El cabo primero que desquici¨® a las defensas
La estrategia de los abogados fue bien mientras declararon los pol¨ªticos, con los mossos y los guardias civiles se complica
A las 12.30, despu¨¦s de la primera pausa del d¨ªa, el juez Manuel Marchena pide que pase el siguiente testigo. Ser¨¢ el tercero de la jornada. Los dos anteriores han pasado por el juicio sin pena ni gloria. El primero ha sido el subsecretario de Hacienda que fiscaliz¨® los gastos de la Generalitat durante la preparaci¨®n del 1 de octubre. Su declaraci¨®n ha estado llena de detalles t¨¦cnicos, de frases tan pesadas que nada m¨¢s pronunciarlas se iban directas al fondo. Solo al final, a modo de despedida, deja una frase abierta, con puntos suspensivos, en la que admite que a pesar del cors¨¦ que el Gobierno espa?ol le puso al Govern para que no destinara fondos al proyecto secesionista, algo pudo escaparse del control del Estado.
¨CLa realidad material de los hechos es mucho m¨¢s compleja...
El segundo es un hombre de unos 40 a?os, completamente calvo y vestido con un traje gris claro que, nada m¨¢s terminar su declaraci¨®n, se va al bar Genium, a solo unos metros del Tribunal Supremo, y pide un caf¨¦ con leche. Paga con dos monedas de euro y, cuando le dan la vuelta, se sienta a tom¨¢rselo en una mesa alta, sin perder de vista la puerta. Nadie sabe qui¨¦n es, porque ni su filiaci¨®n ni su imagen, como las del resto de guardias civiles que declarar¨¢ esta semana, ser¨¢n retransmitidas por la se?al en directo. El tercer testigo de la ma?ana es el agente K47019K.
¨CD¨ªgame su cargo¨C le pregunta el juez Marchena.
¨CCabo primero de la Guardia Civil.
Lo que sucede a continuaci¨®n es un espect¨¢culo que ni los estudiantes de Derecho que este martes abarrotan el Sal¨®n de Plenos ni la fiel hinchada del lazo amarillo esperaban presenciar. A preguntas del fiscal Javier Zaragoza, el cabo primero declara durante una hora y media. Se sabe de memoria nombres, fechas, citas, correos electr¨®nicos, lo que hab¨ªa en este registro y en el otro, cu¨¢les eran las empresas sat¨¦lites que utiliz¨® la Generalitat para encargar y no pagar la intendencia necesaria para el refer¨¦ndum ilegal. Por saber, el omnipresente cabo primero ¨Cestuvo en casi todos los lugares objeto de la investigaci¨®n¡ª fue quien termin¨® desvelando la verdadera identidad del ¡°tal Toni¡±, aquel personaje misterioso que con solo una llamada de un tel¨¦fono prepago logr¨® que se imprimieran los carteles y las papeletas del 1 de octubre:
¨CSolicitamos la entrada y registro del domicilio de Antoni Mollons, el secretario de Difusi¨®n de la Generalitat, y all¨ª estaba, metida en un jarr¨®n del sal¨®n, la tarjeta SIM con la que se hab¨ªan hecho las llamadas an¨®nimas¡
A medida que va avanzando el interrogatorio del fiscal Zaragoza, los abogados defensores empiezan a ponerse nerviosos por la contundencia del relato del cabo primero. Interrumpen hasta en ocho ocasiones su declaraci¨®n. Los argumentos m¨¢s fundados y los m¨¢s peregrinos son rechazados por el juez Marchena, mientras el fiscal Zaragoza, satisfecho, contempla la escena mirando por encima de unas gafas de cerca. La estrategia de la defensa fue bien mientras hablaron los pol¨ªticos, los de un lado y los de otro, pero en cuanto el asunto fue descendiendo hacia lo tangible, la historia se empez¨® a complicar. La declaraci¨®n de la c¨²pula de los Mossos d¡¯Esquadra ¨Cprimero Manel Castellv¨ª, luego Emili Quevedo y finalmente Josep Llu¨ªs Trapero¨C fue demoledora para los l¨ªderes independentistas. Y la de los guardias civiles de a pie empieza a sacar los trapos m¨¢s sucios, incluso los m¨¢s violentos, de aquel oto?o caliente.
Los dos guardias civiles que suceden al cabo primero ¨Cun sargento y un comandante¨C ofrecen relatos salpicados de detalles de lo que se vivi¨® al otro lado de las manifestaciones supuestamente pac¨ªficas. ¡°Cuando llegamos a las cinco de la tarde a la sede de Unipost¡±, relata uno de los agentes, ¡°fuimos increpados, grabados, filmados y al letrado de la administraci¨®n de justicia, que llevaba un pasamonta?as para no ser reconocido, le dec¨ªan 'traidor, te conocemos¡±. El guardia cuenta que, en otra operaci¨®n, incluso los detenidos llegaron a sufrir escenas de p¨¢nico: ¡°Xavier Puig no daba cr¨¦dito, estaba viviendo un cap¨ªtulo de terror total, solo dec¨ªa 's¨¢quenme de aqu¨ª".
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