El atracador sereno
El declive de su negocio llev¨® al prot¨¦sico Jos¨¦ Luis Isidro a probar suerte como atracador Usaba la filosof¨ªa de la lucha japonesa: derrotar al enemigo sin da?arlo
* Este reportaje se public¨® originalmente en EL PA?S el 19 de octubre de 2013.
Sin violencia. Sin gritos. Con serenidad. Jos¨¦ Luis Isidro Casas, de 51 a?os, entraba en los bancos, dec¨ªa que estaba all¨ª para llevarse todo el dinero, esgrim¨ªa una pistola (inutilizada) y ped¨ªa tranquilidad. Lo hac¨ªa con el aplomo que hab¨ªa adquirido a lo largo de muchos a?os de pr¨¢ctica de aikido, un arte marcial de origen japon¨¦s que busca disuadir al enemigo m¨¢s que derrotarlo. Despu¨¦s, esperaba 10 o 15 minutos ¡ªlo que tardara en abrirse de par en par la caja de apertura retardada¡ª y se iba. ?Seguro que es ¨¦l?, preguntan a¨²n incr¨¦dulos quienes lo conoc¨ªan. ?Por qu¨¦ ese hombre calmo, pacifista, prot¨¦sico dental, maestro de aikido, instructor de guardaespaldas, autor de varios libros, acab¨® entre rejas?
La polic¨ªa asegur¨® que Isidro se lanz¨® al precipicio dos a?os antes de su detenci¨®n, en 2011, agobiado por la crisis: le iba mal su taller de prot¨¦sico, se hab¨ªa roto su matrimonio, su novia abogada estaba en paro y las facturas no paraban de crecer. Intentado salir del agujero, empez¨® a asaltar oficinas bancarias de Madrid armado con una vieja pistola Star que ten¨ªa legalmente registrada.
En uno de sus libros relata que se inici¨® en la pr¨¢ctica del aikido de forma casual: ¡°Cuando ten¨ªa 12 a?os, el destino o la casualidad hizo que conociera a un joven estadounidense en la cola de un cine. Este chico, que iba acompa?ado de una amiga, fue molestado por dos j¨®venes pendencieros, de muy mala reputaci¨®n, del barrio madrile?o de San Blas. El muchacho, t¨ªmido y aparentemente indefenso, inmoviliz¨® en un parpadear de ojos al m¨¢s fuerte de los agresores, sin apenas despeinarse¡±. Ese chaval era hijo de un militar norteamericano que daba clases de lucha oriental en su chal¨¦.
El presunto atracador solo admit¨ªa el ¨²ltimo de sus golpes: el perpetrado? 9 de octubre de 2013 en una sucursal de La Caixa de la calle de Albania, de donde se llev¨® 99.660 euros y 3.435 d¨®lares. Pero los investigadores del grupo XII de la Brigada Judicial de Madrid le achacaban otros cuatro asaltos: el 18 de agosto de 2011 en una Caja de Ahorros del Mediterr¨¢neo de la avenida del Ensanche de Vallecas, cuyo bot¨ªn fue de 1.800 euros; el 26 de julio de 2012, en La Caixa de la misma calle, con un bot¨ªn de 82.160 euros; el 30 de noviembre de 2012, el robo frustrado en una Caixa de la calle de Juli¨¢n Camarillo, esquina a la de Albadalejo, y el 19 de junio de 2013 el asalto a una Caixa de la calle Seis, de donde se llev¨® 60.195 euros.
Los empleados y clientes le reconocieron en todos los casos, excepto en el primero de los golpes de Vallecas. Y eso que Isidro era un maestro del arte del disfraz. Unas veces se vest¨ªa de anciano, con su peluca, su barba y su bast¨®n. En otras ocasiones simulaba ser un br¨®ker, con su traje y su malet¨ªn. Aparte de desfigurar sus facciones meti¨¦ndose gasas quir¨²rgicas en la boca, a veces se pon¨ªa lentillas para oscurecer sus clar¨ªsimos ojos o bien se calzaba unas gafas de sol. Durante dos a?os, los polic¨ªas antiatracos estudiaron las im¨¢genes captadas por las c¨¢maras de videovigilancia de los bancos. Persiguieron a un fantasma sin nombre que a ratos les recordaba mucho al famoso Jaime Gim¨¦nez Arbe, El Solitario, el hombre que les mantuvo en jaque durante 13 a?os hasta que lo cazaron en Portugal en 2007.
La pista salt¨® tras el atraco de la calle de Albania, en el barrio de Las Rosas. Isidro sali¨® de la oficina, camuflado de anciano... y ech¨® a correr. Una pareja vio c¨®mo se paraba de repente junto a un coche. Tras unos segundos de duda, el supuesto atracador sigui¨® su camino.
Los testigos comentaron a la polic¨ªa lo que hab¨ªan visto. As¨ª que los agentes de la Brigada Judicial fueron hasta el coche y comprobaron que su due?o era un vigilante jurado, domiciliado en la calle de Sof¨ªa. Hasta all¨ª fueron dos inspectores. Llamaron al timbre y les sali¨® a abrir un hombret¨®n que dijo ser amigo del vigilante y explic¨® que este se hallaba fuera.
¡ª?Nos puede mostrar su identificaci¨®n?, le interpel¨® un polic¨ªa, para comprobar as¨ª que realmente no era el sujeto buscado.
¡ªS¨ª, sin ning¨²n problema, respondi¨®, a la vez que les alargaba un DNI expedido a nombre de Jos¨¦ Luis Isidro Casas.
Los agentes telefonearon a su jefe y le comunicaron que el vigilante al que pertenec¨ªa el coche sospechoso no estaba en su casa y que all¨ª les hab¨ªa atendido su amigo Jos¨¦ Luis Isidro Casas, quien estaba all¨ª asilado despu¨¦s de discutir con su novia.
En un golpe de iluminaci¨®n ¡ªo de suerte¡ª el inspector decidi¨® consultar en sus archivos y obtener una foto de esa persona. Al verla, a otro compa?ero ¡ªfino y reputado fisonomista¡ª le dio un p¨¢lpito:
Isidro era un maestro del disfraz. Unas veces iba de anciano, otras de br¨®ker. Pero le delataron sus ojos claros
¡ª?Tiene los mismos ojos, la misma nariz, que el t¨ªo que aparece en los v¨ªdeos de los atracos que nos est¨¢n volviendo locos!
El jefe del grupo XII agarr¨® la foto del tal Isidro y fue al despacho contiguo, donde en ese mismo momento estaban prestando declaraci¨®n los empleados de la sucursal asaltada. Y, al ver el retrato, los empleados no lo dudaron: ¡°S¨ª, s¨ª... Es ¨¦l. Tiene los mismos ojos¡±.
Despu¨¦s de tan inesperado y rocambolesco golpe de fortuna, los sabuesos de la Polic¨ªa Judicial volvieron sobre sus pasos y regresaron a la casa de la calle de Sof¨ªa, donde pusieron los grilletes al inquilino que les hab¨ªa atendido un rato antes.
Al registrar la vivienda, los investigadores localizaron una maleta con un mont¨®n de billetes de 20 y 50 euros, un fajo de d¨®lares, gasas quir¨²rgicas y unas gafas de sol. Ante tales indicios en contra, el sospechoso se rindi¨® a la evidencia y admiti¨® que ¨¦l hab¨ªa sido el autor del robo. Tras sufrir una crisis de ansiedad, tuvo que ser hospitalizado antes de ser encarcelado en Soto del Real (Madrid).
Tal vez haya rele¨ªdo en la c¨¢rcel lo que ¨¦l mismo escribi¨® en uno de sus libros: "La vida del hombre es un camino lleno de dudas y vacilaciones; y solo aquel que reflexione y medite sobre el camino andado, llegar¨¢ a la certeza que borrar¨¢ de su mente toda duda¡± (Reflexiones de un guerrero, publicado por Librer¨ªa Argentina). Esta misma firma tambi¨¦n le edit¨® Aikido policial. Manual pr¨¢ctico del guardaespaldas e incluso un volumen de poes¨ªa.
Ning¨²n vecino del barrio de Las Rosas acaba de entender qu¨¦ fue lo que empuj¨® al polifac¨¦tico prot¨¦sico dental y reputado aikidoka a a?adir un nuevo perfil a su biograf¨ªa: el de? atracador de bancos.
RandoriGepostet von Jose Luis Isidro Casas am Mittwoch, 9. November 2011
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