Defex, una empresa que exportaba armamento como tapadera del Estado
Hacienda, Econom¨ªa y la abogac¨ªa del Estado pecaron de pasividad con la empresa p¨²blica
Una empresa peque?a controlada por el Estado, con apenas 15 trabajadores, cuya actividad se desarrolla en el exterior y presenta beneficios a?o tras a?o, puede servir para muchas cosas. Puede servir para aquellas labores exteriores de las que a un Estado no le convenga dar explicaciones. La literatura al respecto es variada: pago de rescates por secuestros, compra de funcionarios extranjeros para abrir puertas... A esa interpretaci¨®n llegaron quienes investigaron durante un tiempo las actividades de Defex.
Defex, empresa dedicada a la venta de armamento, participada por la SEPI (Sociedad Espa?ola de Participaciones Industriales) en un 51% y en cuyo accionariado hay empresas privadas, algunas de las cuales, caso de Maxamcorp Holding Assets (12%) y Expal Systems (8%), tienen sus matrices domiciliadas en EE UU, a quien tambi¨¦n interesa que ciertas operaciones comerciales se hagan a trav¨¦s de terceros. Defex era una tapadera para tantas cosas.
El problema surgi¨® cuando no se esperaba, en 2012: un aviso de Luxemburgo a la Fiscal¨ªa Anticorrupci¨®n sobre una transferencia sospechosa de 41,4 millones a Defex y a otra empresa sin actividad. De las primeras investigaciones se extrajo material suficiente como para detener a sus principales administradores y detectar pagos de comisiones excesivamente elevadas: sobre una operaci¨®n en Angola de venta de material valorado en 50 millones se llegaron a mover 152,9 millones. Adem¨¢s de Angola, aparec¨ªan operaciones en Egipto, pa¨ªses sudamericanos y, tambi¨¦n, Asia, con Arabia Saud¨ª y otros pa¨ªses del golfo implicados.
Lo m¨¢s sobresaliente era que Defex, por ser estatal, ten¨ªa en su seno funcionarios de la Agencia Tributaria. De c¨®mo era posible que esos movimientos extra?os no alarmaran a Hacienda, ni al Sepblac, el servicio antiblanqueo dependiente del Ministerio de Econom¨ªa, los investigadores sacaron algunas conclusiones, que ampliaron cuando vieron la inacci¨®n de la abogac¨ªa del Estado para intervenir en el asunto. Y, para remate, cuando tanto el ministro de Defensa del momento, Pedro Moren¨¦s, y por extensi¨®n el Gobierno, se resistieron durante tiempo a cerrar la empresa.
Al final, la investigaci¨®n no ha podido llegar demasiado lejos. En algunos papeles hab¨ªa alg¨²n nombre delicado y pa¨ªses inc¨®modos. Uno de ellos, desde luego, Arabia Saud¨ª.
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