ETA desaparece, el dolor perdura
La justicia sigue persiguiendo los atentados de la banda, el ¨²ltimo, el asesinato del comandante Cortizo, en 1995
ETA empieza a desaparecer de la vida cotidiana de los espa?oles como la nieve desaparece de los montes en primavera, sin que nadie se percate de ello. ¡°Un d¨ªa llega, y la nieve ya no est¨¢¡±. El s¨ªmil lo acu?¨® el expresidente de los socialistas vascos Jes¨²s Egiguren en octubre de 2011, cuando la banda terrorista anunci¨® el cese definitivo de la violencia. Seis a?os y medio despu¨¦s, a pocos meses de que la mayor maquinaria de dolor y muerte de Euskadi expida su propio certificado de defunci¨®n, la profec¨ªa de Egiguren parece cumplirse. Para el conjunto de la sociedad, ETA forma parte de un pasado inc¨®modo y nebuloso que se explica mejor por novelas como Patria, de Fernando Aramburu, que por las hemerotecas. Sin embargo, en los tribunales, la nieve sucia de ETA todav¨ªa se acumula en forma de casos sin resolver ¨Cm¨¢s de 300, la mayor¨ªa de los a?os ochenta¨C y se celebran juicios que apenas llaman la atenci¨®n. Como el del asesinato del comandante del Ej¨¦rcito de Tierra Luciano Cortizo, ocurrido en Le¨®n hace 22 a?os. Este martes, la Audiencia Nacional ha condenado a su autor, Sergio Polo, a 110 a?os de prisi¨®n.
El 22 de diciembre de 1995, el comandante, de 44 a?os y natural de A Rua (Ourense), se subi¨® a su Ford Ori¨®n, que hab¨ªa aparcado la tarde anterior junto a su domicilio, situado en un edificio de viviendas militares de la calle ?lvaro L¨®pez N¨²?ez. Era el d¨ªa de la loter¨ªa de Navidad y Cortizo, especialista en psicotecnia militar y sistemas de direcci¨®n de tiro, destinado en el cuartel de El Ferral del Bernesga, pr¨®ximo a la capital leonesa, iniciaba un periodo de permiso. A su lado, en el asiento del copiloto, se sent¨® su hija Beatriz, de 18 a?os. Hab¨ªan recorrido unos 200 metros cuando el veh¨ªculo se detuvo en un sem¨¢foro en rojo de la calle Ram¨®n y Cajal, en el cruce con las calles Renueva y Abad¨ªa. Eran las 13.20 y el Ford Ori¨®n ya no se movi¨® de all¨ª.
Una bomba lapa con kilo y medio de cloratita, colocada bajo el asiento del conductor, estall¨®. Cuando la lluvia y el viento que reinaban ese d¨ªa en Le¨®n disiparon el humo que provoc¨® la explosi¨®n, en el suelo a la izquierda del coche yac¨ªa el cad¨¢ver del comandante Cortizo salvajemente mutilado. Al otro lado del veh¨ªculo, que qued¨® con el techo arrancado, ca¨ªa la joven Beatriz, su hija mayor, con lesiones grav¨ªsimas en el brazo izquierdo, las piernas y el abdomen. Otros tres viandantes sufrieron heridas leves por quemaduras y metralla.
En los once d¨ªas anteriores al ataque en Le¨®n, los comandos de ETA hab¨ªan asesinado a otras siete personas. Sergio Polo Escobes, alias Lur, que entonces ten¨ªa 23 a?os, fue uno de los protagonistas de aquella ofensiva etarra. Seg¨²n la sentencia, Polo, natural de Sopelana (Bizkaia), confeccion¨® la bomba artesanal y la instal¨® en el Ford Ori¨®n del comandante Cortizo tras forzar, durante la noche anterior a la explosi¨®n, la cerradura con un destornillador dise?ado espec¨ªficamente para abrir los coches de esa marca. Para evitar cualquier riesgo para ¨¦l, utiliz¨® un temporizador que le daba un lapso de seguridad de 60 minutos antes de que el mecanismo iniciador de la bomba pudiera funcionar.
Polo se hab¨ªa desplazado desde el Pa¨ªs Vasco y durante las semanas anteriores al crimen hab¨ªa estado siguiendo los pasos de su v¨ªctima, tanto en el entorno de su domicilio como vigilando discretamente el control de acceso a la base militar. Cortizo hab¨ªa escapado varias veces de la muerte por encontrarse de maniobras, por el puente de la Constituci¨®n y porque en ocasiones utilizaba un veh¨ªculo distinto para acudir al cuartel. En una comunicaci¨®n interna, la jefa de los comandos Soledad Iparragirre, Anboto, le manifestaba a Polo que al ¡°tipo de Le¨®n¡±, en referencia al comandante, ¡°se le aparec¨ªa la virgen¡± y ¡°no hay manera de pillarle¡±. Anboto, animaba a Polo a actuar: ¡°Si sigues detr¨¢s del de Le¨®n, lo dices para hacer un comunicado majo¡±.
Esta comunicaci¨®n de Anboto era la respuesta a la obligatoria ¡°autocr¨ªtica¡± que los terroristas enviaban a sus jefes cada vez que fallaban en su objetivo criminal o eran detenidos. Polo hab¨ªa remitido un informe sobre una acci¨®n similar a la que cost¨® la vida al comandante Cortizo perpetrada en Salamanca el 10 de noviembre de 1995. Ese d¨ªa, una bomba lapa arranc¨® de cuajo las dos piernas al capit¨¢n de Infanter¨ªa Juan Jos¨¦ Aliste. Si no muri¨® fue porque el artefacto se instal¨® en los bajos del Fiat Regata que conduc¨ªa, y no bajo el asiento. Polo fue condenado por este atentado a un siglo de prisi¨®n por cinco atentados frustrados, ya que antes de producirse la explosi¨®n en el coche de Aliste viajaban su hija y tres compa?eras de esta que iban al instituto.
La vinculaci¨®n de Polo con los atentados de Le¨®n y Salamanca lleg¨® en junio de 2015, pocos meses antes de que las acciones prescribieran. El hilo estaba seg¨²n la Guardia Civil, en el sumario abierto por la desarticulaci¨®n del comando Araba de ETA en febrero de 1996. En esa operaci¨®n, realizada por la Ertzaintza, se registr¨® una vivienda que ten¨ªa alquilada el etarra en el barrio de Trintxerpe, en Pasaia (Gipuzkoa), los agentes de la polic¨ªa aut¨®noma vasca hallaron la carta de Anboto, armas y efectos que pod¨ªan servir para esclarecer ambas acciones pero que hasta casi dos d¨¦cadas despu¨¦s, no hab¨ªan sido utilizados por los investigadores de los atentados.
Ese registro fue la primera vez que la identidad de Polo, no fichado hasta entonces, qued¨® clara para las fuerzas de seguridad. El etarra no ser¨ªa detenido hasta tres a?os m¨¢s tarde, en marzo de 1999. Ya en la fecha de su detenci¨®n, los agentes le atribu¨ªan la participaci¨®n en el asesinato del comandante Cortizo, aunque el sumario estuvo atascado hasta muchos a?os despu¨¦s.
Las secuelas de las acciones alevosas de Polo permanecen. Beatriz, la hija mayor del comandante Cortizo, pas¨® 37 d¨ªas en el hospital y tard¨® casi un a?o en curarse de sus heridas. Tras el alta, tuvo que someterse a dos operaciones de cadera. Esta v¨ªctima, al igual que le sucede al capit¨¢n Aliste de Salamanca, contin¨²a actualmente en tratamiento psicol¨®gico por estr¨¦s postraum¨¢tico. El comandante estaba casado y ten¨ªa otro hijo, Alejandro, de 17 a?os cuando ETA asesin¨® a su padre.
Polo cumple condena en la c¨¢rcel de Botafuego, en Algeciras (C¨¢diz). Adem¨¢s de estos dos atentados, fue condenado en diciembre de 1999 por el asesinato a tiros del guardia civil Emilio Castillo, perpetrado en San Sebasti¨¢n en marzo de 1993. Fuentes de la Audiencia Nacional calculan que su licenciamiento llegar¨¢ en torno a 2040. Quiz¨¢ para entonces la nieve se habr¨¢ fundido del todo y ya no sea recibido en su pueblo como un h¨¦roe.
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