El PSOE trata de que Podemos se sume a los ajustes de la reforma laboral
Los socialistas buscan el equilibrio entre PDeCAT, por un lado, y el partido de Pablo Iglesias , por otro
El Gobierno lleva meses buscando apoyos pol¨ªticos y sociales para derogar parte de la reforma laboral de 2012. En el di¨¢logo social ha topado con CEOE. El Ministerio de Trabajo y los sindicatos se entendieron pronto, pero sin los empresarios esa v¨ªa tiene las piernas cortas. En el Congreso, los socialistas buscan el equilibrio entre PDeCAT, por un lado, y Podemos, por otro. Con los primeros casi est¨¢, pero eso les aleja de la formaci¨®n de Pablo Iglesias. Ahora el PSOE se afana en convencer a estos ¨²ltimos y cambiar la ley que tanto atacaron en la oposici¨®n.
Con menos estruendo que los movimientos para sacar a Franco del Valle de los Ca¨ªdos, pero con el mismo esfuerzo e igual resultado, el Gobierno no acaba de cerrar la reforma (parcial) de la reforma laboral. Est¨¢ de acuerdo con los sindicatos en devolverles a estos poder en la negociaci¨®n colectiva: d¨¢ndole prevalencia a los convenios sectoriales sobre los de empresa en todos los temas (salarios, jornada, categor¨ªas laborales, destinos...), aplicando las mismas condiciones laborales a los trabajadores de las subcontratas que a los de la compa?¨ªa contratante o recuperando la pr¨®rroga autom¨¢tica e indefinida de los convenios caducados hasta su renovaci¨®n (ultraactividad). CEOE lo rechaza, y el acuerdo a tres no parece posible.
Sin un pacto social pleno, el PSOE ha empujado en los ¨²ltimos compases de 2018 una proposici¨®n de ley suya para cambiar la regulaci¨®n de las condiciones laborales de los trabajadores de las subcontratas y tratar de introducir en ella m¨¢s cambios en el Estatuto de los Trabajadores (prevalencia de convenios o control de jornada laboral).
En sus ¨²ltimos movimientos, los socialistas han rebajado su punto de partida, m¨¢s pr¨®ximo a las tesis sindicales y Podemos, para atraerse a PDeCAT y otros grupos como el PNV. Pero esto les ha alejado del partido de Pablo Iglesias, apuntan fuentes parlamentarias de varios grupos. Y casi todos los apoyos que cosech¨® la moci¨®n de censura son necesarios para que los cambios salgan adelante.
Ahora los socialistas buscan convencer a Podemos de que no se puede ir mucho m¨¢s lejos con la aritm¨¦tica parlamentaria actual. ¡°La postura es constructiva¡±, se?alan fuentes parlamentarias. Y desde las partes implicadas no se descarta, en absoluto, que se pueda llegar al pacto.
La posici¨®n actual se encuentra, por ejemplo, en dar prioridad a los convenios sectoriales en asuntos concretos (salario, jornada), pero no en todos los temas (categor¨ªas laborales, organizaci¨®n de horarios). O, en el caso de las subcontratas, obligar a que se cumplan las condiciones de los convenios sectoriales y no las de la empresa subcontratada, poniendo dificultades a las firmas multiservicios que compiten rebajando el precio de la mano de obra con sus propios convenios.
No obstante, estas conversaciones son sobre aspectos concretos del Estatuto de los Trabajadores. Un cambio en los equilibrios de la negociaci¨®n colectiva (convenios) dando m¨¢s peso a los sindicatos impulsar¨ªa los salarios y facilitar¨ªa que estos recuperaran parte del terreno perdido en los ¨²ltimos a?os. Pero en estas negociaciones no se habla, por ejemplo, de c¨®mo atacar al problema principal que el mercado de trabajo espa?ol ha tenido desde los ochenta, la temporalidad, que desde que comenz¨® la recuperaci¨®n econ¨®mica ha vuelto a crecer y ya est¨¢ por encima del 27%.
Decenas de reformas que no han resuelto el problema
El Estatuto de los Trabajadores acumula decenas de reformas desde que naci¨® en 1980. Aunque son menos las sustanciales y, entre estas, destaca la de 2012. Ninguna ha resuelto los graves problemas que aquejan al mercado de trabajo: paro y precariedad/temporalidad.
La tasa de desempleo, tras a?os de recuperaci¨®n, sigue en el 14,5%. Los ajustes en ¨¦pocas de crisis se hacen a base de despidos. Es verdad que este examen todav¨ªa no le ha llegado a la reforma de 2012, que, desde luego, no ha aprobado la de acabar con el abusivo uso de trabajadores temporales.
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