Una sentencia en soledad
La condena por abusos a La Manada ha dejado un tribunal dividido y se?alado por las protestas en la calle
El pasado jueves, a las 13.15, Jos¨¦ Francisco Cobo ley¨® en una sala abarrotada una sentencia con la que solo estaba de acuerdo ¨¦l. Sucedi¨® en una Audiencia llena de abogados y fiscales que salieron barruntando recursos. Ante un p¨²blico que buf¨® nada m¨¢s levantarse de la silla. Escuchando la reacci¨®n de 200 personas que gritaban en contra. En una ciudad, Pamplona, en la que se colgaron mu?ecos con sus caras. En un pa¨ªs en el que las calles se llenaron a las pocas horas para protestar airadamente. Durante los 21 minutos que tard¨® en leer la sentencia, con los silbidos col¨¢ndose en la sala, las acusaciones mir¨¢ndole estupefactas, las defensas compungidas y el p¨²blico tuiteando furioso, Jos¨¦ Francisco Cobo supo lo que era estar solo de verdad.
Podr¨ªa pensarse que el juez y su compa?era, la magistrada Raquel Fernandino, ten¨ªan el apoyo de los que pensaban que no hab¨ªa habido agresi¨®n sexual, pero tampoco: el voto discrepante de su tercer compa?ero de tribunal, Ricardo Gonz¨¢lez, era una bomba nuclear preparada a lo largo de cinco meses y utilizada r¨¢pidamente por los que se inclinaban por creer a La Manada. Se trata de un voto extraordinariamente armado que ocupa 237 folios de 371, y que sorprende por la abundancia de adjetivos, deducciones personales y, sobre todo, una implacable dureza contra sus compa?eros de tribunal. Les acusa de un ¡°sesgo voluntarista para poder justificar mejor su decisi¨®n de condenar a los acusados por un delito de abusos sexuales con prevalimiento¡±, sesgo que ¡°se acrecienta¡± al valorar los v¨ªdeos; cuesta diferenciar ese ¡°sesgo¡±, si se hubiera producido, de la prevaricaci¨®n. Del mismo modo, cita Gonz¨¢lez al Tribunal Supremo: ¡°El discurso judicial nunca puede ser vicario de la voluble y a veces evanescente opini¨®n p¨²blica. Con frecuencia se ha de remar a contracorriente¡±. Unas consideraciones que el Supremo hizo a prop¨®sito del asesinato del alcalde de Fago (Huesca) a manos de Santiago Mainar.
¡°Esos compa?eros de tribunal seguir¨¢n, despu¨¦s de este juicio, recibiendo casos de agresi¨®n sexual, y de otro tipo, para juzgarlos juntos. Ellos ver¨¢n c¨®mo se componen despu¨¦s de esto¡±, dice un buen conocedor del mundo judicial en Navarra, que afirma no haberse encontrado nunca con un voto particular ¡°tan abierta y contundentemente discrepante del resto, con valoraciones tan duras¡±. No es el primero de Gonz¨¢lez: en los ¨²ltimos cinco a?os ha emitido tres votos particulares en otras tantas sentencias. No hay un patr¨®n ni un sesgo; ¨¦l fue el magistrado que formul¨® las preguntas al jurado y firm¨® el veredicto de absoluci¨®n de Pilar Marcos, acusada de matar a su marido tras sufrir 40 a?os de violencia machista; la decisi¨®n fue recurrida, se pactaron finalmente tres a?os y un indulto confirm¨® que Marcos no entrar¨ªa en prisi¨®n.
Jos¨¦ Francisco Cobo, el presidente del tribunal que juzg¨® a La Manada, puede ser, seg¨²n quienes conocen y siguen su trabajo, ¡°demasiado jurista, demasiado enciclop¨¦dico y quiz¨¢s cuadriculado¡±, hecho por el cual en la sentencia, confrontando las versiones de ¨¦l y Fernandino con la de Gonz¨¢lez, ¡°comunique¡± mejor la de este ¨²ltimo, un juez obsesivo y detallista, que ha hilado estos ¨²ltimos meses un voto contrario lleno de referencias y entrecomillados de las declaraciones de la v¨ªctima, tratando de convertir varias de sus contradicciones, que podr¨ªan pasar como naturales en su contexto, en pruebas definitivas contra ella. Por otro lado, la sentencia es una derrota absoluta de las acusaciones particulares y del juez instructor, explican fuentes judiciales. ¡°Su manera de acusar y de asesorar, unido al estado de confusi¨®n de la chica el d¨ªa de la declaraci¨®n, y a un juez instructor que quiere instruir casos a velocidad de v¨¦rtigo, nos lleva a esta entelequia¡±.
Gonz¨¢lez, Cobo y Francisco Goyena formaron, durante muchos a?os, el tribunal de la secci¨®n segunda de la Audiencia de Navarra. Cobo fue, en 2010, el primer juez de Espa?a que dict¨® un auto en el que ratificaba la decisi¨®n de una jueza de aplicar la daci¨®n en pago y responsabilizar a los bancos de la crisis y del drama de miles de familias. Raquel Fernandino, la jueza que forma parte ahora de la terna, tom¨® posesi¨®n en 2015 tras la marcha de Goyena. Cuatro a?os antes se hab¨ªa incorporado el juez Ernesto Vitall¨¦, que fue sancionado seis meses por acumulaci¨®n de retrasos en las sentencias. Unos retrasos, por otro lado, famosos en la secci¨®n segunda, y que ahora han tenido en vilo a las partes en el caso del juicio a La Manada, especialmente porque los acusados se encuentran, desde verano de 2016, en prisi¨®n provisional.
No ha habido, sin embargo, nada que haya provocado tanta atenci¨®n como el juicio de La Manada. En diversos foros judiciales se incide en dos aspectos: la posibilidad de que este tipo de juicios sea p¨²blico para que de este modo todo el mundo tenga acceso a testimonios y pruebas, a pesar de que as¨ª se sacrifique la intimidad de los acusados; o, por el contrario, que no haya, como en cualquier juicio rutinario, ninguna medida extraordinaria, como en el caso de la lectura p¨²blica y retransmitida por los medios de comunicaci¨®n de la sentencia. Entre distintas asociaciones de jueces hay un fuerte malestar por las cr¨ªticas recibidas por el estamento judicial. Un ejemplo: ¡°Es f¨¢cil distinguir entre el bien y el mal. Cualquier persona est¨¢ en condiciones de trazar esa distinci¨®n. Si los jueces no actuamos en consecuencia es simplemente porque somos c¨®mplices del mal, pues ese saber est¨¢ al alcance de cualquiera¡±.
Conclusiones escandalosas
En el caso de la Manada, una gran mayor¨ªa de la opini¨®n p¨²blica ped¨ªa agresi¨®n sexual de acuerdo, primero, a la versi¨®n de la v¨ªctima y, despu¨¦s, tras leer los hechos probados y reconocidos por el tribunal; una minor¨ªa, absoluci¨®n. La ma?ana del jueves Jos¨¦ Francisco Cobo y Raquel Fernandino sentenciaron que lo que ocurri¨® en un habit¨¢culo de un portal de la calle Paulino Caballero de Pamplona el 7 de julio de 2016 no hab¨ªa sido una violaci¨®n ni una relaci¨®n deseada por la chica, sino un delito de abusos sexuales. Sostenido por unos hechos probados que daban la raz¨®n en todo a la versi¨®n de la v¨ªctima, que hab¨ªa sido penetrada varias veces. Lo que el tribunal ven¨ªa a decir era que los hechos hab¨ªan ocurrido como la v¨ªctima contaba, pero equivocaba la definici¨®n: no la hab¨ªan agredido, sino abusado de ella. Porque no hab¨ªa habido intimidaci¨®n o violencia.
Se trata de un debate complejo y un caso infernal con varias conclusiones escandalosas que afectan a millones de mujeres; quiz¨¢ la mayor de ellas sea el hecho de que tres magistrados de un tribunal no se ponen de acuerdo, tras ver los v¨ªdeos y escuchar a todas las partes, en qu¨¦ es un abuso sexual y qu¨¦ una org¨ªa.
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