Aprender a despedirse de la vida
La gesti¨®n de las emociones es esencial para los familiares y pacientes de cuidados paliativos
Es la una de la tarde y Carmen Batz acaba de terminar un encuentro con uno de los familiares de un paciente del Centro de Cuidados La Laguna, en Madrid. Durante ese tiempo, su misi¨®n principal es tan delicada como imprescindible: lograr que expresen y gestionen las emociones, en una situaci¨®n para la que casi nunca se est¨¢ preparado, el final de la vida de un ser querido. Batz forma parte del equipo de psic¨®logos ¡ªcuatro en total¡ª que trabajan en la unidad de cuidados paliativos, a trav¨¦s del Programa para la Atenci¨®n Integral a Personas con Enfermedades Avanzadas de la Fundaci¨®n La Caixa.
¡°Es muy frecuente que los familiares repriman las emociones por no preocupar a los pacientes¡±, se?ala Batz, que destaca c¨®mo las personas que atienden a los enfermos se sienten con frecuencia exhaustas. ¡°Llegan muy desbordados, se cuidan poco a s¨ª mismos¡±, afirma. Lograr que se organicen y que tengan un espacio propio es otro de los objetivos de la asistencia, cuya frecuencia y din¨¢mica se personaliza en funci¨®n de cada caso. Para ello, en un primer abordaje, el equipo de psic¨®logos eval¨²a las necesidades de la persona ingresada y de sus allegados y establece el tipo de intervenci¨®n, que en ocasiones incluye un seguimiento durante el duelo.
Como se?ala Batz, en los tres meses que hace que Rosa Caro, de 86 a?os, acompa?a a su marido, Miguel Guerrero, de 89 a?os, no ha habido momento que se haya despegado de su lado. Llevan 62 a?os casados y aunque Caro es consciente de que la situaci¨®n de su pareja es irreversible, no escatima en palabras de agradecimiento por la ayuda de todo el personal del centro y en concreto, por el de la psic¨®loga que la acompa?a. ¡°Me ha dado sobre todo cari?o. Incluso, me han hecho irme seis d¨ªas a mi casa a descansar porque estaba muerta¡±, relata sin conseguir no emocionarse al recordar su experiencia.
El trabajo emocional es indispensable tambi¨¦n en los pacientes de cuidados paliativos. ¡°Saben que est¨¢n llegando al final de su vida y eso les causa un impacto emocional¡±, aclara Raquel Puerta, m¨¦dico de familia del centro. Por ello, la labor del Equipo de Atenci¨®n Psicosocial de la Obra Social La Caixa ¡ªexisten 42 en toda Espa?a, que asisten tanto en hospitales como a domicilio¡ª no se restringe a los familiares. Que los enfermos conecten con lo que sienten es otro de los objetivos de los psic¨®logos. ¡°A veces est¨¢n bloqueados por las sensaciones negativas, por lo que aplicamos t¨¦cnicas de relajaci¨®n y de expresi¨®n mediante diferentes m¨¦todos¡±, explica Batz.
La actividad que desarrollan Batz y sus compa?eros junto la de trabajadores sociales, m¨¦dicos, fisioterapeutas, enfermeros hace que los resultados vayan mucho m¨¢s all¨¢ del alivio de los s¨ªntomas f¨ªsicos. De hecho, durante el proceso, tambi¨¦n hay tiempo para el aprendizaje. Como Emilio Gonzalo, que a sus 87 a?os y diagnosticado de c¨¢ncer de pr¨®stata, ha aprendido a desenvolverse en los fogones gracias a los talleres de cocina. ¡°Hemos hecho empanadillas, tortilla... estamos muy entretenidos¡±, afirma el anciano. Incluso, se encuentran momentos y ganas para las bromas ¡°Te invito a un caf¨¦ Jos¨¦ Luis¡±, pregunta Gonzalo a su compa?ero de actividad. ¡°?O prefieres un whisky sin alcohol?¡±.
Continuidad del proyecto
La Fundaci¨®n La Caixa y el Ministerio de Sanidad han renovado este martes el Programa para la Atenci¨®n a Personas con Enfermedades Avanzadas, lo que asegura la continuidad del proyecto. Adem¨¢s de la asistencia psicosocial a enfermos adultos de cuidados paliativos, la poblaci¨®n infantil ser¨¢ otro de los pilares de la iniciativa. Para ello, el plan prev¨¦, entre otras medidas, cursos de formaci¨®n con el fin de impulsar, promover y facilitar la atenci¨®n paliativa pedi¨¢trica en el Sistema Nacional de Salud.
En la actualidad, el programa se implementa en 124 hospitales de toda Espa?a y 130 unidades de apoyo domiciliario, a trav¨¦s de 42 equipos de atenci¨®n psicosocial formados por psic¨®logos, trabajadores sociales, enfermeros, m¨¦dicos, agentes pastorales y voluntarios. En los casi diez a?os de vida del proyecto, 134.700 pacientes y 187.700 familiares han sido atendidos por todos ellos.
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