El esperanto se niega a morir
En Espa?a se puede aprender el idioma en la UNED, a trav¨¦s de aplicaciones m¨®viles, o incluso ayud¨¢ndose de un "barrio s¨¦samo esperantista" de origen andaluz
El esperanto naci¨® a finales del siglo XIX de la mano de Ludwik L. Zamenhof con el objetivo de resolver los problemas en las comunicaciones internacionales. Su esfuerzo fracas¨®, pero sin embargo, el idioma permanece vivo y son muchos los que se niegan a dejarlo caer en el olvido. Desde unos amigos en Sevilla que se dedican a realizar dibujos animados en esperanto hasta el comienzo del primer curso de esperanto en la UNED, el esperanto ha encontrado en Espa?a un nicho de cultivo interesante. De hecho, el ¨²ltimo congreso internacional de j¨®venes se celebro en Espa?a con la participaci¨®n de la Federaci¨®n Espa?ola de Esperanto. ¡°La persona media que estudia hoy en d¨ªa esperanto en el mundo es una persona joven de veinti pocos a?os, que ya habla ingl¨¦s y que le gustan los idiomas¡±, afirma F¨¦lix Manuel Jim¨¦nez, tutor del curso de esperanto de la UNED.
Uno de esos j¨®venes es William que en poco m¨¢s de tres meses ya se desenvolv¨ªa con fluidez con el esperanto. ¡°La gente me dec¨ªa que era una p¨¦rdida de tiempo, que qu¨¦ estaba haciendo con mi vida¡±, explica el joven que a?ade que a trav¨¦s del esperanto ha conseguido mejorar su ingl¨¦s. Un idioma que intenta sobrevivir apoy¨¢ndose en las nuevas tecnolog¨ªas y las aplicaciones m¨®viles que ayudan a ponerse en contacto a hablantes de esperanto cercanos, comenta Andy, cubano afincado en Madrid, que se ha encontrado con William gracias a una de ellas.
Precisamente a trav¨¦s de unos amigos fue como se conocieron Pablo y Manuel, los creadores del barrio s¨¦samo esperantista, como bromean ellos. Los dos intentan hacer que el esperanto resulte atractivo para los m¨¢s peque?os, utilizando para ello unas marionetas, canciones, un par de cartulinas y un ordenador. Alguno de sus v¨ªdeos acumula m¨¢s de 50.000 visualizaciones, y lo que parec¨ªa un proyecto enfocado a los ni?os, ha terminado por enganchar tambi¨¦n a j¨®venes y adultos del mundo del esperanto. Sin embargo, vivir ¨²nicamente del esperanto es, seg¨²n todos ellos, pr¨¢cticamente imposible.
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