¡°No tengo miedo a morir; tengo miedo de Libia¡±
Los n¨¢ufragos rescatados por el ¡®Nuestra Madre Loreto¡¯ tienen p¨¢nico al regreso
Pascual Dur¨¢ lo volver¨ªa a hacer todo igual: ¡°Hemos cumplido con nuestras obligaciones legales y morales. Y ahora los que se llenan la boca diciendo que son europeos miran para otro lado¡±, se lamenta el patr¨®n del Nuestra Madre de Loreto, el pesquero de Santa Pola (Alicante) que el pasado jueves rescat¨® a 12 migrantes africanos que se hab¨ªan lanzado al mar huyendo de los guardacostas libios, a 78 millas de la costa. Cinco d¨ªas despu¨¦s, nadie quiere hacerse cargo de los rescatados y Espa?a negocia su devoluci¨®n a Libia, un pa¨ªs que Acnur no considera seguro.
Pascual Dur¨¢ estaba de guardia a las 20 horas cuando vio las luces de una peque?a embarcaci¨®n perseguida a poca distancia por una lancha r¨¢pida e inmediatamente llam¨® en cubierta a sus diez tripulantes. ¡°En cuanto se nos acerc¨® el barco, uno peg¨® un salto y se enganch¨® a la popa¡±, relata Vicente Sampere, segundo patr¨®n del pesquero. ¡°Paramos el barco porque de noche, con gente a popa, la h¨¦lice se los pod¨ªa chupar¡±. Varias personas m¨¢s se tiraron al mar desde la patera y nadaron hacia el pesquero alicantino. Los que no se atrevieron a lanzarse fueron llevados a bordo de la lancha de los guardacostas libios. ¡°A¨²n quedaban algunos en el mar, pero los libios se fueron alejando. Los seguimos llamando por radio, avisando de que hab¨ªa gente en el agua pero nada, ni contestaron. Y as¨ª llegaron hasta aqu¨ª los 12¡±, concluye Sampere.
Los 12 proceden de Somalia, Egipto, Sud¨¢n, Nigeria y Senegal. El d¨ªa 24, cuando el equipo de la ONG Proactiva Open Arms lleg¨® a bordo del pesquero para dar asistencia m¨¦dica, los j¨®venes a¨²n parec¨ªan en estado de shock. Todos presentan lesiones recientes y varios sarna, seg¨²n Valeria Sottani, m¨¦dica de la ONG. Uno asegura que ha perdido la vista de un ojo por los golpes recibidos en un centro de detenci¨®n libio. Otro, apoyado en un cabestrante con la mirada perdida, no hace ning¨²n movimiento ni dice una sola palabra durante la hora que los voluntarios de la ONG pasan a bordo.
Con m¨¢s del doble de personas a bordo de las que suele llevar, el Nuestra Madre Loreto no tiene ahora un aspecto muy salubre: los pescadores, que han donado parte de su ropa a los migrantes, dicen que con los recursos de que disponen, y a pesar de los v¨ªveres llevados por la ONG, no podr¨¢n aguantar m¨¢s de seis o siete d¨ªas. La cubierta del barco est¨¢ en buena parte ocupada por nasas para gambas. Abajo hay unos camarotes muy estrechos donde los tripulantes duermen juntos y que ahora hospedan a 12 personas m¨¢s.
Souleiman (nombre ficticio) asegura que tiene 16 a?os y que proviene de Sud¨¢n. ¡°Entr¨¦ en Libia cuando ten¨ªa 12. Los libios solo quieren dinero, nos meten en la c¨¢rcel para que les paguemos¡±, relata. ¡°Me metieron un a?o en prisi¨®n sin poder ducharme ni una vez. Cuando estaba en el barco y vi llegar a los guardacostas libios, me tir¨¦ al agua, porque no tengo miedo a morir, tengo miedo de Libia¡±. Los dos nigerianos cuentan que la patera transportaba 36 personas, seis de ellas mujeres.¡°Nosotros saltamos al agua y a los otros se los llevaron los libios. Libia es horrible, te hacen trabajar de esclavo, te presionan para conseguir dinero, te torturan mientras te obligan a llamar a tus familias para que paguen el rescate¡±, afirman.
Sampere ya sabe lo que es rescatar migrantes en el Mediterr¨¢neo. En 2006, con otro pesquero, el Francisco y Catalina, propiedad del mismo armador, Jos¨¦ Dur¨¢, ayud¨® a salvar la vida a 51 subsaharianos en aguas pr¨®ximas a Malta. Su impresi¨®n sobre los guardacostas libios no puede ser peor: ¡°Por lo que les vi hacer el otro d¨ªa, son unos asesinos¡±.
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