Pablo Iglesias: el secreto y el aspaviento
Casi todo lo que hace Pablo Iglesias se ve venir; cuando lo va a ejecutar, hace a¨²n m¨¢s bulla, y cuando ya ha acabado la faena, elabora una cr¨®nica en la que ¨¦l queda como Dios
Para estas gestiones que se ha encargado a s¨ª mismo en torno a los protagonistas principales del proc¨¦s (Junqueras, Puigdemont), Pablo Iglesias pudo haber optado, como los agentes de las novelas de Graham Greene, por la discreci¨®n, incluso por el secreto. Prefiri¨® el aspaviento, que no figura entre los valores de los que manejan asuntos delicados, en la realidad o en la ficci¨®n. Es posible que este aspaviento, una forma de despertar curiosidad moviendo violentamente las manos, ahuyente las soluciones que busca y que se desinfle por eso el prop¨®sito que se ha autoimpuesto el l¨ªder de Podemos: ayudar al Gobierno de Pedro S¨¢nchez a ganar la carrera de los Presupuestos.
Es una pena, pero se ve¨ªa venir. Es decir, casi todo lo que hace Pablo Iglesias se ve venir, pues mientras lo prepara ya hace alg¨²n aspaviento; cuando lo va a ejecutar, hace a¨²n m¨¢s bulla, y cuando ya ha acabado la faena, pase lo que pase, elabora una cr¨®nica en la que ¨¦l queda como Dios: ahora, dijo despu¨¦s de ver a Junqueras, parece que sin fruto, la cosa est¨¢ en manos del Gobierno. Es curioso su anuncio, pues ya era, lo dijo el presidente, cosa del Gobierno¡
?l quiso que fuera cosa suya; se represent¨® a s¨ª mismo como el conseguidor m¨¢ximo, y fue diciendo a trocitos que estaba a punto de reunirse con Junqueras. Sin dar otros detalles que el tuit del anuncio, se aprest¨® al viaje. Y cuando se cre¨ªa que pod¨ªa diluirse, como los buenos agentes, en las brumas del oto?o, apareci¨® a pecho descubierto, doblemente armado (de s¨ª mismo y de otros colaboradores) para decir, las manos al aire, entrando en la prisi¨®n, aqu¨ª estoy yo. Aquello dur¨® bastante. Cuando el l¨ªder republicano se baj¨® de un anuncio dicho hace alg¨²n tiempo, que los presos no quieren ser moneda de cambio de nada, y confirm¨® que su formaci¨®n quiere que el Gobierno se moje antes con los encarcelados, fue cuando Iglesias dijo lo que se espera del que nunca pierde: yo ya he hecho lo m¨ªo, ahora que venga el Gobierno.
Esta tentaci¨®n, siempre cumplida, de hacerse pasar por el que gana aunque pierda ya la puso en marcha en una ¨¦poca francamente mejorable: cuando S¨¢nchez le tendi¨® la mano para gobernar, se lo fue a decir al Rey y se encontr¨® que ya Iglesias hab¨ªa formado su parte del Gobierno. Imposible acordar con este hombre, se dijo entonces.
Aquello fue un fiasco, pero la vida es larga, ya ver¨¢s, como dec¨ªa Jos¨¦ Agust¨ªn Goytisolo, y ahora dos cabalgan juntos, S¨¢nchez e Iglesias, a lomos de un caballo delicado, que requiere discreci¨®n y trabajo, y menos locuacidad, muchos menos aspavientos. Ahora, adem¨¢s, impulsado por la ra¨ªz de su exhibici¨®n patri¨®tica, el l¨ªder de Podemos ha anunciado y ha ejecutado, con luz y taqu¨ªgrafos, esa antigualla tan querida por los t¨®picos period¨ªsticos y pol¨ªticos, su prop¨®sito de reunirse con Puigdemont. Dice Bryce Echenique que somos mejores por carta, pero lo ha telefoneado: 45 minutos de charla. Le falt¨® decir al expresident huido: ¡°Anda, atr¨¦vete, ven a verme¡±.
El aspaviento es un viento in¨²til. Un agente que busca una soluci¨®n ser¨ªa discreto, y si no, secreto. Pero Pablo Iglesias, que tiene alma de periodista, tiene m¨¢s voluntad de aspaviento.
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