Gana el pragmatismo en el PNV

Ha ganado el pragmatismo en el PNV. Era mucho lo que se jugaba con el apoyo a los Presupuestos. No s¨®lo en clave econ¨®mica -570 millones de inversi¨®n en infraestructuras-. M¨¢s a¨²n, en clave social y pol¨ªtica. El logro del mantenimiento del poder adquisitivo de los pensionistas, v¨ªa IPC, durante dos a?os no s¨®lo es un gui?o electoral hacia uno de los colectivos m¨¢s importantes, el vasco. Es un gui?o pol¨ªtico de alcance nacional, destinado a desbaratar la campa?a de Ciudadanos contra el PNV por ¡°insolidario¡±, el del ¡°cuponazo¡± de los Presupuestos de 2017.

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El PNV, en la encrucijada

Un pacto muy caro

El PNV ha querido exhibir ante la opini¨®n espa?ola su vertiente social, que est¨¢ en su acci¨®n de Gobierno en Euskadi -la mitad del tiempo con ejecutivos compartidos con los socialistas- y le ha alejado y aleja del nacionalismo catal¨¢n, hoy en una deriva independentista e insolidaria. Con al apoyo a los Presupuestos tambi¨¦n ha pretendido evitar un adelanto electoral que s¨®lo interesa a Ciudadanos, su m¨¢xima preocupaci¨®n pol¨ªtica por su pretensi¨®n recentralizadora. Finalmente, Urkullu asegura los presupuestos del Gobierno vasco al contar con el apoyo del PP vasco para sumar una mayor¨ªa que no alcanza en el Parlamento auton¨®mico la suma del PNV y PSE.

El problema que ha tenido que superar no era menor. El presidente del PNV, Andoni Ortuzar, hab¨ªa comprometido solemnemente, desde fines de marzo, que no apoyar¨ªa los Presupuestos mientras estuviera vigente el 155. Ha tenido que incumplir su palabra, apelando al mal menor con el argumento de que sin Presupuestos, Rajoy adelantar¨¢ las elecciones, la crisis catalana se prolongar¨¢ indefinidamente y el PNV perder¨¢ su papel mediador.

La factura de esta decisi¨®n la tratar¨¢n de cobrar al PNV m¨¢s en Euskadi que en Madrid, d¨®nde la izquierda no quiere el adelanto electoral. Sus cr¨ªticos ser¨¢n Bildu y los sectores m¨¢s radicales del partido a quienes ha tratado de compensar con un reconocimiento del derecho a decidir en el pre¨¢mbulo del nuevo estatuto, votado ayer en el Parlamento vasco, cuya viabilidad pol¨ªtica es discutible.

Es buen momento para que el t¨¢ndem Urkullu-Ortuzar, en vez de hacer cabriolas, explique a sus bases c¨®mo el president Puigdemont es un pol¨ªtico incontrolado que no obedece siquiera a los partidos independentistas catalanes, que no tuvo en cuenta los intereses del PNV ni la mediaci¨®n del lehendakari Urkullu, en octubre, cuando decidi¨® no convocar unas elecciones auton¨®micas que hubieran evitado la intervenci¨®n estatal. Y que tampoco los ha tenido al elegir Quim Torra un Gobierno, con presos y huidos, que lo imped¨ªa y, con ello, el levantamiento del 155.

Yendo al fondo de la cuesti¨®n, el PNV ten¨ªa que haber marcado claramente distancia de la deriva del independentismo catal¨¢n cuando desbord¨® la legalidad entre el 6 y 8 de septiembre en el Parlament y declar¨® unilateralmente la independencia. Esa claridad le hubiera evitado el dilema. Pero, adem¨¢s, hubiera fortalecido su voz ante la Uni¨®n Europea y Rajoy para reprocharle, con mayor autoridad, su enorme error de no haber canalizado por v¨ªa pol¨ªtica la cuesti¨®n catalana, cuando se plante¨® a?os atr¨¢s, y haberla reconducido por la v¨ªa judicial.