Susana D¨ªaz, murillesca y colosal
La candidata es buena en la distancia corta, en el trato cercano, pero sus m¨ªtines tienen algo de aparici¨®n m¨ªstica

Ya va la campa?a hacia su final. Las palabras se han acerado y parece lejano el rostro amable de la carteler¨ªa que ahora contrasta con el retrato de los candidatos: barbillas afiladas y ojeras en sombra. Y para algunos las encuestas han hecho que se dibuje un trazo oscuro en sus perfiles. Queda un trecho, el m¨¢s duro, ese momento en el que confunden las horas y ya no recuerdan en qu¨¦ ciudad amanecen.
Qu¨¦ andariegos, caminantes y peregrinos estos candidatos. Les ha tocado la plaza m¨¢s dif¨ªcil porque Andaluc¨ªa es un campo de batalla casi inabarcable. El historiador Dom¨ªnguez Ortiz dec¨ªa que las tierras meridionales eran demasiado amplias y variadas para englobarlas en una y que hab¨ªa tres Andaluc¨ªas: la Sierra Morena, el Valle y la Penib¨¦tica.
Por litorales, campos y desiertos han caminado los pol¨ªticos. Tambi¨¦n se han perdido en el coraz¨®n vertiginoso de las ciudades. Dan la mano como quien respira, sin pensar, como aut¨®matas programados para el afecto fingido. Se han retratado en plazas, mercados, f¨¢bricas, granjas y cultivos. ?Pero recuerdan ahora qu¨¦ hab¨ªa de fondo? ?Para qui¨¦nes hablaban? Se confunden las promesas y los paisajes.
La candidata socialista Susana D¨ªaz cont¨® en un mitin que la gente le daba papelitos en mano cuando saludaba. Y desvel¨® el contenido de los mensajes en los que le ped¨ªan deseos: injusticias laborales, medicamentos espec¨ªficos, dramas familiares. Ella lo narr¨® con amerengada ternura, pero el gesto inquieta porque tiene algo de pueblo que deja su destino al capricho de un poder benefactor como en la famosa escena de ?Bienvenido mister Marshall!. No es la exigencia de un ciudadano cr¨ªtico con quien gestiona su presente y su futuro sino la ingenuidad de un ni?o que pide juguetes a los Reyes Magos.
Susana D¨ªaz recorre los caminos como una Reina Maga de Andaluc¨ªa. Es buena en la distancia corta, en el trato cercano, pero sus m¨ªtines tienen algo de aparici¨®n m¨ªstica, de Inmaculada murillesca y colosal. Se sabe mujer herc¨²lea que casi ha cumplido con los doce trabajos. Por eso se empe?a en subrayar que ha limpiado los establos de Geri¨®n, que podr¨ªa ser una met¨¢fora de la corrupci¨®n propia. Y, por si acaso, se?ala la ajena.
En estos campos de Andaluc¨ªa ya no quedan pinares de la tortilla, los de aquella famosa fotograf¨ªa de los padres del socialismo andaluz. Precisamente Susana D¨ªaz ha querido distanciarse de esa generaci¨®n y crear una g¨¦nesis propia que nace y contin¨²a en ella. Y as¨ª recorre los caminos de campa?a, descendiendo del Olimpo del poder para derramar la lluvia feliz de las promesas. En la imagen de sus carteles parece asomarse un halo de divinidad, como de santa en marcha.
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