Alfonso Osorio, el vicepresidente ¡®cristianodem¨®crata¡¯
Fue ministro de la Presidencia con Arias Navarro en el primer Gobierno de la Monarqu¨ªa y posteriormente n¨²mero dos con Adolfo Su¨¢rez
Tras la muerte de Franco, el primer Gobierno de la Monarqu¨ªa, nombrado el 11 de diciembre de 1975 y presidido por Arias Navarro, contaba entre sus miembros con personajes muy bien relacionados con Estados Unidos, a menudo por temas de negocios. Sin ir m¨¢s lejos, el propio ministro de Asuntos Exteriores, Areilza, hab¨ªa sido embajador en Washington en la d¨¦cada de los 50 y sus relaciones con el mundo pol¨ªtico y econ¨®mico norteamericano (presidencia de la Liga Financiera, creada en Espa?a por los Rockefeller en 1965 a trav¨¦s del Chase Manhattan Bank) ven¨ªan de lejos. Tambi¨¦n eran conocidas las estrechas relaciones que manten¨ªa el ministro de Justicia, Antonio Garrigues D¨ªaz-Ca?abate, con los EE UU, acrecentadas durante su per¨ªodo como embajador en la capital americana a partir de 1962, con el encargo expl¨ªcito de renovar los acuerdos hispano-norteamericanos que se firmaron finalmente en septiembre de 1963. Pero tambi¨¦n Alfonso Osorio, nuevo ministro de la Presidencia, ten¨ªa fluidos contactos: en el momento de su nombramiento por Arias, ocupaba la presidencia de Esso Petr¨®leos espa?oles, filial de la Exxon norteamericana.
A este primer Gobierno de la Monarqu¨ªa le correspondi¨® renovar el acuerdo hispano-norteamericano sobre las bases, firmado en 1970, y que venc¨ªa cinco a?os despu¨¦s, es decir, en el oto?o cr¨ªtico de 1975. De ah¨ª que la negociaci¨®n de un nuevo pacto se entrelazase con el tema de c¨®mo deb¨ªan ser las relaciones entre los Estados Unidos y la nueva Espa?a en el delicado momento de la Transici¨®n.
Meses despu¨¦s, ya en febrero de 1977, cuando el presidente Su¨¢rez se entrevist¨® en secreto con Santiago Carrillo, lo hizo contra el criterio de Alfonso Osorio. Fue una conversaci¨®n importante. Se abord¨®, entre otros asuntos, la pr¨®xima celebraci¨®n en Madrid de una "cumbre eurocomunista". Su¨¢rez prometi¨® autorizar una rueda de prensa para los representantes extranjeros (Georges Marchais, Enrico Berlinguer¡), extremo que tanto interesaba al PCE para difundir sus apoyos internacionales democr¨¢ticos, al tiempo que mostraba su distanciamiento del comunismo esclerotizado de Mosc¨². En cambio, unos meses antes, seg¨²n ha relatado Sabino Fern¨¢ndez Campo, la idea de reunir a la c¨²pula militar en el c¨®nclave del 8 de septiembre de 1976 surgi¨® en los jardines del Palacio de Congresos en conversaci¨®n con el vicepresidente Osorio. Su¨¢rez hizo suya la idea y orden¨® al ministro de Defensa que convocase a los Consejos Superiores de los tres ej¨¦rcitos, un total de 29 generales y almirantes ante los que el presidente Su¨¢rez expuso sus planes sobre la reforma pol¨ªtica. Algunos de los asistentes sostienen que, en su primera exposici¨®n, el presidente habr¨ªa afirmado que, seg¨²n la legalidad vigente en aquella ¨¦poca y con los estatutos del PCE en la mano, era inviable su legalizaci¨®n. Sin embargo, con posterioridad, tanto Su¨¢rez como Guti¨¦rrez Mellado y Vega Rodr¨ªguez han insistido en que esa frase no se lleg¨® a pronunciar. Se dijese o no la susodicha frase, la mayor¨ªa de los asistentes sac¨® la conclusi¨®n de que, en ese momento, no entraba en los planes del Gobierno la legalizaci¨®n del PCE, impresi¨®n que se correspond¨ªa con la opini¨®n de Osorio.
As¨ª pues, en las Navidades de 1976, Su¨¢rez no ten¨ªa decidida la legalizaci¨®n del PCE, sino m¨¢s bien todo lo contrario, lo que concuerda con lo manifestado por Osorio cuando dice en sus memorias que Su¨¢rez empieza a plantearse la legalizaci¨®n del PCE a partir de la gran manifestaci¨®n de duelo tras el asesinato de los abogados laboralistas de Atocha, a finales de enero de 1977. Y ah¨ª acierta plenamente Osorio.
A partir de entonces, es poco conocida la relaci¨®n de Osorio con los principales l¨ªderes de la CDU. Estos l¨ªderes pudieron leer, en la documentaci¨®n interna que se les pasaba a consulta, que el PSOE estaba a punto de recibir una millonada de la Internacional Socialista y, con este dinero, podr¨ªa enviar a 150 diputados al nuevo Parlamento que deb¨ªa elegirse el 15 de junio de 1977. Esta cifra logr¨® el efecto de alarmar a los conservadores alemanes y les impuls¨® a reforzar a fondo sus apoyos a la Uni¨®n de Centro Democr¨¢tico. En efecto, los cristianodem¨®cratas alemanes tuvieron inter¨¦s en convertir a la UCD en un partido "por completo cristianodem¨®crata", objetivo que no consiguieron del todo, si bien el primer Gobierno Su¨¢rez estaba plagado de ellos, encabezados por Alfonso Osorio. El propio presidente le lleg¨® a decir a Osorio que, en el fondo, ¨¦l era un cristianodem¨®crata.
En abril de 1977, dos meses antes de las elecciones, la CDU ten¨ªa una curiosa visi¨®n de de la izquierda espa?ola. Consideraban al PCE como "el partido mejor organizado" y al PSOE como "el m¨¢s financiado". Se escribe con preocupaci¨®n que el PSOE estaba creciendo con la ayuda de sus conexiones internacionales. En el caso de que no se legalizase el PCE, pensaban que esos votos caer¨ªan del lado del PSOE y podr¨ªan llegar, "seg¨²n las conversaciones que hemos mantenido con el ministro en funciones (sic) Osorio", a un 30%. Lo clav¨® Osorio: el PSOE consigui¨® el 29,3% de los votos. Eso s¨ª, con el PCE legalizado, que obtuvo un 9,33%.
En 1979 se present¨® a las elecciones con Coalici¨®n Democr¨¢tica. Pasados los a?os, le llegar¨ªan las medallas al m¨¦rito y las caballer¨ªas de honor, como a casi todos los prohombres de la Transici¨®n, en este caso algo m¨¢s merecidas que en otros.
Alberto Sabio Alcut¨¦n es profesor de Historia Contempor¨¢nea de la Universidad de Zaragoza.
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