¡°Aquel d¨ªa amenazaba m¨¢s tormenta¡±
El asesinato de Miguel ?ngel Blanco provoc¨® una rebeli¨®n civil y la "mayor reacci¨®n contra ETA"
"Aquel d¨ªa amenazaba m¨¢s tormenta / y la tormenta no se hizo de rogar".
Con cientos de kil¨®metros a la espalda, Carlos Go?i lleg¨® a Santurtzi (Bizkaia) cuando ca¨ªa la noche del 12 de julio de 1997, apenas unas horas despu¨¦s de que tres miembros del comando Donosti introdujesen a Miguel ?ngel Blanco en el maletero de un coche, lo condujesen hasta las afueras de Lasarte (Gipuzkoa) y le descerrajasen dos tiros en la cabeza. Mientras Jos¨¦ Luis Geresta M¨²jica, alias Ttotto, sujetaba al edil de Ermua ¡ªal que hab¨ªan atado las manos con un cable el¨¦ctrico¡ª; Francisco Javier Garc¨ªa Gaztelu, alias Txapote, le disparaba por la espalda, cumpliendo as¨ª con la amenaza lanzada 48 horas antes: si el Gobierno no ced¨ªa al chantaje de acercar a los presos de ETA, lo ejecutar¨ªan. "Para m¨ª, aquel asesinato fue un shock. Me pegu¨¦ una llantera tremenda. As¨ª que me met¨ª en el hotel y me puse a escribir", relata Go?i, cantante del grupo Rev¨®lver, que rememora 21 a?os despu¨¦s c¨®mo aquella noche compuso Una lluvia violenta y salvaje, en homenaje al concejal del PP.
El asesinato de Miguel ?ngel Blanco fue uno de los cr¨ªmenes de la banda que m¨¢s conmocion¨® a la sociedad espa?ola. Provoc¨® "la mayor reacci¨®n contra ETA de la historia", seg¨²n relatan expertos de la lucha antiterrorista, que recuerdan que m¨¢s de seis millones de personas se echaron a la calle durante aquellos d¨ªas, que se organizaron m¨¢s de 1.500 actos p¨²blicos de protesta, que por primera vez los simpatizantes de ETA tuvieron que ser protegidos... "A Batasuna le quitamos la calle", ha llegado a afirmar Carlos Totorika, entonces alcalde socialista de Ermua.
El 10 de julio de 1997, el edil del PP sali¨® a las nueve de la ma?ana de su casa en direcci¨®n a Eibar, donde trabajaba como economista en la empresa Eman Consulting. Pero nunca lleg¨®. El comando Donosti lo intercept¨®, lo meti¨® en un veh¨ªculo oscuro y lo traslad¨® hasta el lugar donde lo mantuvo secuestrado durante dos d¨ªas. "Estaba desde el primer momento condenado a muerte", sentencian el coronel Manuel S¨¢nchez?y la cabo Manuela Sim¨®n, dos agentes de la Guardia Civil que participaron en la lucha contra la banda terrorista y autores de Historia de un desaf¨ªo. Cinco d¨¦cadas de lucha sin cuartel contra ETA.
En el libro, los dos guardias civiles explican que el secuestro y asesinato de Blanco se organiz¨® como "venganza por la liberaci¨®n", apenas diez d¨ªas antes, de Jos¨¦ Antonio Ortega Lara, al que mantuvieron encerrado en un zulo durante casi dos a?os. Pero tambi¨¦n para presionar pol¨ªticamente para "conseguir el reagrupamiento de los presos de ETA en las c¨¢rceles vascas y navarras". De hecho, los agentes incluyen en su obra una carta intervenida del etarra Jos¨¦ Javier Arizkuren, Kantauri, donde se especifica detalladamente esa estrategia: "Es muy importante darles a los pol¨ªticos del PP. Cualquier pol¨ªtico del PP es objetivo. Otra cosa, poned toda la fuerza posible en levantar a un concejal del PP, dando un ultim¨¢tum de d¨ªas para que los presos est¨¦n en Euskadi".
El plan lo sufri¨® el edil de Ermua, al que tirotearon el 12 de julio en una pista forestal a las afueras de Lasarte. Dos hombres que paseaban con unos perros lo hallaron sobre las 16.40 horas de la tarde. "De repente, nos dicen por transmisiones que un cazador ha visto a un hombre en el suelo. Est¨¢bamos al lado y nos acercamos. Era Miguel ?ngel Blanco. Lo encontramos agonizando", ha narrado el guardia civil Jos¨¦ Mar¨ªa Justo, que particip¨® en el dispositivo de b¨²squeda. Los terroristas acababan de dispararle dos tiros con una pistola Beretta del calibre 22 Long Rifle. Pero a¨²n viv¨ªa y lo trasladaron al hospital de San Sebasti¨¢n, donde falleci¨® finalmente a las cinco de la madrugada del d¨ªa 13.
"Resulta dif¨ªcil pensar en una forma de causar la muerte m¨¢s alevosa, que la ocasionada a una v¨ªctima que tras m¨¢s de 24 horas de doloroso cautiverio, se encuentra de espaldas, sujeta por uno de los miembros del comando, con las manos atadas, y a la que inopinadamente se le propinan dos disparos de arma de fuego en la cabeza, a corta distancia", escribieron los magistrados de la Audiencia Nacional que condenaron a 50 a?os de c¨¢rcel a Txapote y a su compa?era, Irantzu Gallastegi, tambi¨¦n integrante del comando Donosti, por el asesinato de Blanco. A Ttotto nunca se le lleg¨® a juzgar: su cad¨¢ver se encontr¨® en 1999 con un tiro en la sien. Los forenses concluyeron que se suicid¨®.?
La "vil y cruel acci¨®n" ¡ªen boca de los jueces de la Audiencia Nacional¡ª provoc¨® una rebeli¨®n civil en toda Espa?a. "iETA, escucha, aqu¨ª tienes mi nuca!", gritaron miles de personas en las calles del pa¨ªs. "Fue una de las pocas veces que nos unimos todos", se?ala Carlos Go?i, que decidi¨® celebrar el concierto previsto en Santurtzi, a solo unos 50 kil¨®metros de Ermua. "Fue uno de los momentos m¨¢s bestiales de mi vida. Vi a miles y miles de personas con las manos pintadas de blanco". Pero no toc¨® Una lluvia violenta y salvaje.?No estaba lista. S¨ª lo hizo unos meses despu¨¦s en San Sebasti¨¢n. Por primera vez son¨® en Euskadi: "Me dijeron que pod¨ªan ocurrir dos cosas: que me corrieran a latazos o que pasase algo m¨¢s. Y ocurri¨® lo segundo. Todo el p¨²blico se puso de pie emocionado. Fue un momento muy grande que siempre llevar¨¦ en el coraz¨®n".
"Aunque esa canci¨®n luego dej¨¦ de tocarla. Me di cuenta de que hab¨ªa una frase que estaba mal. 'Usaremos nuestra fuerza / tanto si est¨¢ mal o bien', dec¨ªa. Me dije que eso no estaba bien porque no creo que debamos tomarnos la justicia por nuestra mano", contin¨²a Go?i. Y la letra tambi¨¦n dice Cometimos el error de imaginar que alg¨²n d¨ªa todo esto tendr¨¢ fin, ?c¨®mo lee esta parte ahora? "Pues como otro motivo m¨¢s para no tener que cantarla. Porque ETA ya ha tenido fin y es genial que ya no exista. Aunque es una l¨¢stima que [la canci¨®n] no haya descansado mucho antes".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.