Una salida para Catalu?a

Catalu?a, y con ella el president Quim Torra, tienen que decidir claramente en qu¨¦ emplean su tiempo durante los pr¨®ximos tres meses. Es el plazo que durar¨¢ previsiblemente el proceso al proc¨¦s, la vista oral de sus dirigentes en prisi¨®n preventiva.

El titular de la Generalitat ha insinuado que se afanar¨¢ en casi todo menos en gobernar: viajes activistas, agitaci¨®n en torno al proceso judicial, pol¨ªtica declarativa, deslegitimaci¨®n del entramado institucional del Estado democr¨¢tico al que representa en Catalu?a.

Todo ello al objeto de fraguar una gran maniobra de desacato popular para cuando se conozcan las sentencias, que reputa a un tiempo predictadas e injustas: ¨¦l adivina que esa ser¨ªa la gran ocasi¨®n, el momentum para reintentar la secesi¨®n. Esa operaci¨®n reverberar¨ªa la fallida, ef¨ªmera, triste, desunida y rid¨ªcula proclamaci¨®n de la Rep¨²blica del 27 de octubre de 2017.

Nada presagia que esta estrategia conduzca a algo bueno para nadie. Ni siquiera a nada de nada. Porque las sentencias no est¨¢n escritas, ni ser¨¢n calcadas. Porque su impacto, tras un denso juicio radiotelevisado, no es evidente ni un¨ªvoco.

Y sobre todo porque la gran ocasi¨®n secesiva, si existi¨®, se marchit¨® en 2017 sin que sus urdidores hayan acabado de extraer mucha lecci¨®n provechosa de las causas de su fracaso: la solidez del Estado democr¨¢tico, superior a la que calcularon; su escasa preparaci¨®n t¨¦cnica y psicol¨®gica, con todo superior a la actual; la falacia del supuesto apoyo de la UE; la fallida neutralidad del mundo econ¨®mico, y la inexistente unanimidad de los catalanes.

Dispone Torra de mejor alternativa que la agitaci¨®n. Arrimarse al af¨¢n negociador de su vicepresidente Pere Aragon¨¨s (de Esquerra). Y perge?ar alguna salida al embrollo que ¨¦l mismo y sus predecesores han deparado al pa¨ªs que dicen defender.

La referencia brit¨¢nica puede serle ¨²til. El refer¨¦ndum del Brexit (en aquel caso legal) ha sumido durante dos a?os y medio al Reino Unido en un disparate continuo. Y en riesgo del vac¨ªo internacional y del retorno a la Gran Recesi¨®n. Al punto de que una salida menos mala es celebrar un segundo refer¨¦ndum.

Al comp¨¢s de esa idea puede elaborarse una estrategia. Aunque los referendos con opciones binarias de desarrollo ignoto suelen ser desastrosos, un buen clavo procesal puede extraer un clavo mal clavado. Y devolver a una sociedad a la senda de la normalidad.

Se tratar¨ªa pues de pactar con el Gobierno la realizaci¨®n de un refer¨¦ndum legal, con arreglo a la legalidad vigente ¡ªno sobre la secesi¨®n y disoluci¨®n del Estado, esa necedad carente hoy de mayor¨ªa en Catalu?a¡ª sino sobre una actuaci¨®n legal y constitucional: sobre si los catalanes apoyan un proceso de renegociaci¨®n del statu quo actual. Tambi¨¦n podr¨ªa acudirse a la ley auton¨®mica 10/2014 de consultas populares no refrendarias de 26-9-2014.

Eso acarrear¨ªa dos ventajas: la posibilidad de acabar con la fractura pol¨ªtica que les divide y obstaculiza cualquier iniciativa positiva; la de reorientar a los votantes indepes hacia un camino practicable y legal.

Una idea equivalente ha sido originariamente formulada por el negociador empresarial Joaquim Coello, tomando cuerpo de la referencia irlandesa de 1920 y su estatuto auton¨®mico de 1921 (El repl¨¤, Ara, 31-12-2018).

Coello le a?ade la sugerencia de una negociaci¨®n posterior r¨¢pida y tranquila que se plasmase en un nuevo estatuto. Que tampoco est¨¢ escrito. M¨¢s que dif¨ªcil, s¨ª, pero menos inviable que el actual callej¨®n sin salida.