Montero hace de Montoro
El nuevo Gobierno se estrena en el Parlamento defendiendo los presupuestos del PP en el Senado, en una sesi¨®n que parece el mundo al rev¨¦s
De Montoro a Montero no ha cambiado mucho el defensor de los Presupuestos esta tarde del lunes en el Senado, una vocal y poco m¨¢s. Pero todo el resto s¨ª, la C¨¢mara Alta era el mundo al rev¨¦s. Una ministra socialista, Mar¨ªa Jos¨¦ Montero, el primer miembro del nuevo Gobierno en aparecer en el Parlamento, defend¨ªa unos Presupuestos, aunque no eran suyos, sino de Crist¨®bal Montoro. Mientras, el PP la abucheaba, aunque eran suyos. Lo de menos, evidentemente, era lo que se discut¨ªa, sino discutir. Luego siguieron los vetos de cinco grupos ¨CUnidos Podemos, ERC, Bildu, PDeCAT y Comprom¨ªs-, pero lo hac¨ªan en la confianza de que ser¨¢n convenientemente rechazados por el PP, porque en realidad apoyaron el otro d¨ªa la investidura de Pedro S¨¢nchez.. A su vez, el partido conservador present¨® 19 enmiendas parciales a su propio texto, para quitar 35 millones destinados en principio al Pa¨ªs Vasco, aunque los pact¨® no hace ni un mes con el PNV. A cambio, inversiones en el AVE a Granada o en el Camino de la Cruz de Caravaca. En una jornada de tal disipaci¨®n no hubo apenas partidos que no actuaran como si hubieran bebido, haciendo cosas irreconocibles, que no les pegaban.
Era deprimente porque se adivinaba sobre este juego, como una nube de pensamiento de los tebeos, un inconfesable sentir com¨²n: total, para lo que sirve el Senado. En este caso, para que una vez finalizado el tr¨¢mite en esta C¨¢mara el pr¨®ximo lunes d¨ªa 18, los Presupuestos pasen al Congreso y all¨ª se desarrolle un segundo acto de esta curiosa escenificaci¨®n donde unos hacen de otros. El PSOE y sus aliados tendr¨¢n que apoyarlos, solo para fastidiarse, mientras en el PP se dan codazos de risa.
Montero, que hac¨ªa de Montoro, estren¨® la nueva fila de sillones azules del Gobierno, colocada en la derecha del hemiciclo, bajo la bancada socialista. Los suyos la aplaudieron, pero parec¨ªa muy sola all¨ª delante, con unos Presupuestos que hac¨ªan tan mala compa?¨ªa. Se sent¨® muy escorada y no hab¨ªa por all¨ª ni una ministra o ministro m¨¢s, se comi¨® ella sola este papel¨®n. Que lejos de ser solo un mal trago y luego ya pasar¨¢ todo, en realidad ser¨¢ el rancho cotidiano con el que se desayunar¨¢ el PSOE en los pr¨®ximos meses. Como estreno ha resultado bastante metaf¨®rico.
Los l¨ªderes populares en el Senado, Jos¨¦ Manuel Barreiro y Javier Arenas, se acercaron al esca?o de la ministra a darle la bienvenida con exquisita cortes¨ªa, pero fue como el saludo protocolario un minuto antes de que empiece un partido de hockey sobre hielo. El bullicio hooligan y falt¨®n del PP se desat¨® en cuanto Montero comenz¨® a hablar. Por momentos hab¨ªa un ruido con eco difuso, como de gimnasio o cancha escolar, y costaba escucharla. P¨ªo Garc¨ªa-Escudero permanec¨ªa instalado en esa especie de modorra institucional o trance narcol¨¦ptico que debe de transmitir la butaca de la presidencia del Senado. Dejaba hacer a los chicos. Si acaso llam¨® la atenci¨®n a los del PSOE cuando contestaban. Luego ya se calmaron los ¨¢nimos. Sus se?or¨ªas se fueron dando cuenta de que todo esto en el fondo no era tan divertido, y mucho menos que va a ser. Al cabo de una hora el hemiciclo ya estaba medio vac¨ªo, como en un debate serio cualquiera.
Montero casi vocifer¨® su discurso, pedaleando sin parar hasta terminarlo, porque lo de menos era casi lo que dec¨ªa, sino el hecho de estar all¨ª, pasando el mal rato. No entr¨® mucho, o nada, en el fondo del asunto, porque para qu¨¦. Quer¨ªa sobrevolar el tr¨¢mite y emple¨® varias im¨¢genes de movimiento: hay que ¡°caminar¡± sobre los Presupuestos con la mirada puesta en el futuro, ¡°cambiar los neum¨¢ticos con el veh¨ªculo en marcha¡±. Ventil¨® el engorro en 25 minutos. Critic¨® las ¡°autoenmiendas¡± del PP, a quien reproch¨® la ¡°maniobra dilatoria para que una ministra socialista se vea obligada a defender unos presupuestos del PP¡±. ¡°Prefiero la pol¨ªtica de las cosas m¨¢s que las cosas de la pol¨ªtica (¡) Creo que es hora de que los pol¨ªticos dejen de hacer cosas que los ciudadanos no entienden¡±, proclam¨®. Pero desde luego, seg¨²n lo visto hoy en el Senado, no ha llegado todav¨ªa esa hora.
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