La b¨²squeda vuelve al entorno de Gabriel
La investigaci¨®n sobre la desaparici¨®n del ni?o se centra en Las Hortichuelas, una pedan¨ªa de Almer¨ªa en la que apenas vive una veintena de vecinos
Hay una m¨¢xima general en la investigaci¨®n de un hecho delictivo o aparentemente delictivo, como puede ser la desaparici¨®n de un menor: ¡°Las posibilidades de que el autor sea alguien del entorno son inversamente proporcionales al riesgo que asume la v¨ªctima, es decir, si la situaci¨®n en la que se producen los hechos entra?a muy poco peligro ¡ªa plena luz del d¨ªa, en territorio conocido¡ª es mucho m¨¢s probable que el asunto est¨¦ relacionado con gente cercana¡±. Quiz¨¢ por eso, en el caso de Gabriel Cruz, el ni?o de ocho a?os que desapareci¨® hace 12 d¨ªas en N¨ªjar (Almer¨ªa), los investigadores vuelven una y otra vez a lugar exacto en el que se le perdi¨® el rastro: Las Hortichuelas.
Se trata de una peque?¨ªsima pedan¨ªa dividida, pese a su dimensi¨®n, en dos partes: Las Hortichuelas Altas y Las Hortichuelas Bajas. Visto desde lo alto del valle, son dos peque?os grupos de casas blancas encaladas a una distancia de un kil¨®metro entre s¨ª, a cada lado de la carretera que atraviesa el Parque Natural del Cabo de Gata, desde Campohermoso (en el interior) hasta Las Negras (en la costa). Las comunicaciones de Las Hortichuelas con el mundo exterior consisten en un autob¨²s diario que llega hasta Almer¨ªa. Pasa por la parada de la carretera a las 7.30 y regresa a las 15.15.
En total, en toda la pedan¨ªa, est¨¢n empadronadas un centenar de personas, pero en esta ¨¦poca del a?o, sin turismo, los lugare?os se cuentan con los dedos de las manos. ¡°?Aqu¨ª? ?Todo el a?o? ?Viviendo? seremos una treintena de personas, 15 en la parte alta y otros tantos en la baja¡±, asegura una de las moradoras, nacida hace 60 a?os en la peque?a casa encalada desde la que habla, y capaz de dar los nombres de todos sus vecinos, casa por casa.
Cronolog¨ªa de una investigaci¨®n
Martes 27 de febrero de 2018. Gabriel sale de casa de su abuela en Las Hortichuelas hacia las 15.30 hacia casa de sus primos, a cien metros. Nunca lleg¨® y nadie m¨¢s lo ha visto desde entonces. Tardaron cinco horas y media en avisar a la Guardia Civil.
El mi¨¦rcoles 28 de febrero interrogan al hombre que llevaba dos a?os acosando a la madre del ni?o, Patricia Ram¨ªrez. Permanece detenido casi 72 horas y el juez lo mand¨® a prisi¨®n por saltarse por tercera vez la orden de alejamiento. La madre dice que ¨¦l no tiene que ver con la desaparici¨®n de su hijo.
El s¨¢bado, 3 de marzo, la actual pareja del padre del ni?o, ?ngel Cruz, encuentra una camiseta junto a una depuradora, que altera tanto la b¨²squeda como la investigaci¨®n. Las pruebas de ADN certifican que es de Gabriel.
En Las Hortichuelas no viven apenas ni?os durante todo el a?o, ¡°salvo dos de una mujer marroqu¨ª, que vive en la parte alta¡±, se?ala otra vecina. Javier, el hijo de Paca, una de esas se?oras mayores, que no sabe leer ¡°ni marcar el tel¨¦fono porque no conoce los n¨²meros¡±, se encarga de recogerlos. Les lleva en su coche, junto a los ni?os de Las Negras (a tres kil¨®metros) y los de Rodalquilar (a 5 kil¨®metros), hasta un colegio en Campohermoso, a 14 kil¨®metros.
Solo hay ni?os en vacaciones o en d¨ªas de fiesta. Gabriel desapareci¨® hacia las 15.30 del martes 27 de febrero, v¨ªspera del D¨ªa de Andaluc¨ªa. Estaba pasando el puente con su abuela Carmen. Esos d¨ªas le tocaba estar con su padre, ?ngel Cruz, que est¨¢ separado de su madre, Patricia Ram¨ªrez, pero ¨¦l trabajaba en una empresa de la zona y lo dej¨® con la abuela. Gabriel coincid¨ªa esos d¨ªas con sus primos y aquella tarde iba camino de su casa cuando algo le ocurri¨®. Nunca lleg¨®.
Desde ese momento, todos los vecinos que estaban en el pueblo se han convertido en sospechosos en la investigaci¨®n que desarrolla la Guardia Civil. La hip¨®tesis de la p¨¦rdida resulta poco probable, porque la distancia entre la casa de su abuela y la de sus t¨ªos es de escasos cien metros y el ni?o la recorr¨ªa varias veces al d¨ªa. ¡°Alguien se lo ha llevado¡±, repite su padre.
¡°Aqu¨ª, en Las Hortichuelas, aquella tarde, aparte de Carmen y de la mujer que ahora est¨¢ con su hijo ¡ªuna joven latinoamericana¡ª, pues estaban su prima Rosita y su marido, que es la casa a la que iba el ni?o y que tambi¨¦n viven aqu¨ª de toda la vida¡±, cuenta una vecina que prefiere no salir con su nombre. ¡°Luego est¨¢n otros primos de Carmen [la abuela del ni?o], que son dos mujeres de cerca de 90 a?os, Margarita y Carmen, y el hijo, Antonio y su nuera, Sonia¡±, contin¨²a. ¡°Despu¨¦s est¨¢ Consuelo, que es la que dice que sinti¨® un portazo de un coche esa tarde y que se encarga de guardar y limpiar algunas de las casas que se alquilan¡±. ¡°Est¨¢ tambi¨¦n el Tato, que trabaja en la obra y debe de tener unos 45 a?os¡±. ¡°Y Lola, que vive con sus tres hijos desde que se separ¨®, y trabaja en los invernaderos, su peque?o tiene 18 a?os¡±. ¡°Creo que siguen viviendo dos chicas j¨®venes de alquiler que andan buscando un bar para regentarlo¡±. ¡°Ah, y creo que solo me falta Inocencia, que es la casa que est¨¢ justo enfrente de las de los t¨ªos del ni?o, ?Cu¨¢ntos me salen?¡±. Seg¨²n la cuenta de esta vecina suman 18 ¡ªcontando con ella¡ª los adultos que pod¨ªan estar en el pueblo la tarde que desapareci¨® Gabriel. La mayor¨ªa son familia entre s¨ª: ¡°M¨¢s cercanos o m¨¢s lejanos, pero aqu¨ª somos todos familia¡±, se?ala la se?ora.
Todos esos pobladores de Las Hortichuelas han sido interrogados, y sus viviendas y alrededores inspeccionados por los agentes y por los perros especialistas en detectar restos biol¨®gicos sin hallar huella alguna de Gabriel.
El rastro de la camiseta
El ¨²nico rastro encontrado hasta el momento es la camiseta interior que supuestamente llevaba el ni?o y que encontr¨® ¡ªa cuatro kil¨®metros de esa vecindad¡ª la novia del padre del ni?o en una de las batidas de monte, cuatro d¨ªas despu¨¦s de su desaparici¨®n. Estaba en el Barranco de las ?guilas, en Las Negras. All¨ª, al fondo del barranco, junto a la depuradora, estaba la prenda. Buzos, perros, helic¨®pteros, bomberos, protecci¨®n civil, voluntarios, agentes de la guardia civil, periodistas¡ Todos han rastreado esa zona de nuevo sin encontrar nada m¨¢s.
Mientras tanto, en Las Hortichuelas Bajas, la casa de la abuela Carmen, con un amplio terreno, permanece llena de coches y de gente. Es la pen¨²ltima del peque?o camino de tierra en el que se le perdi¨® la pista a Gabriel, y que por un lado conduce al pueblo, pero por el otro desemboca en la carretera, una salida directa para cualquier veh¨ªculo sin necesidad de pasar por la poblaci¨®n. Desde hace doce d¨ªas, en esa peque?a pedan¨ªa, el silencio de la hora de la siesta ha sido sustituido por un zumbido que recuerda a un enjambre de abejas. Es un dron que sobrevuela la zona sin cesar.
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