El heredero de Arabia Saud¨ª inicia una gira en busca de financiaci¨®n para sus reformas
Tras una escala en El Cairo, Mohamed Bin Salm¨¢n viaja a Londres y Washington para convencer a los inversores de la estabilidad de su pa¨ªs
El pr¨ªncipe Mohamed Bin Salm¨¢n (MBS) de Arabia Saud¨ª ha iniciado este fin de semana su primer viaje al extranjero desde que fue designado heredero el pasado junio. El hombre fuerte saud¨ª, que se presenta como un modernizador, intenta proyectar una imagen liberal y estable de su pa¨ªs. Existe consenso en que la gira de tres semanas, con paradas clave en Londres y Washington, busca atraer al reino las millonarias inversiones requeridas por las reformas que ha lanzado con el benepl¨¢cito de su padre, el rey Salm¨¢n. Pero su primera escala, en El Cairo, tiene tambi¨¦n un importante mensaje pol¨ªtico.
La visita a Egipto es un claro espaldarazo al presidente Abdel Fattah al Sisi, a escasas semanas de unas elecciones a las que ¨¦ste concurre sin oponentes. Arabia Saud¨ª, que apoy¨® su golpe contra el islamista Mohamed Morsi en 2013, ve en el mariscal egipcio un aliado clave para sus planes regionales. Aunque sin comprometer el despliegue de tropas que MBS esperaba, Al Sisi ha respaldado tanto en la intervenci¨®n militar que el joven pr¨ªncipe lanz¨® en Yemen en 2015 (y que seg¨²n la ONU ha causado una crisis humana sin parang¨®n), como el bloqueo que el a?o pasado impuls¨® contra Qatar.
Nada m¨¢s iniciar su visita, el heredero saud¨ª ha premiado esa lealtad con el anuncio de un fondo conjunto de inversiones por importe de 10.000 millones de d¨®lares (unos 8.130 millones de euros) para desarrollar el lado egipcio de NEOM, una macro ciudad del futuro en el noroeste del Reino del Desierto que ejemplifica los ambiciosos planes de MBS. Significativamente, la v¨ªspera de su llegada a El Cairo, el Tribunal Superior egipcio desestim¨® todos los desaf¨ªos legales pendientes a la cesi¨®n de dos islas del mar Rojo incluidas en el proyecto.
Sin embargo, el eje de la gira no va de invertir fuera, sino de atraer capital a Arabia Saud¨ª. Desde el desplome del precio del petr¨®leo en 2014, Riad se ha visto obligado a gastar casi un tercio de sus 700.000 millones de d¨®lares de reservas para hacer frente a sus gastos. En un intento de hacer su econom¨ªa menos dependiente del crudo, MBS ha puesto en marcha un programa de reformas conocido como Visi¨®n 2030 en el que destaca la privatizaci¨®n de un 5 % de Aramco, la empresa nacional de petr¨®leo, por la que espera obtener 100.000 millones de d¨®lares. Tras la purga de pr¨ªncipes, empresarios y altos cargos que sigui¨® a su repentino acceso al poder, el heredero necesita dar confianza a los potenciales inversores.
El Gobierno de Londres ha dejado claro que respalda los planes de diversificaci¨®n econ¨®mica de MBS. Tambi¨¦n ha declarado que su visita va a reforzar la ¡°cooperaci¨®n para hacer frente a los retos del terrorismo, el extremismo y el conflicto y crisis humanitaria en Yemen¡±. Pero muchos brit¨¢nicos temen que las diferencias sobre Yemen, el acuerdo nuclear con Ir¨¢n, el bloqueo a Qatar o los derechos humanos, queden eclipsadas por el jugoso negocio de las armas que sigue siendo uno de los pilares de la relaci¨®n. Desde el inicio de la guerra de Yemen, el Reino Unido ha autorizado la venta al Ej¨¦rcito saud¨ª de material militar por valor de 6.400 millones de d¨®lares, incluidos cazas, bombas y misiles. De hecho, las anunciadas protestas por ese motivo ya influyeron en el retraso del viaje, inicialmente fijado para el mes pasado y que fuentes saud¨ªes han calificado de ¡°uno de las m¨¢s delicados¡± de este a?o.
En EE. UU., donde el pr¨ªncipe Mohamed prev¨¦ visitar Nueva York, San Francisco y tal vez Texas adem¨¢s de Washington, el clima se presenta m¨¢s favorable. La Administraci¨®n Trump, volcada en los negocios, est¨¢ adem¨¢s en sinton¨ªa con la exacerbada desconfianza hacia Ir¨¢n que ha mostrado el heredero saud¨ª y ha relajado el escrutinio sobre la venta de armas de la era Obama. S¨®lo el asunto de Qatar parece interponerse entre ellos. Habr¨¢ que observar si llegan a firmar el acuerdo de cooperaci¨®n nuclear en el que EE. UU. ha estado trabajando para impedir que Riad, que quiere empezar a construir dos reactores, siga el camino de Teher¨¢n y se empe?e en enriquecer uranio.
Aunque tanto la City de Londres como Wall Street aspiran a ser elegidas para lanzar la impresionante oferta p¨²blica de acciones (IPO) de Aramco, existen crecientes dudas sobre la posibilidad de que Arabia Saud¨ª pueda cumplir los requisitos exigidos. ¡°Aramco se enfrenta a problemas de transparencia en su gesti¨®n y tendr¨ªa que revelar datos que nadie cree que sus responsables est¨¦n dispuestos a revelar¡±, asegura una fuente bancaria occidental en Dub¨¢i.
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