Relevo generacional
La inesperada escala en Madrid de Mohammed Bin Salm¨¢n, pr¨ªncipe heredero de Arabia Saud¨ª, pone de manifiesto la total vigencia de las relaciones entre las dos monarqu¨ªas
![El rey Felipe y la reina Letizia, momentos antes del almuerzo ofrecido en honor de Mohamed bin Salm¨¢n.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/DAS63YRL56CABOOI5RQTH6X6AY.jpg?auth=6fa6c44979cbd6a839b6100fdb5d20d0325ac6f5d269da382914df9894613611&width=414)
El pr¨ªncipe heredero y primer ministro saud¨ª, Mohammed Bin Salm¨¢n, o MBS, lleg¨® este mi¨¦rcoles a Espa?a en una escala de su larga gira empezada el 4 de marzo. Desde entonces, ha pasado casi un mes en EE UU y, entre los pa¨ªses europeos, Reino Unido, Francia y Espa?a han sido los elegidos. En Madrid recibir¨¢ trato de jefe de Estado, incluida cena con los reyes y estancia en el Palacio de El Pardo, y ser¨¢ recibido por el presidente del Gobierno. La parada en Madrid no se conoci¨® hasta hace pocos d¨ªas, lo que indica que podr¨ªa estar relacionada con el viaje del rey em¨¦rito Juan Carlos a Riad, donde pas¨® la Semana Santa. Confirma tambi¨¦n el peso de la relaci¨®n bilateral y expresa un deseo de continuidad.
La inesperada escala en Madrid pone de manifiesto la total vigencia de las relaciones entre las dos monarqu¨ªas: el hijo del rey Salm¨¢n e inspirador de los significativos cambios emprendidos en el reino wahab¨ª reserva, o a?ade, dos jornadas de su tour por medio mundo para conocer personalmente a Felipe VI. La relaci¨®n entre el rey em¨¦rito y la monarqu¨ªa saud¨ª es antigua y bien conocida. A finales de los a?os 70, el difunto rey Fahd (entonces un pr¨ªncipe que veraneaba en Marbella) y Juan Carlos I entablaron una cercana y pr¨®spera relaci¨®n de amistad. Desde entonces, los lazos no han hecho m¨¢s que estrecharse.
A pesar de las cr¨ªticas que se lanzan contra el r¨¦gimen saud¨ª debido a la ineficaz guerra que mantiene a Yemen en estado de hambruna o al absurdo cerco pol¨ªtico y econ¨®mico que ha creado en torno a Catar, al pr¨ªncipe se le ha reservado trato de soberano y ha firmado contratos multimillonarios en diferentes pa¨ªses occidentales. Parece que su plan Saudi Vision 2030, y las grandes oportunidades que ofrece a los inversores extranjeros, disimula las violaciones de los Derechos Humanos que perduran en el reino wahab¨ª.
Durante su gira, MBS ha concedido entrevistas y realizado muchas y controvertidas declaraciones. Desde el conflicto israelo-palestino hasta la estrategia para combatir al enemigo iran¨ª en la regi¨®n de Oriente Medio, pasando por todo tipo de consideraciones econ¨®micas. Particularmente esclarecedora fue la entrevista realizada por la revista Time, publicada el 5 de abril, que subtitulaba ¡°?Debe el mundo creerse lo que est¨¢ vendiendo el pr¨ªncipe heredero?¡±. Dentro ¨Cy fuera- del reino se plantean dudas sobre si las reformas sociales prometidas ser¨¢n finalmente aprobadas y aplicadas o si, consciente de la reputaci¨®n exterior del pa¨ªs, el pr¨ªncipe lleva a cabo una magn¨ªfica campa?a de lavado de imagen.
El pr¨ªncipe ha asegurado, entre otras cosas, que ¡°no existe el wahabismo¡± y presenta a Arabia Saud¨ª como un pa¨ªs que no se reconoce en dicha doctrina. Es f¨¢cil comprobar c¨®mo la perfecta uni¨®n entre el poder pol¨ªtico y militar de los al-Saud con el liderazgo religioso del fundador de la doctrina wahab¨ª, Mohammed Bin Abd al-Wahab constituy¨® el germen fundacional del Estado saud¨ª (de los tres Estados: 1744, 1824 y, el definitivo, en 1932). El wahabismo es uno de los factores de legitimaci¨®n del reino. Las cifras bailan respecto a qu¨¦ porcentaje de la poblaci¨®n se considera wahab¨ª pero el Islam oficial e institucional es seguidor de esta corriente conservadora, inscrita dentro del islam sunn¨ª. El Consejo de Grandes Ulemas, encargado de promulgar fatwas y legislar, y que est¨¢ dominado por miembros de la escuela hanbal¨ª de jurisprudencia, ofrece una interpretaci¨®n rigorista de los textos y redacta leyes cuya aplicaci¨®n es supervisada por el Comit¨¦ para la Promoci¨®n de la Virtud y la Prevenci¨®n del Vicio. Cabe preguntarse qu¨¦ opinar¨¢n los ulemas saud¨ªes sobre las declaraciones de MBS pero, dado que la obediencia pol¨ªtica constituye una obligaci¨®n religiosa en la doctrina wahab¨ª, ante la aparici¨®n de desacuerdos normalmente optan por el silencio (tal vez, tambi¨¦n, para evitar ciertas represalias)
El objetivo general de esta ins¨®lita ¨Cpor larga¨C gira es diversificar la econom¨ªa (intentar reducir la dependencia del petr¨®leo), atraer la inversi¨®n extranjera y presentarse ante determinados actores como un l¨ªder moderno, din¨¢mico y audaz. Las reformas sociales prometidas y la apertura econ¨®mica planteada parecen satisfacer a los socios internacionales y generan inter¨¦s ¨Cy ciertos recelos tambi¨¦n- en los medios saud¨ªes. Pero en el caso de Espa?a esos objetivos son secundarios: nos enga?ar¨ªamos si interpret¨¢ramos esta parada ¨²nicamente en t¨¦rminos econ¨®micos. La importancia de su visita a Madrid no se limita a impulsar el asunto de las fragatas encargadas por la Marina saud¨ª o a debatir ciertos detalles sobre el AVE que une las ciudades sagradas de La Meca y Medina, y que ha sufrido ciertos retrasos. Su relevancia es pol¨ªtica, como todo lo que hace el joven pr¨ªncipe, y demuestra la buena salud de las relaciones bilaterales. El relevo generacional est¨¢ garantizado.
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