Las guerras del general de Podemos
Julio Rodr¨ªguez explica su tr¨¢nsito desde la c¨²pula de las Fuerzas Armadas a la formaci¨®n morada


¡°Un d¨ªa parado delante de un sem¨¢foro, junto a mi amigo el general [Ram¨®n Fern¨¢ndez Sequeiros], que fue tambi¨¦n jefe de Estado Mayor del Aire, vi c¨®mo un voluminoso 4x4 se deten¨ªa ante mis narices, bajaba la ventanilla del conductor y aparec¨ªa la figura de una mujer de mediana edad que me grit¨® con todas sus fuerzas: ?Eres un cabr¨®n y un traidor!¡±.
Julio Rodr¨ªguez, el general de Podemos, como lo califica el subt¨ªtulo del libro, explica en sus memorias (¡°Mi patria es la gente¡±, Pen¨ªnsula, 2018) c¨®mo pas¨® de ser un respetado jefe del Estado Mayor de la Defensa a un apestado al que muchos rehu¨ªan. De todos los insultos y amenazas que recibi¨® tras hacer p¨²blico su ingreso en Podemos, lo m¨¢s duro fue una carta atribuida a un teniente general en la reserva, aconsej¨¢ndole ¡°poner entre sus dientes la bocacha de un Cetme¡±, que difundieron varios medios hasta que el supuesto firmante neg¨® su autor¨ªa.
Rodr¨ªguez no oculta que su fichaje fue una operaci¨®n de m¨¢rketing del partido morado. ¡°Necesitaban quitarse la imagen de perroflautas incorporando a figuras s¨®lidas y fiables¡±. As¨ª se lo confes¨® Rafael Mayoral, secretario de Relaciones con la Sociedad Civil, cuando contact¨® con ¨¦l en septiembre de 2015 para pedirle un informe sobre pol¨ªtica de defensa para el programa electoral. O el propio Pablo Iglesias, con quien se reuni¨® el 29 de octubre, tras aceptar formar parte de sus listas.
Quien fuera m¨¢ximo asesor militar del presidente Zapatero y de la ministra Carme Chac¨®n niega tajantemente que acabara en Podemos porque el PSOE no quiso hacerle hueco y defiende la coherencia de su trayectoria pol¨ªtica: en 1977 vot¨® al PCE y en las elecciones europeas de 2014 a la formaci¨®n morada nacida al socaire del 15-M. No form¨® parte de la UMD, la organizaci¨®n clandestina de militares dem¨®cratas bajo el franquismo, pero compart¨ªa sus aspiraciones y principios.
Podemos obtuvo el ¨¦xito medi¨¢tico que buscaba con el fichaje de su general, pero este pag¨® un alto precio. Como todos los exmiembros de la c¨²pula militar, pertenec¨ªa a la Asamblea de la Orden Militar de San Hermenegildo, un ¡°cementerio de elefantes¡±, seg¨²n su definici¨®n, que le permit¨ªa redondear el sueldo. Rodr¨ªguez pidi¨® el pase a retiro antes de hacer p¨²blico su salto a la pol¨ªtica, pero el Gobierno interpret¨® que segu¨ªa sujeto a la disciplina militar y le ces¨® ¡°por falta de confianza y p¨¦rdida de idoneidad¡±. Quiso presentar ante la opini¨®n p¨²blica su salida de las Fuerzas Armadas como una expulsi¨®n deshonrosa y no como una baja voluntaria. Ni en las elecciones de 2015 ni en las de 2016 logr¨® esca?o en el Congreso, pero ¨¦l asegura que no se arrepiente de nada.
Al margen de las querellas internas de Podemos, de las que Rodr¨ªguez no cuenta nada en sus memorias, aunque es secretario general de la organizaci¨®n en Madrid, esa fue seguramente la guerra m¨¢s sucia en la que se ha visto envuelto. Y eso que, como jefe del Estado Mayor de la Defensa, tuvo que dirigir a las fuerzas espa?olas en varios conflictos b¨¦licos.
Uno de ellos fue la intervenci¨®n en Libia en 2011, que provoc¨® la ca¨ªda del coronel Gadafi y desencaden¨® una guerra civil a¨²n inacabada. Espa?a particip¨® con seis cazas F-18, una fragata, un avi¨®n de patrulla mar¨ªtima y un submarino, que realizaron misiones de vigilancia, nunca de ataque a suelo. ¡°La motivaci¨®n, seg¨²n se dijo, era humanitaria, pero bajo esos buenos principios hab¨ªa otros intereses no tan nobles¡±, sugiere Rodr¨ªguez, quien recuerda una reuni¨®n del gabinete de crisis, del que ¨¦l formaba parte, en la que el entonces ministro de Industria, Miguel Sebasti¨¢n, subray¨® la dependencia espa?ola del gas y el petr¨®leo libios.
En las memorias de pol¨ªticos en activo, y Rodr¨ªguez lo es, aunque at¨ªpico, no suele ocupar mucho espacio la autocr¨ªtica. El general reconoce que hubo ¡°un desajuste en la gesti¨®n de los horarios a la hora de comunicarle a la OTAN¡± la decisi¨®n de retirar las tropas espa?olas de Kosovo, que Chac¨®n hizo p¨²blica el 19 de marzo de 2009, y que ¡°el problema estuvo en el inter¨¦s del gabinete de la ministra por rentabilizar medi¨¢ticamente cada decisi¨®n¡±, pero acusa a la oposici¨®n de utilizar ¡°torticeramente¡± esta descordinaci¨®n y sostiene que ¡°aquella s¨ª fue una retirada planificada con tiempo y profesionalmente bien hecha, no como la de Irak¡±, ordenada por Zapatero en 2004.
No menos pol¨¦mica gener¨® el secuestro del pesquero Alakrana por piratas somal¨ªes. Los rehenes fueron liberados, pero solo despu¨¦s del pago de un rescate y sin que fuera posible capturar a los secuestradores. Rodr¨ªguez explica que los militares espa?oles fueron a la caza de los piratas en cuanto liberaron a los secuestrados, pero los disparos no impactaron en los motores de las lanchas, por lo que pudieron huir con el bot¨ªn. Otra cosa habr¨ªa sido tirar a matar o hundir las embarcaciones, como sugirieron algunos medios, pero eso hubiera supuesto violar las normas internacionales. ¡°El caso Alakrana qued¨® como un borr¨®n [...] En realidad, se trat¨® de una operaci¨®n exitosa. Si tuviera que afrontarla de nuevo, volver¨ªa a hacer lo mismo¡±.
El general arremete contra los "militaristas" que ¡°creen que la testosterona y la aplicaci¨®n de la violencia es la ¨²nica soluci¨®n posible a todos los conflictos¡±. Y dedica buena parte del libro a explicar c¨®mo pudo ser el m¨¢ximo responsable de las Fuerzas Armadas y, a la vez, ¡°antimilitarista convencido¡±. Alega que el militarismo no es m¨¢s que ¡°la preponderancia de los militares, de la pol¨ªtica militar o del esp¨ªritu militar en una naci¨®n¡±, por lo que hay civiles militaristas y militares que no lo son.
Reservado por formaci¨®n y car¨¢cter, solo bordea la indiscreci¨®n cuando habla de la Familia Real. ¡°Era un secreto a voces que entre ella [la entonces princesa Letizia] y el rey Juan Carlos no hab¨ªa buen feeling. Los comentarios de ella y su tono de voz me hicieron confirmar esa impresi¨®n¡±, recuerda. Toma nota del distanciamiento que tambi¨¦n exist¨ªa entre la actual reina y las infantas Elena y Cristina y revela que la primera le confes¨® su incomodidad con "ciertos requisitos del protocolo" de la Casa Real y su deseo de "cambiarlos o directamente eliminarlos tan pronto como pudiera¡±. Con todo, su opini¨®n de la Reina, ¡°m¨¢s cercana a la realidad del pa¨ªs que la mayor¨ªa de los miembros de la Corte¡±, es mejor que la del Rey, ¡°una persona muy conservadora, muy parecido a su madre¡±, o de don Juan Carlos, que aprovechaba ¡°su simpat¨ªa natural para tramar entre bambalinas, recabar informaciones discretamente y ejercer oscuras influencias¡±.
Concluye que ¡°Podemos no ha querido abrir en este momento¡± el debate entre Monarqu¨ªa y Rep¨²blica, ¡°porque no es una demanda acuciante" de la sociedad espa?ola, pero que advierte de que ¡°alg¨²n d¨ªa, m¨¢s pronto que tarde¡± habr¨¢ que afrontarlo ¡°consultando a la ciudadan¨ªa¡±.
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