Hombre, ?el feminismo te incomoda?
Es dif¨ªcil discernir cu¨¢ntos hombres est¨¢n comprometidos con el feminismo, cu¨¢ntos simpatizan y cu¨¢ntos solo verbalizan lo pol¨ªticamente correcto
Tres de cada cuatro hombres en Espa?a reconocen que la huelga feminista del 8M est¨¢ justificada: dicen que hay motivos suficientes para convocarla. Sin embargo, es dif¨ªcil discernir cu¨¢ntos de ellos est¨¢n realmente entregados a la causa, cu¨¢ntos simpatizan o cu¨¢ntos solo verbalizan lo pol¨ªticamente correcto. El dato es destacado (77%) y, a mi juicio, tiene un valor nada desde?able al margen de la trastienda del mismo. Pero la clave est¨¢ justamente ah¨ª, en lo que subyace: ?hasta qu¨¦ punto ha calado entre los hombres el mensaje feminista?
Claro, porque el feminismo es y debe ser inc¨®modo para nosotros, pues con sus reivindicaciones cuestiona y desaf¨ªa las normas y la estructura de poder en las que los hombres somos mayoritariamente los privilegiados. ?Estamos aprendiendo a gestionar bien esa incomodidad? Los datos del sondeo de Metroscopia ponen de manifiesto que aparentemente estamos cada vez m¨¢s sensibilizados: m¨¢s del 70% consideramos que el machismo sigue predominando en nuestra sociedad, que las mujeres en general tienen una vida m¨¢s dif¨ªcil por el mero hecho de serlo, que la brecha salarial es injusta... Pero hay quien puede pensar tambi¨¦n que esto no implica mayor conciencia de la situaci¨®n, sino que no nos ha quedado otra m¨¢s que admitir aquello de: cuando el r¨ªo suena, agua lleva.
Quiz¨¢ la postura m¨¢s inteligente aqu¨ª sea no subestimar el poder del machismo y apoyar a las mujeres. Y, para eso, puede sernos ¨²til aplicarnos la m¨¢xima socr¨¢tica: solo s¨¦ que no s¨¦ nada. Pues la regla de tres suele ser inversamente proporcional: cuanto m¨¢s sabemos sobre machismo, m¨¢s conciencia adquirimos de lo machistas que somos y hemos sido, es decir, de lo poco que sabemos.
Reconocer nuestra ignorancia puede ser un primer paso efectivo para dar forma al papel que queramos tener en la huelga feminista. Especialmente (pero no solo) para quienes formamos parte del 77%. Podr¨ªamos empezar por preguntaros seriamente cu¨¢nto nos incomoda de verdad el mensaje feminista. ?Poco? ?Nada? Entonces, o algo est¨¢ haciendo mal el feminismo o S¨®crates se nos hace imprescindible. ?Bastante? Aqu¨ª depender¨ªa de si esa incomodidad conlleva rechazo hacia el feminismo y hacia las mujeres o si nos alinea con ambos. ?Primer caso? Chute socr¨¢tico (recomendable cada dos o tres minutos en el caso de que tengamos mujeres alrededor). ?Segundo caso? Quiz¨¢ se ha alcanzado el nivel Betty Friedan. Pero no te olvides de S¨®crates (ni de Forges) ?Entre mucha y much¨ªsima incomodidad? Entonces, mucho cuidado con el m¨¦todo de gesti¨®n: recomendar¨ªa el t¨¢ndem Beauvoir-Butler para aplicar en nuestra vida diaria y obviar¨ªa el Mar¨ªas-Reverte. La decisi¨®n aqu¨ª es trascendental para el tipo de reflexi¨®n sobre la identidad masculina en el siglo XXI.
Francisco Camas Garc¨ªa es Doctor en Ciencias Sociales y analista de Metroscopia.
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