Pedro S¨¢nchez: ¡°A los independentistas les da igual el modelo de Estado, quieren ir contra el ser de Espa?a¡±
El presidente del Gobierno considera fundamentales los aspectos territoriales del pacto constitucional, pero cree que solo suponen una parte de la alianza entre generaciones. Esta entrevista se incluye en un especial que EL PA?S publica este jueves por los 40 a?os de la Constituci¨®n
El presidente del Gobierno, Pedro S¨¢nchez, tiene una idea bastante clara del proceso que deber¨ªa seguirse para adaptar el texto de la Constituci¨®n a las nuevas necesidades de la sociedad espa?ola. No pretende una negociaci¨®n enorme, sobre sus aspectos m¨¢s pol¨¦micos, sino abrir un camino m¨¢s sencillo y pragm¨¢tico por el que se vayan mejorando aquellos puntos que conciten un consenso casi un¨¢nime. El objetivo final ser¨ªa la Constituci¨®n de 1978, pero con todas aquellas modificaciones? necesarias para que los j¨®venes de hoy la sientan como suya. Para el presidente S¨¢nchez el pacto constitucional forma parte de un pacto social m¨¢s amplio, en el que los aspectos territoriales son fundamentales pero, desde luego, solo una parte de la alianza entre generaciones. La conversaci¨®n se desarroll¨® en el palacio de La Moncloa el 20 de noviembre, con motivo del suplemento especial de la Constituci¨®n que saldr¨¢ publicado este jueves junto a la edici¨®n impresa.
Pregunta. Cuando se aprob¨® la Constituci¨®n, ?cu¨¢ntos a?os ten¨ªa?
Respuesta. Yo nac¨ª en el 72.
P.?Alguien que ten¨ªa 6 a?os cuando se aprob¨® la Constituci¨®n y que ahora es presidente del Gobierno, ?cree que su texto todav¨ªa se acomoda a la realidad o que hay que darle una ¡°interpretaci¨®n evolutiva¡±, como dijo en su d¨ªa el Tribunal Constitucional?
R. Yo lo resumo en una frase, que a lo mejor es una perogrullada, pero me parece ilustrativa de la necesidad de que la Constituci¨®n se adapte a la sociedad a la que sirve, y es que la Espa?a de 2018 no es la Espa?a de 1978. Hay tambi¨¦n otras consideraciones. La primera, en t¨¦rminos hist¨®ricos, es que creo que la Constituci¨®n del 78 asume el legado de la Segunda Rep¨²blica, de su fracaso, de la Guerra Civil y posteriormente de la dictadura franquista. Lo hace en cuanto que se plantea que en nuestro pa¨ªs nunca habr¨¢ democracia si no se reconoce la diversidad territorial y viceversa; es decir, nunca habr¨¢ diversidad territorial si no estamos dentro de un sistema democr¨¢tico. La segunda es que la Constituci¨®n nos permiti¨® homologarnos con las democracias europeas y en consecuencia pudimos entrar en la UE. Cuando hablamos de la evoluci¨®n de la Constituci¨®n espa?ola tenemos que mirar hacia Europa: en alg¨²n momento dado, esta generaci¨®n de l¨ªderes que representamos ahora mismo a los distintos partidos en distintos ¨¢mbitos (en el Gobierno o en la oposici¨®n) tenemos que fortalecer nuestros v¨ªnculos con la Uni¨®n Europea y favorecer que el proceso de evoluci¨®n de nuestra Constituci¨®n sirva para ese prop¨®sito. Sirva para fortalecer el propio proceso de la Uni¨®n Europea y para desarrollar nuestro aporte a esa construcci¨®n, para fortalecer la solidaridad no solo en t¨¦rminos de ciudadan¨ªa, sino tambi¨¦n territoriales, y para mejorar la estructura de gobernabilidad de Espa?a.
¡°El federalismo como tal es un t¨¦rmino que no acaba de ser comprendido por parte de los espa?oles¡±
P. Uno de los grandes temas que siempre se plantean sobre la evoluci¨®n de la Constituci¨®n espa?ola es su reforma para que fije una estructura federal del Estado. ?C¨®mo lo ve usted?
R. Yo dir¨ªa tres cosas: la primera, a m¨ª me gusta mucho una frase de Jordi Sol¨¦ Tura que dec¨ªa ¡°da igual como se llame, lo importante es que funcione¡±. Creo que ese sentido pragm¨¢tico, viniendo adem¨¢s de una persona que fue un exiliado, que regres¨® y que finalmente acab¨® siendo ministro de Cultura es una buena concepci¨®n de la vida pol¨ªtica: tener principios y ser pragm¨¢tico. En segundo lugar, el problema es que el federalismo como tal es un t¨¦rmino que no acaba de ser comprendido por parte de los espa?oles. El significado que tiene en Espa?a nada tiene que ver con el significado que tiene en otras democracias. El federalismo en Espa?a, yo creo que como consecuencia tambi¨¦n de la Segunda Rep¨²blica, tiene m¨¢s unas connotaciones disgregadoras que agregadoras, como pueda ocurrir en Estados Unidos o en Alemania. Por eso el gran acierto de los padres constituyentes es, efectivamente, haber encontrado una terminolog¨ªa que, siguiendo la reflexi¨®n de Jordi Sol¨¦ Tura, da igual c¨®mo se llame, el caso es que funcione. Y ha funcionado durante 40 a?os. Ocurre que los instrumentos se desgastan, los materiales sufren, como las personas, y necesitamos revigorizarlos. La renovaci¨®n del pacto constitucional no va a ser un fin en s¨ª mismo, cuando empiece a producirse, sino que ser¨¢ un cauce, un mecanismo a trav¨¦s del cual podemos empezar a recomponer algunos de los consensos rotos. Esa es un poco la cuesti¨®n. Pero, s¨ª, creo que el Estado auton¨®mico es un Estado federal y que uno de los grandes desaf¨ªos que tenemos ahora es perfeccionar nuestro modelo territorial.
¡°Me gustar¨ªa que los j¨®venes sintieran esta Constituci¨®n como suya, y eso exige su reforma¡±
P. Cuando habla de los consensos rotos, ?qu¨¦ se ha roto fundamentalmente?
R. Es evidente que en Catalu?a se ha roto el consenso constitucional como consecuencia de la no asunci¨®n por parte de una minor¨ªa mayoritaria de la sociedad catalana del estatuto de autonom¨ªa. Ese es uno de los consensos que hay que recomponer. El segundo tiene que ver con algo que me parece fundamental, y es la forma en que se desarrolla la vida pol¨ªtica (en pol¨ªtica democr¨¢tica tanto el fondo como la forma son fundamentales) y, por tanto, con la necesidad de participaci¨®n, sobre todo de las generaciones m¨¢s j¨®venes, en ese proceso de renovaci¨®n del pacto constitucional. Yo no hablo de un proceso constituyente porque no creo que tengamos que caer en una suerte de adanismo que no reconoce las virtudes de la Constituci¨®n, pero s¨ª creo que las formas de participaci¨®n pol¨ªtica han cambiado. L¨®gicamente, tienen que tener como epicentro el Congreso de los Diputados y, por tanto, la democracia representativa, pero en torno a ello se pueden vehicular muchas energ¨ªas y corrientes constructivas, que vigoricen nuestro sistema democr¨¢tico.
¡°En Catalu?a se ha roto el consenso constitucional; hay que recomponerlo¡±
P. ?Como qu¨¦?
R. ?Cu¨¢l ha sido la experiencia de las ¨²ltimas reformas constitucionales? Pr¨¢cticamente se han hecho de espaldas a la ciudadan¨ªa, deprisa y corriendo. Cuando hablo de abrir cauces de participaci¨®n me refiero a abrir cauces de di¨¢logo, por ejemplo, para ver qu¨¦ nuevos derechos podemos incorporar a la Constituci¨®n. El derecho medioambiental, por ejemplo, no era tan prioritario en 1978 como lo es hoy, cuando tenemos delante el desaf¨ªo del cambio clim¨¢tico; la igualdad de g¨¦nero est¨¢ en nuestra Constituci¨®n, pero no de manera tan evidente como creo que despu¨¦s del 8 de marzo el feminismo querr¨ªa ver reflejado. El que haya no solamente padres sino madres de la Constituci¨®n ya ser¨ªa un avance que reflejar¨ªa la realidad plural de nuestra sociedad. Hay aspectos que tienen que ver con el mundo laboral, con derechos vinculados con la sociedad de la informaci¨®n y la sociedad digital que tienen tambi¨¦n que estar incorporados. Hay muchos debates que podr¨ªan perfectamente vigorizar nuestra democracia y, en t¨¦rminos constitucionales, enriquecer nuestro texto.
P. La Constituci¨®n dice que Espa?a es un Estado social; sin embargo, muchos analistas hablan de la ruptura del pacto social¡
R. Ah¨ª entra de nuevo Europa. Ant¨®n Costas y Joaqu¨ªn Estefan¨ªa han escrito sobre la necesidad de volver a firmar un contrato social y es verdad que la Constituci¨®n forma parte de ese nuevo contrato. La gran tarea que tenemos los partidos pol¨ªticos es saber comprender que en buena medida el ¨¦xito de nuestros proyectos pol¨ªticos, en el ¨¢mbito nacional, va a depender mucho de la suerte de Europa porque, al final, la renovaci¨®n de ese contrato social debe tener como protagonistas no solamente al Estado, a las comunidades aut¨®nomas y a los Ayuntamientos, sino tambi¨¦n y muy fundamentalmente a la UE. Cuando hablamos de derechos ambientales, si no asumimos una serie de compromisos pol¨ªticos en el ¨¢mbito supranacional, dif¨ªcilmente vamos a poder hacer algo efectivo. Si hablamos de una tributaci¨®n justa, como establece la Constituci¨®n espa?ola, dif¨ªcilmente podremos hacer frente y dar una respuesta real a las grandes corporaciones digitales o a los para¨ªsos fiscales si no hablamos en t¨¦rminos europeos. Y qu¨¦ decir de la movilidad laboral, que afecta a much¨ªsimos j¨®venes, y a la necesidad de que se reconozcan los derechos sociales y laborales en el conjunto del continente. Ese nuevo contrato social, que evidentemente tiene un cap¨ªtulo que debe ser la renovaci¨®n de nuestro pacto constitucional, con su mirada hacia Europa, est¨¢ tambi¨¦n necesariamente imbricado en la arquitectura de Europa en el futuro. Por eso creo que es muy importante lo que he comentado antes. En Espa?a es evidente que el reforzamiento de nuestra estructura auton¨®mica tiene mucho que ver con el proyecto europeo. Una Europa federal con una mayor integraci¨®n, con un embri¨®n de presupuesto europeo, con la uni¨®n econ¨®mica y monetaria completada o con una defensa conjunta, tiene que estar presente en el debate pol¨ªtico sobre nuestra Constituci¨®n. Nosotros ya estamos precisamente en esa avanzadilla europea que plantean Francia y Alemania.
P. Cuando dice ¡°lo importante es que funcione¡±, ?se aplica tambi¨¦n a rep¨²blica y monarqu¨ªa? ?Lo que importa de la forma del Estado es que funcione?
R. Honestamente, ahora que tengo la posibilidad de conocer de primera mano el trabajo que ha hecho estos 40 a?os y que hace hoy la Casa Real, y en particular el rey Felipe VI, creo que la monarqu¨ªa parlamentaria es, ahora mismo, la clave de b¨®veda de un gran consenso constitucional que se fragu¨® en 1978, y que yo espero que perdure. Felipe VI es un rey de su tiempo, un rey que defiende la igualdad de g¨¦nero, el compromiso de Espa?a en la lucha contra el cambio clim¨¢tico, los derechos de los trabajadores y que tiene una gran sensibilidad con la cuesti¨®n catalana y con la diversidad de nuestro pa¨ªs, por mucho que los independentistas catalanes le hayan criticado. Antes evocaba yo la Segunda Rep¨²blica. Conviene recordar que cuando los independentistas quisieron entonces secesionarse de Espa?a [1934], en realidad lo hac¨ªan contra la Rep¨²blica. Ahora lo est¨¢n haciendo contra una monarqu¨ªa parlamentaria. Es decir, les da igual el tipo de estructura y de modelo de Estado que tengamos, lo que quieren es ir contra el ser de Espa?a.
P. ?Existe suficiente lealtad institucional en este momento como para hacer un pacto constitucional?
R. Bueno. Si mira al PP, cuando gobernaban lo hac¨ªan lentamente, y ahora en la oposici¨®n est¨¢n acelerados. Creo que tambi¨¦n es un poco producto del tiempo pol¨ªtico que vivimos, donde las noticias caducan a las dos horas. La principal v¨ªa de comunicaci¨®n que tienen ahora mismo los ciudadanos son los medios digitales y la televisi¨®n, y, desgraciadamente, la caducidad de las noticias, por muy buenas e importantes que sean, es de minutos. Lo que quiero decir con esto es que estamos en una democracia inmedi¨¢tica. Muy condicionada por los medios de comunicaci¨®n y muy inmediata. Esa ansia por responder r¨¢pidamente, por fijar una posici¨®n, hace que la pol¨ªtica sea m¨¢s vulnerable a las presiones. Los tiempos de la pol¨ªtica, y esta es una de las lecciones que he sacado en estos meses que llevo como presidente del Gobierno, son distintos a las posiciones de los medios de comunicaci¨®n, y eso no significa que no tengas una posici¨®n pol¨ªtica, sino simplemente que tu momento para poder responder a algunas de las cuestiones es m¨¢s tarde. Toda esa vulnerabilidad de la pol¨ªtica hace que los acuerdos y los consensos sean m¨¢s dif¨ªciles.
P. ?Hay reformas constitucionales que se pueden llevar a cabo r¨¢pidamente, como sucedi¨® con el famoso art¨ªculo 135?
R. En relaci¨®n con el 135 la posici¨®n del Gobierno de Espa?a, del PSOE, siempre ha sido la misma, la que yo he defendido. Tiene que ser complementada con un compromiso de un m¨ªnimo social. En relaci¨®n con las reformas, estoy de acuerdo. Si concebimos la necesidad de que nuestra Constituci¨®n evolucione, es decir, un mecanismo para recomponer los consensos que puedan estar debilitados, rotos, o que necesiten un nuevo impulso, yo creo que deber¨ªamos empezar por elementos donde hay consenso. Por ejemplo, el Gobierno de Espa?a ha solicitado un informe al Consejo de Estado para la reforma de los aforamientos que ha contado con el apoyo un¨¢nime de los miembros de ese organismo. La idea es ver c¨®mo lo traducimos en una propuesta de reforma constitucional que llevaremos al Congreso. En teor¨ªa, todos los grupos parlamentarios est¨¢n de acuerdo. Cuando digo todos, son todos. A lo mejor es un buen punto de arranque. O por ejemplo, creo recordar que el art¨ªculo 49 define a las personas con discapacidad de una manera que nada tiene que ver con la que ahora mismo ellos reclaman. Esa modificaci¨®n deber¨ªa ser tambi¨¦n un buen punto de partida. Quiero decir, las grandes aventuras al final comienzan con peque?os pasos y, por tanto, no es necesario empezar a hablar de elementos sobre los que seguro tenemos grandes diferencias, sino de aquellos en donde empieza a haber acuerdo. Si me pregunta si querr¨ªa que la Comisi¨®n Constitucional estuviera abierta todas las legislaturas, le dir¨ªa que s¨ª. Simplemente para poder debatir e ir viendo qu¨¦ elementos de mejora de nuestra Constituci¨®n podemos incorporar, c¨®mo puede ir evolucionando. No se trata de poner plazos sino de un proceso abierto en la Comisi¨®n Constitucional del Congreso de los Diputados como punto de encuentro.
P. Si tuviera una legislatura entera por delante, ?qu¨¦ propuestas concretas har¨ªa?
R. Ya lo estamos haciendo. Hay algunos que se sorprenden y dicen ¡°tienes 84 diputados¡±, pues bueno, s¨ª, 84 diputados, pero yo entiendo que para la reforma de la Constituci¨®n sobre la limitaci¨®n o supresi¨®n de los aforamientos habr¨¢ 350 diputados, y en el Senado igual. Entonces no es tanto el n¨²mero parlamentario a partir del cual se propone una determinada reforma constitucional sino, primero, el respaldo social que tiene, que yo creo que en este caso es mucho, y en segundo lugar, el eventual apoyo parlamentario que pueda alcanzar.
P. Empezar por cosas m¨¢s peque?as, en las que r¨¢pidamente se puede alcanzar un acuerdo, y demostrar que la Constituci¨®n es reformable.
R. M¨¢s que peque?as, yo dir¨ªa por las cosas en las que ya hay puntos de encuentro. Si logramos hacer una reforma de la Constituci¨®n, aunque sea puntual, en un tema que cuente con un consenso tan importante como pueda ser, por ejemplo, el de los aforamientos, creo que habremos prestado un gran servicio al vigor de nuestra Constituci¨®n.
P. ?Los pol¨ªticos utilizan demasiado la Constituci¨®n en sus enfrentamientos electorales?
R. S¨ª. Ahora mismo hay una corriente en ese sentido. Siempre se exacerba cuando la derecha est¨¢ en la oposici¨®n. Antes era una voz, ahora son dos voces y media, con la que est¨¢ fuera del Parlamento, pero a la que quiz¨¢s no son conscientes de que est¨¢n alimentando tanto el PP como Ciudadanos, con su giro derechista. Esa ser¨¢ su responsabilidad. En todo caso, hay un sentimiento patrimonialista de los s¨ªmbolos, de conceptos como Espa?a o la Constituci¨®n, que yo creo que es peligroso. Cuando Casado re¨²ne a equis partidos pol¨ªticos, no llama al PSOE e intenta apropiarse del constitucionalismo, est¨¢ haciendo un flaco favor precisamente a la Constituci¨®n.
¡°De repente vuelven a surgir en el ¨¢mbito de la derecha y la izquierda tics que cre¨ªamos olvidados¡±
P. ?La izquierda no hace eso?
R. Somos menos de s¨ªmbolos, pero s¨ª, tambi¨¦n nosotros, digamos en el ¨¢mbito m¨¢s progresista de la sociedad espa?ola, hemos dejado que eso ocurra. Creo que la bandera espa?ola es de todos, tambi¨¦n de las gentes de izquierda. Porque precisamente el escudo y la bandera constitucional visibilizan una serie de valores, una serie de principios por los cuales hubo mucha gente que incluso perdi¨® la vida durante la dictadura franquista y la Guerra Civil. Hay una parte de la izquierda que fue minoritaria dentro del partido comunista, que un poco llam¨® traidor a Santiago Carrillo por asumir la monarqu¨ªa parlamentaria, en aras de lo que Aza?a pidi¨®: ¡°Paz, piedad, perd¨®n¡±, y que en cambio ahora est¨¢ en la direcci¨®n de Unidos Podemos. Es curioso c¨®mo aquellos que entonces eran minor¨ªa, digamos que hoy representan la mayor¨ªa o la dirigencia de un partido tan importante para el sistema pol¨ªtico como es Unidos Podemos. Un poco esa dirigencia viene a reafirmar lo que entonces era el sector minoritario comunista, aquel para el que la Transici¨®n pol¨ªtica no supuso en realidad una transici¨®n hacia nada, sino simplemente una transfiguraci¨®n del r¨¦gimen franquista en una pseudodemocracia. Y eso, en ese sector, legitima a sus ojos y desde su punto de vista el derecho a la autodeterminaci¨®n de los pueblos de Espa?a, porque, seg¨²n ellos, no es una democracia lo que realmente tenemos. De alguna manera, hacen que de repente vuelvan a surgir, en el ¨¢mbito de la derecha y en el ¨¢mbito tambi¨¦n de la izquierda, tics que cre¨ªamos olvidados.
P. ?El Partido Socialista pod¨ªa haber hecho algo al respecto?
R. Bueno, yo creo que Unidos Podemos tambi¨¦n ha hecho una evoluci¨®n en su pensamiento pol¨ªtico y en su acci¨®n pol¨ªtica. Por ejemplo, en el acuerdo presupuestario ha asumido las reglas del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, y por tanto se alinea con los ejes principales que definen la construcci¨®n europea. Eso es bueno para el pa¨ªs. Pero s¨ª, efectivamente, nosotros, como gran partido socialdem¨®crata de Europa y de Espa?a, tenemos tambi¨¦n la labor de empatizar con las causas de regeneraci¨®n que en un momento dado estuvieron en el 15-M. Siempre he dicho que la nueva Constituci¨®n tiene que ser una Constituci¨®n con la que se identifique la gente del 15-M. Pero no en t¨¦rminos de proceso constituyente, sino simplemente en ver qu¨¦ elementos positivos tuvo aquel movimiento social tan espectacular, que dio una imagen tan positiva de nuestro pa¨ªs, tanto dentro como fuera de Espa?a, porque ahora ya se nos olvida, pero mientras en otras sociedades estaban viendo movimientos reaccionarios, aqu¨ª, en Espa?a, la gente empez¨® a hablar de c¨®mo redistribuir la riqueza, c¨®mo hacer frente al tema de los desahucios, sali¨® lo mejor de nuestra sociedad. Nosotros debemos apoyar las causas que merecen la pena y llevarlas a la acci¨®n p¨²blica. Y eso es algo que podemos hacer nosotros como organizaci¨®n pol¨ªtica, pero tambi¨¦n con otras organizaciones pol¨ªticas.
P. ?Y es posible una Constituci¨®n en la que se sientan representados los del 15-M y el PP?
R. Por qu¨¦ no. Yo estoy convencido de que en el 15-M hubo hijos e hijas de gente que vota al PP. Yo creo que el 15-M precisamente era un movimiento absolutamente transversal, un movimiento donde no hab¨ªa un partido pol¨ªtico que lo representara. Yo mismo ten¨ªa amigos que eran de un partido y de otro que estuvieron por all¨ª durante d¨ªas. Insisto, fue un movimiento regenerador y como movimiento regenerador no perteneci¨® a ning¨²n partido pol¨ªtico sino a todos.
P. ?Cu¨¢les ser¨ªan esas transformaciones?
¡°La renovaci¨®n del pacto constitucional es un cauce para recomponer algunos consensos rotos¡±
R. Yo creo que Espa?a ha perdido una d¨¦cada y ahora de lo que se trata es de ganar una d¨¦cada. En realidad, es una suerte de ciclo vital, con cinco transformaciones esenciales.
La primera es la educaci¨®n. Es verdad que tenemos que adaptar nuestra educaci¨®n a la sociedad del siglo XXI, a los cambios tecnol¨®gicos que avanzan, y cuando hablo de educaci¨®n no solamente estoy hablando de la educaci¨®n b¨¢sica, estoy hablando de la universidad, de la formaci¨®n profesional o incluso de las pol¨ªticas activas de empleo que es evidente que necesitan renovarse.
Dos. El mercado de trabajo y el tejido empresarial. Hablamos de la Constituci¨®n pero hay que hablar tambi¨¦n del Estatuto de los Trabajadores, que es verdad que lleva modific¨¢ndose durante las ¨²ltimas d¨¦cadas, y que ya es hora de que en la pr¨®xima legislatura abramos un gran debate con los agentes sociales sobre ese nuevo estatuto.
Tres. Tenemos que hablar de fiscalidad. De qu¨¦ Estado de bienestar queremos. Y a partir de ah¨ª, ver c¨®mo lo financiamos. Ese es un debate que tenemos que abrir seriamente. Evidentemente va a haber contrastes ideol¨®gicos, pero yo creo que es razonable garantizar el principio de universalidad en la educaci¨®n, en la sanidad, garantizar unas pensiones dignas, es decir, que est¨¦n indexadas a la evoluci¨®n de los precios, el coste de la vida y, l¨®gicamente, sanear tambi¨¦n nuestras cuentas p¨²blicas, porque seguimos teniendo desgraciadamente un d¨¦ficit p¨²blico alto en t¨¦rminos relativos con la UE y tambi¨¦n una deuda p¨²blica elevada.
Cuatro. La transici¨®n ecol¨®gica. Es evidente que necesitamos transformar nuestro sistema energ¨¦tico, nuestro sistema de movilidad, y todo eso va a necesitar al menos una d¨¦cada para poder hacerlo.
Quinto. La reforma constitucional.
P. Da la impresi¨®n de que lo que tiene dentro la reforma constitucional es la reforma territorial. Porque para las otras modificaciones no es necesario cambiar el texto fundamental¡
R. El debate sobre los derechos fundamentales est¨¢ dentro de la reforma constitucional. Y cuando lo pongo de quinto punto no significa que sea el quinto, pero creo que son cinco objetivos compactos que se nutren los unos de otros. Y s¨ª, creo que es un error de comunicaci¨®n del partido socialista que cuando hablamos de reforma constitucional siempre se asocia a la cuesti¨®n territorial. Pero en realidad nosotros siempre hemos hablado de la reforma constitucional en un sentido mucho m¨¢s amplio. A nosotros nos interesa m¨¢s como izquierda el debate sobre los derechos, las libertades. Entiendo tambi¨¦n que hay personas que tienen reparos a hablar de todas estas cosas, pero probablemente ya va siendo hora de que una sociedad madura como la nuestra, 40 a?os despu¨¦s, tenga al frente una generaci¨®n capaz de reformar la Constituci¨®n, es decir, no de aprobar una nueva, porque no es necesario, sino que reformar la actual. Hay una idea muy bonita detr¨¢s del pacto constitucional: no deja de ser una suerte de contrato social, una alianza entre generaciones. A m¨ª me gustar¨ªa que los j¨®venes sintieran esta Constituci¨®n como suya. Y eso exige su reforma.
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