Relato de dos n¨¢ufragos
Los supervivientes de la ¨²ltima tragedia del Mediterr¨¢neo mantienen que murieron 31 personas, 18 m¨¢s que los 13 de la cifra oficial
Cuatro de la madrugada del lunes y la mar en calma. M¨¢s de medio centenar de j¨®venes se prepara para lanzarse al mar desde una de las kilom¨¦tricas playas de arena de Nador, donde marroqu¨ªes y vecinos melillenses pasan el verano disfrutando de la poca costa agreste que ha dejado la hiperurbanizaci¨®n. A nadie se le ocurre que el mar de Albor¨¢n vaya a despertar hasta que, al amanecer del lunes y en mitad de la nada, comienza a llover. ¡°El bote daba bandazos¡±, explica Amedi Sukuna, superviviente maliense de 22 a?os de la ¨²ltima tragedia del Mediterr¨¢neo. ¡°?bamos sentados y el agua nos llegaba al pecho¡±, recuerda al reconstruir el naufragio.
La tripulaci¨®n de la guardamar Polimnia de Salvamento Mar¨ªtimo rescat¨® este lunes 80 personas (seis de ellas, menores de edad, seg¨²n la Delegaci¨®n del Gobierno) y 13 cuerpos que viajaban en dos pateras a la deriva cerca de la isla de Albor¨¢n y el cabo Tres Forcas, a unos 70 y 20 kil¨®metros, respectivamente, de Melilla, a donde fueron trasladados esa misma tarde.
¡°Nos salvamos 25, gracias a Dios¡±, dice Boussage Gory, maliense de 20 a?os y compa?ero de fatigas de Amedi, a quien el fr¨ªo le ha dejado dolor en el pecho. Seg¨²n el joven, 31 personas murieron, 18 m¨¢s que la cifra oficial. ¡°Est¨¢bamos muy, muy cansados¡±, prosigue Boussage, ¡°a muchos se les fue la cabeza y cayeron al mar a pesar de que los que estaban en el barco hicieron todo lo posible por abrazarlos para retenerles¡±. ?l mismo reconoce que, en un momento de locura, estuvo a punto de saltar, preso del p¨¢nico y del cansancio. ¡°Mis compa?eros me sujetaron, estoy vivo gracias a ellos¡±, relata ahora sentado a las puertas del saturado Centro de Estancia de Inmigrantes (CETI) de Melilla.
En lo que va de a?o ya han muerto 596 personas en la ruta mar¨ªtima que lleva a Espa?a, seg¨²n datos de la Organizaci¨®n Internacional para las Migraciones (OIM). Es la peor cifra en m¨¢s de una d¨¦cada y casi cuatro veces m¨¢s de las registradas en el periodo del a?o anterior.
¡°El d¨ªa que salieron ellos, partieron otras 20 pateras¡±, afirma Helena Maleno, activista por los derechos de los migrantes de la organizaci¨®n Caminando Fronteras. ¡°La patera nos llam¨® porque ten¨ªa dificultades¡±.
Morir en el camino
¡°Ven¨ªan fr¨ªos, fr¨ªos, era imposible hacerles entrar en calor¡±, relata uno de los miembros del dispositivo de emergencias desplegado en el puerto de Melilla que recibi¨® a la guardamar el lunes por la tarde. De las 13 personas fallecidas, cuatro se quedaron por el camino. La tripulaci¨®n rescat¨® nueve cuerpos semihundidos en el propio bote, seg¨²n fuentes de Salvamento Mar¨ªtimo. Ni siquiera sab¨ªan si estaban vivos o muertos mientras los sacaban. Otro joven muri¨® por el camino y otro m¨¢s desembarc¨® sin pulso. Los dos que ¡°ten¨ªan un hilo¡± de vida, seg¨²n t¨¦cnicos de emergencias, sucumbieron a los intentos de reanimaci¨®n casi una hora despu¨¦s. ¡°Cuando la forense vio los intentos, las descargas, los electros¡ dijo que ya no hab¨ªa nada que hacer¡±, recuerda el asistente que estaba en el muelle.
A falta de los resultados de la autopsia, quienes observaron los cuerpos culpan de las muertes al fr¨ªo y al temporal que aneg¨® la patera. Seg¨²n los t¨¦cnicos, las bolsas de calor que llevaban en tres ambulancias se agotaron. Tambi¨¦n el suero que los tripulantes de la guardamar calentaban por turnos en el microondas del buque. Ahora, los cuerpos de los inmigrantes sin nombre esperan en el Hospital Comarcal de Melilla a que finalicen las pruebas de ADN, toma de huellas y fotograf¨ªas que la Interpol utilizar¨¢ para intentar que sean identificados por sus familiares. Solo aquellos a quien alguien recuerde, se repatriar¨¢n para ser enterrados en casa.
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