La vida secreta de El Rey del Cachopo como el cocinero Rafael Luj¨¢n
Los due?os del restaurante de Zaragoza en el que trabajaba de chef C¨¦sar Rom¨¢n fueron quienes avisaron a la polic¨ªa
Miguel, el propietario del restaurante Gerardo, en Zaragoza, ve¨ªa este viernes por la ma?ana la televisi¨®n con su esposa cuando reconoci¨® en la pantalla al hombre m¨¢s buscado de Espa?a en las ¨²ltimas 24 horas: C¨¦sar Rom¨¢n Viruete. "Dije joe, si es nuestro cocinero. Yo le firm¨¦ el contrato como Rafael Luj¨¢n (en los papeles aparece como Rafael Rujano), con una documentaci¨®n que me dio, y as¨ª pens¨¦ que se llamaba", cuenta Miguel por tel¨¦fono desde su negocio, donde abunda el ruido del entrechocar de los platos y los cubiertos.?
Rom¨¢n se hab¨ªa afeitado la cabeza. Ten¨ªa la cara m¨¢s afilada que cuando era un empresario de ¨¦xito. No contaba mucho sobre su pasado. Para el resto era un compa?ero m¨¢s. Para Miguel, un empleado decente que cumpl¨ªa con sus horarios y sus obligaciones. Nada de ¨¦l le hab¨ªa llamado la atenci¨®n. Sin embargo, vio su imagen en un programa de variedades de Telecinco y de inmediato supo que era ¨¦l. A continuaci¨®n, su esposa y ¨¦l llamaron a la polic¨ªa.
El Rey del Cachopo, el restaurador que puso de moda ese plato asturiano en Madrid, una fiebre que se expandi¨® despu¨¦s por toda Espa?a, trat¨® de no llamar mucho la atenci¨®n en su nueva identidad, algo que choca con su personalidad narcisista. Viv¨ªa, seg¨²n sus compa?eros, en la calle Uceta de Zaragoza, o al menos esa es la direcci¨®n que dio a sus empleadores.
La polic¨ªa le pregunt¨® al matrimonio a qu¨¦ hora entraba a trabajar Luj¨¢n, la m¨¢scara del empresario huido. Le dijeron que sol¨ªa presentarse sobre las once. Al llegar al trabajo esta ma?ana, Rom¨¢n actu¨® con normalidad, no parec¨ªa intuir nada. Los due?os, tensos, trataron de mantener la calma. Despu¨¦s de una media hora que se les hizo eterna, los agentes entraron por fin por la puerta y ejecutaron el arresto. Eran las once y media, y C¨¦sar Rom¨¢n dejaba de ser un hombre libre.? ?
El due?o del local dice que no quiere hacerse famoso. ?l puso una oferta de trabajo y en su local se present¨® un se?or bajito, de metro y medio, que parec¨ªa trabajador. En realidad era otra de las m¨²ltiples mudas de piel de Rom¨¢n, estafador perpetuo. Un hombre al que la polic¨ªa buscaba ahora por su posible implicaci¨®n en el asesinato de su ¨²ltima pareja, Heidi Paz.
Expansivo, charlat¨¢n, tambi¨¦n sab¨ªa pasar por recatado. "Un hombre sin m¨¢s. Corriente. No tengo mucho m¨¢s que decir", zanja Miguel. Son las dos de la tarde y tiene un restaurante que atender.
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