El crimen de La Orotava: dos familias enfrentadas y unidas por la muerte
Los familiares del parricida y de las v¨ªctimas comparten velatorio y dolor
A las once de la ma?ana del s¨¢bado 21 de julio, hora canaria, un ni?o de 12 a?os correteaba en el lateral de la Iglesia Matriz de la Concepci¨®n del municipio tinerfe?o de La Orotava (42.000 habitantes). Dentro del templo, abarrotado, sonaba excepcionalmente el ¨®rgano, mientras una comitiva entraba con los f¨¦retros blancos de sus dos hermanas peque?as, Miranda y Paula, de cinco y tres a?os; y el de su madre, Paula Teresa Mart¨ªn, de 40, seguido de una larga procesi¨®n de flores.
El peque?o se hab¨ªa reencontrado con sus amigos del pueblo tras pasar unos d¨ªas con su padre (biol¨®gico), la anterior pareja de madre, en el Sur de la isla. Le han contado que est¨¢n todos muertos, tambi¨¦n el "novio de su madre", Israel Rodr¨ªguez Miranda, de 45 a?os, y el perrito de la joven familia. Pero ¨¦l piensa que entr¨® un ladr¨®n en la casa el fin de semana pasado y los mat¨® a todos. La realidad, imposible de integrar para un ni?o de esa edad, es a¨²n peor y todos los all¨ª presentes lo sab¨ªan. Es probablemente el mayor golpe sufrido por esta pl¨¢cida localidad, repleta de monumentos hist¨®ricos-art¨ªsticos nacionales, y encaramada a las faldas del Teide.
?Por qu¨¦ lo hizo? ?Por qu¨¦ mat¨® Israel a toda su familia y despu¨¦s se ahorc¨®? Es la pregunta que tortura a este pueblo desde hace una semana y a la que tratan de dar respuesta los investigadores de la Guardia Civil. Una nota de suicidio de 12 l¨ªneas manuscrita es la pista fundamental con la que cuentan los agentes. Fue hallada junto a la cama matrimonial en la que el homicida, como si de un macabro ritual se tratara, coloc¨® cuidadosamente ¡ªcon ropas de estreno y con los mu?ecos preferidos de las ni?as¡ª los tres cuerpos; y el del perro, un caniche blanco, a los pies de la misma.
En las escalinatas de acceso a la iglesia: l¨¢grimas. "No nos lo podemos creer. Vimos a las ni?as el pasado jueves en clase de yudo. La mayor llevaba un a?o y medio entrenando y hace un mes hab¨ªa empezado la peque?a", explica una de sus monitoras en el gimnasio al que sol¨ªan acudir las menores. "Qui¨¦n puede hace algo as¨ª. Ten¨ªa que estar loco", explica una vecina entre sollozos. "Estuvimos hace nada en una romer¨ªa todos juntos. No entendemos qu¨¦ ha pasado. Las ni?as adoraban a su padre", se?ala una amiga de la madre.
El cad¨¢ver del Israel, un militar nacido en Zamora y destinado como mec¨¢nico en la base de helic¨®pteros de Los Rodeos (Tenerife), permanec¨ªa a esas horas en el tanatorio, a 30 kil¨®metros de distancia de all¨ª, en Santa Lastenia (Santa Cruz de Tenerife), a la espera de ser incinerado. Pero sus familiares, su madre y hermanos, que vinieron a mediados de esta semana para prestar declaraci¨®n ante la juez del juzgado n¨²mero 1 de La Orotava que instruye el caso, pasaron la noche velando los cuerpos de las ni?as y de su madre, junto a la otra familia. "La relaci¨®n entre las familias es buena. Est¨¢n unidos en esta tragedia", indicaba una allegada.
El hecho de que ambas familias estuvieran juntas es relevante porque, en su nota de suicidio, Israel hace referencia a las desavenencias con la familia de su pareja y dice poner fin a todos los problemas con sus muertes. Les reprocha no haberles ayudado para hacer frente a sus problemas econ¨®micos, que los investigadores ahora tratan de averiguar de donde proven¨ªan, ya que ambos trabajaban y ten¨ªan la casa pagada. Calculan que solo Israel, que ten¨ªa desde 2009 un distintivo rojo por sus acciones en combate en Afganist¨¢n, cobraba un sueldo de m¨¢s de 2.000 euros mensuales.
El agobio econ¨®mico, un posible cr¨¦dito bancario, parece el trasfondo de este "familicidio", que ha dejado ver, no obstante, que las relaciones entre los miembros de ambas familias no eran buenas. "?l no se hablaba con la familia de ella"; "El padre de ella, un conocido bodeguero de aqu¨ª [La Orotava], Miguel El Bicho, le aconsej¨® a su hija que se separara de ¨¦l"; "El hijo mayor, el ¨²nico superviviente, no pod¨ªa verle"¡ Son los comentarios de personas muy cercanas a Paula, que la ve¨ªan a diario, y que evidencian que en esa relaci¨®n no era, o no solo, tal y como mostraban la multitud de fotos ¡ªlas ni?as felices, con su madre de excursi¨®n, jugando con su hermano...¡ª que llenaban las paredes de su casa.
Fuentes pr¨®ximas a la investigaci¨®n, no ocultan su sorpresa ante las declaraciones prestadas por los familiares, en las que ponen de manifiesto los problemas por los que pasaba la pareja ¡ªniegan malos tratos f¨ªsicos¡ª, pero ante los que nadie hab¨ªa hecho ni dicho nada. Los silencios de Paula con respecto a Israel eran as¨ª reproducidos y amplificados por su entorno. El caso, aunque no ha sido calificado todav¨ªa oficialmente como "de violencia de g¨¦nero o machista" por la Delegaci¨®n para la Violencia de G¨¦nero que lo investiga, s¨ª ha sido as¨ª entendido y tratado como tal socialmente.
Un equipo de psic¨®logos de la Cruz Roja ha acompa?ado a la familia en todo momento. Tambi¨¦n a los familiares del padre de las menores. A la misa del funeral, en la iglesia, solo acudi¨® Miguel, El Bicho, con quien trabajaba su hija Paula ayud¨¢ndolo en el bar. Caminaba a duras penas, vestido con una camisa blanca y gafas de sol, acompa?ado por sus hermanas e hijos. La madre de Paula no acudi¨® por prescripci¨®n m¨¦dica. Fue ella quien dio la voz de alarma en la Comandancia de la Guardia Civil el lunes pasado, tras comprobar que su hija y su yerno llevaban dos d¨ªas sin responder al tel¨¦fono ni abrir la puerta de su casa. Los dos d¨ªas que llevaban muertos.
Los investigadores creen que las mat¨® el mismo viernes, al volver de una fiesta de cumplea?os familiar. "Probablemente cuando ya estuvieran profundamente dormidas porque no hay la m¨¢s m¨ªnima se?al de defensa en ning¨²n cuerpo". Los an¨¢lisis toxicol¨®gicos, a¨²n pendientes, determinar¨¢n si las drog¨® antes o no. Supuestamente despu¨¦s mont¨® toda esa escena del crimen en la cama de la habitaci¨®n principal de la casa. Una imagen "brutal e imborrable" para todos las que se toparon con ella.
Sin embargo, por orden de la juez, no ocurrir¨¢ lo que Israel escrib¨ªa en esa escueta nota suicida que era su voluntad. La madre y las ni?as no ser¨¢n incineradas y enterradas juntas, al menos de momento.
Sus f¨¦retros salieron de la iglesia hacia el cementerio, acompa?ados por los m¨¢s allegados y una escolta policial. Al paso por la calle principal, una de las m¨¢s concurridas y comerciales del pueblo, la actividad se par¨® en las cafeter¨ªas, las tiendas y los comercios. Una larga fila de vecinos desped¨ªa al cortejo f¨²nebre para que la familia realizara los enterramientos en la intimidad. Los restos de Israel ser¨¢n trasladados a Zamora.?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.