨®n de un agente de que una vez su mujer le peg¨® una patada en la boca "que no pude ni cenar" y no pudo hacer nada porque si lo hiciese dejar¨ªa de ser polic¨ªa. "Ha habido 64 mujeres asesinadas este a?o, pero tambi¨¦n 34 hombres asesinados por mujeres: eso no vende", dijo otro, citando un bulo, ante chicos de 15 y 16 a?os. Tambi¨¦n el a?o pasado un instituto de Boadilla del Monte (Madrid) apercibi¨® a una chica por ir demasiado "provocativa" cuando los chicos, denunciaron ellas, iban con los pantalones debajo del culo y el calzoncillo al aire. Y el centro escolar Juan Pablo II fue objeto de una inspecci¨®n por parte de la Comunidad de Madrid por tener talleres exclusivos de ganchillo para ni?as y visitas al Santiago Bernab¨¦u a las que s¨®lo pod¨ªan acudir ni?os. En 2016, un profesor de la Universidad de Santiago mont¨® en c¨®lera porque le distra¨ªa el escote de una alumna. "Te lo dije ya el primer d¨ªa, ese escote me desconcentra". Discutieron hasta que el profesor le dijo que si insist¨ªa en venir as¨ª vestida, se ten¨ªa que sentar en la ¨²ltima fila para no distraerlo. La respuesta de las compa?eras de esta alumna fue acudir a clase en sujetador.?
"La culpa es suya"
Alba Villaravid es una chica de 20 a?os que estudia en Lugo. Su experiencia es reconocible para una infinidad de estudiantes: "Cuando empec¨¦ el instituto ten¨ªa 12 a?os. Algunos profesores nos llamaban la atenci¨®n por llevar ropa demasiado corta o hac¨ªan burla sobre nuestro maquillaje, pero yo no entend¨ªa nada. Quiero decir, no entend¨ªa lo que era ser sexualizada a una edad en la que ni siquiera hab¨ªa descubierto mi sexualidad. Las ni?as m¨¢s desarrolladas eran las primeras en sufrir estos comentarios. M¨¢s tarde era muy com¨²n recibir fotos y v¨ªdeos de chicas de mi instituto desnudas que hab¨ªan mandado a alg¨²n chico en el que hab¨ªan confiado. Todos pens¨¢bamos lo mismo: 'la culpa es suya por haberlas enviado, vaya guarra'. No ten¨ªamos ninguna noci¨®n de feminismo, y hab¨ªamos crecido en una sociedad que nos ense?aba que las mujeres son objetos sexuales. Tampoco era raro o¨ªr que a alg¨²n profesor le gustaba tocar m¨¢s de la cuenta".?
Son diferencias que perpet¨²an un sentido perverso de los roles. Que pueden desembocar en la adolescencia, normalmente cuando empieza a haber atracci¨®n por el otro sexo. Mercedes Rodrigo Alfageme fue durante muchos a?os jefa de la unidad de Psiquiatr¨ªa Infantil del Hospital 12 de Octubre. "En una relaci¨®n amorosa la violencia se ejerce ya con una intencionalidad que s¨ª puede llamarse machista: puede haber celos, posesi¨®n, intenci¨®n de perseguir a la chica". Pero la violencia empieza mucho antes. "La violencia empieza cuando un ni?o de tres o cuatro a?os percibe que hay otra persona con una debilidad manifiesta. Entonces puede ejercerla. Pero esa otra persona puede ser ni?o o ni?a, incluso alguien con una minusval¨ªa. ?Por qu¨¦? Porque ese ni?o que ejerce la violencia intuye ya que no va a haber respuesta, que su violencia no va a tener consecuencias. Por tanto va a ejercer un dominio, un sometimiento para que la otra persona le obedezca¡±. ?No es eso que puede ocurrir a los tres a?os una definici¨®n del machismo adulto? "Puede serlo, pero a esas edades el ni?o no lo hace porque su v¨ªctima sea ni?a. Lo que hace porque su v¨ªctima es d¨¦bil. A los tres a?os aparece un 'yo' muy rudimentario, y unos rasgos de car¨¢cter que empiezan a ser muy poco definidos y que no pueden ser calificados como 'personalidad".
El feminismo crece, dice Irene Rial, y ese feminismo de chicas de 15 y 16 a?os no es acomplejado sino resuelto, en el que empiezan a tener cabida chicos que no son se?alados ni estigmatizados "por los eternos machotes de clase", dice la soci¨®loga Ruiz Repullo. "Hay una legitimidad cada vez m¨¢s grande que implica que estas personas tengan m¨¢s seguridad en s¨ª mismas, tanto ellas como ellos", dice. Alba Villaravid observa que el machismo en las aulas perdura y crece, pero "tambi¨¦n crece nuestra voz, nuestra sororidad y espero que poco a poco nuestros derechos". Lo que antes pod¨ªa llegar a considerarse natural empieza a ser se?alado y denunciado como lo que es y lo que significa. A una velocidad peque?a pero imparable. Con la?esperanza de que las siguientes generaciones sean educadas ya de una forma radicalmente distinta.
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