Villarejo y C¨ªa, una mafia para controlar a pol¨ªticos, jueces y periodistas
El comisario jubilado mont¨® ¡°un clan mafioso de alto riesgo¡±, seg¨²n la Fiscal¨ªa Anticorrupci¨®n
Jos¨¦ Manuel Villarejo dirigi¨® durante a?os un clan policial mafioso que manej¨® informaci¨®n sensible sobre las actividades de los principales poderes del Estado. Animado por su desmedido af¨¢n de lucro, Villarejo se dot¨® de una compleja infraestructura empresarial especializada en el chantaje para rentabilizar sus delitos. Su principal objetivo fue controlar a los poderes que mueven el mundo: el pol¨ªtico, el empresarial, el medi¨¢tico y el judicial. El veterano polic¨ªa pens¨® que as¨ª se garantizaba su impunidad.
La Fiscal¨ªa Anticorrupci¨®n expone de esta manera tan cruda lo que significa la trama montada por Villarejo: ¡°Este clan policial mafioso tendr¨ªa como finalidad primordial la obtenci¨®n continuada de beneficios econ¨®micos, la obtenci¨®n de influencia en el marco de la pol¨ªtica nacional de seguridad, o influencia sobre cargos p¨²blicos o personas que desempe?an su funci¨®n en la esfera pol¨ªtica, en los medios de comunicaci¨®n social o en el ¨¢mbito de la administraci¨®n de justicia, que utilizan con la finalidad de obtener la impunidad de su actuaci¨®n delictiva¡±.
Villarejo ejerci¨® durante los ¨²ltimos 20 a?os como agente encubierto de la polic¨ªa contra el terrorismo, la corrupci¨®n o la independencia de Catalu?a. A la vez, trabaj¨® de investigador privado en todo tipo de asuntos turbios; de confidente de periodistas para filtrar informaciones interesadas; o de solucionador de crisis para empresarios a cambio de importantes cantidades de dinero. Durante todo este tiempo grab¨® a compa?eros, amigos, enemigos, empresarios, clientes, pol¨ªticos, periodistas, jueces y fiscales. Se trata de un material de ¡°alto riesgo¡± que Villarejo almacen¨® para utilizarlo a conveniencia y que ahora ha ca¨ªdo en manos de la Audiencia Nacional.
El polic¨ªa metido a empresario enred¨® en sus negocios a dos comisarios veteranos: Enrique Garc¨ªa Casta?o, exjefe de la Unidad Central de Apoyo Operativo (UCAO), experto en trabajos de inteligencia contra el terrorismo y el crimen organizado; y Carlos Salamanca, comisario jefe de Barajas, amigo de pol¨ªticos (alguno, como Francisco Granados, acab¨® encarcelado por corrupto) y de alg¨²n juez. Garc¨ªa Casta?o proporcionaba a Villarejo el tr¨¢fico de llamadas telef¨®nicas de determinadas personas y otras informaciones delicadas con las que el comisario jubilado podr¨ªa chantajear a los adversarios de sus clientes. A cambio de estos servicios, la esposa y la hija del polic¨ªa disfrutaron de sendos coches de lujo pagados por Villarejo, seg¨²n Anticorrupci¨®n.
El otro comisario colaborador, Carlos Salamanca, consegu¨ªa clientes para los negocios privados de Villarejo y le ayudaba, seg¨²n la Fiscal¨ªa, en operaciones de blanqueo de capitales. Uno de los mejores clientes que Salamanca acerc¨® a Villarejo, el empresario Francisco Men¨¦ndez, acab¨® con el tinglado ilegal del comisario a trav¨¦s de una confesi¨®n a los fiscales en dos entregas. Aquella confesi¨®n desencaden¨® la operaci¨®n judicial que acab¨® con los tres comisarios amigos imputados por distintos delitos: organizaci¨®n criminal, revelaci¨®n de secretos, falsedad documental, blanqueo de capitales, cohecho¡
Villarejo era un agente fuera de control: sus intereses privados estaban por encima de las estrategias p¨²blicas marcadas por sus jefes pol¨ªticos. Y pese a ese inconveniente, la c¨²pula del Ministerio del Interior le protegi¨®. Cuando EL PA?S destap¨® hace cuatro a?os su entramado empresarial y la Unidad de Asuntos Internos de la polic¨ªa lo denunci¨® ante el juez, los principales jefes del Ministerio protegieron a Villarejo con un informe exculpatorio de sus actividades privadas.
Para sus manejos, se busc¨® a un abogado, Rafael Redondo, experto en montar estructuras societarias. Como responsable de la Asociaci¨®n Transparencia y Justicia, Redondo se personaba como acusaci¨®n popular en casos de gran impacto pol¨ªtico y social. Si Villarejo no pod¨ªa tener acceso a informaci¨®n relevante a trav¨¦s de sus contactos dentro de la Polic¨ªa, la consegu¨ªa a trav¨¦s de los sumarios donde estaba personado su socio a trav¨¦s Transparencia y Justicia. Todas las causas por las que se interes¨® giraban en torno al poder pol¨ªtico:
Caso Campe¨®n contra Jos¨¦ Blanco (PSOE). Instruido por el Supremo para investigar el supuesto cobro de mordidas por parte del entonces ministro de Fomento, Jos¨¦ Blanco. El Tribunal termin¨® archivando la causa cuando el dirigente socialista estaba a punto de ser procesado. La asociaci¨®n vinculada a Villarejo hizo todo lo posible para que el exministro de Fomento acabara en el banquillo de los acusados.
Caso de desobediencia contra Esperanza Aguirre (PP). En la investigaci¨®n judicial abierta a la expresidenta madrile?a por desobedecer a la polic¨ªa municipal tras aparcar con su veh¨ªculo privado en el carril bus de Gran V¨ªa, la Asociaci¨®n Transparencia y Justicia se retir¨® en el ¨²ltimo momento y decidi¨® no recurrir el archivo, lo que libr¨® del banquillo a la dirigente del PP.
Caso Podemos. Transparencia y Justicia se person¨® en la causa abierta contra dos concejales de Podemos que investigaron y denunciaron supuestas irregularidades en el M¨¢ster de Tenis que se celebra cada a?o en Madrid.
Con las grabaciones indiscriminadas de Villarejo durante al menos dos d¨¦cadas se puede escribir una enciclopedia general sobre los esc¨¢ndalos pol¨ªticos, empresariales y judiciales de la reciente etapa democr¨¢tica en Espa?a. Algunos, de especial trascendencia:
Enredos a cuenta del Rey. Juan Carlos I abdic¨® en 2014 ara?ado por algunos esc¨¢ndalos que afectaban directamente a su honorabilidad. Un a?o despu¨¦s, Villarejo se reuni¨® con la amiga ¨ªntima del monarca, Corinna Zu Sayn Wittgenstein, a la que grab¨® algunas confesiones sobre supuestos negocios irregulares del rey. Tres a?os despu¨¦s, Villarejo puso en el mercado esa grabaci¨®n cuando ya estaba en la c¨¢rcel acusado de m¨²ltiples delitos.
Contra la independencia de Catalu?a. La crisis provocada por el desaf¨ªo inconstitucional de los independentistas desencaden¨® una vasta operaci¨®n policial basada en desacreditar por corruptos a sus principales l¨ªderes. El ministro del Interior, Jorge Fern¨¢ndez D¨ªaz, era el principal impulsor de esa estrategia. Villarejo protagoniz¨® algunos episodios de aquella batalla, en la que se difundieron informaciones exageradas o directamente falsas amplificadas por determinados medios de comunicaci¨®n. Villarejo lleg¨® a escribir en alguna de sus notas informativas que los Pujol ten¨ªan en Andorra 500 millones de euros. El dinero encontrado en aquellas cuentas nunca se acerc¨® a esa cantidad, ni a la d¨¦cima parte.
Otras informaciones de la misma hornada fueron especialmente graves y por lo conocido, falsas. Villarejo y otros polic¨ªas difundieron informes sin sello en el que acusaban a Artur Mas, expresidente catal¨¢n, de cobrar mordidas multimillonarias en cuentas suizas; o suger¨ªan que los directores de los peri¨®dicos catalanes afines a la independencia blanqueaban capitales en Suiza; o que el juez instructor del caso Palau estaba comprado por el Gobierno catal¨¢n de CiU.
Lo que Villarejo esconde en algunas de sus grabaciones son informaciones que, seg¨²n amenaza el comisario, ponen en riesgo la seguridad del Estado. A esa sensaci¨®n de alarma ante las revelaciones que pueda escupir la grabadora de Villarejo ha contribuido uno de sus supuestos colaboradores, el comisario Enrique Garc¨ªa Casta?o, que ha pedido declarar de nuevo en la Audiencia Nacional para explicar asuntos confidenciales. En su escrito, Garc¨ªa Casta?o solicita autorizaci¨®n del Consejo de Ministros para ¡°declarar libremente sin las prohibiciones impuestas por la Ley de Secretos Oficiales¡± en relaci¨®n con la unidad policial que dirigi¨® y con su participaci¨®n en operaciones contra el terrorismo, el narcotr¨¢fico o la corrupci¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.