Casado exhuma a Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar
El expresidente del Gobierno asume un calendario de m¨ªtines para atraer el voto de Vox

Pablo Casado ha decidido exhumar la momia de Aznar como recurso al casticismo de Vox. Ya declaraba el expresidente del Gobierno que nadie se atrever¨ªa a llamarle a la cara "derechita cobarde". Era la manera de retar a Abascal. Medir las p...istolas. Ense?arle el artesonado de la tableta abdominal. Ni cobarde ni derechita. Acaso derechona aguerrida. Aznar ha puesto las botas sobre la mesa, como hizo en el rancho de Bush presumiendo de pelazo y espolones.
Se prodig¨® anoche Aznar en Barcelona y lo har¨¢ en los territorios desesperados con la misi¨®n de recaudar el voto ¨²til. De hecho, la campa?a del patriarca patriota compromete las comunidades m¨¢s sensibles al hooliganismo de Abascal: Castilla-La Mancha, Castilla y Le¨®n, adem¨¢s de Andaluc¨ªa.
Es la raz¨®n por la que Aznar tiene previstas sus etapas de proselitismo en Albacete, Burgos y Almer¨ªa, cuya vinculaci¨®n iconogr¨¢fica al spaghetti western sugestiona la imagen de un Aznar justiciero. Que masca tabaco. Y que viaja en una mula con su rev¨®lver y su Biblia.
Aznar predica la Espa?a de las esencias, m¨¢s o menos como si Vox fuera una corriente mendaz o desviada de la doctrina original. Aznar ha venido a desenmascarar a Abascal. No solo porque el l¨ªder de Vox se ha amamantado en el subconsciente ideol¨®gico del PP, sino porque Santiago Matamoros pretende atribuirse el linaje del imperio y la obligaci¨®n de la reconquista. ?No fue Aznar quien devolvi¨® a Espa?a el ardor militar con el tridente de las Azores? ?Y no fue la boda de El Escorial la expresi¨®n megal¨®mana, providencialista, de un orgullo restaurado?
Aznar quiere recuperar su partido despu¨¦s del accidente que signific¨® el marianismo. Pablo Casado representa voluntariosamente el papel de delf¨ªn, pero se expone a una criba electoral cuya explicaci¨®n, piensa Aznar, no radica tanto en la testosterona de Santiago Abascal como en el laicismo y la cultura de gestor¨ªa que arrastraron la etapa presidencial de Mariano Rajoy.
Rajoy s¨ª era la derechita cobarde y amanerada, cuando no el responsable pasivo de la emancipaci¨®n de Catalu?a. La permisividad al desaf¨ªo independentista ser¨ªa el origen de los humores patrioteros que alienta Vox, pero la moviola inducida de Aznar descuida su contribuci¨®n a la dieta proteica del monstruo soberanista. ?l lo ceb¨®, predispuso su gigantismo.
La crisis de amnesia aznarista pugna con sus obligaciones redentoras. Casado lo ha reclutado como una voz de ultratumba, como una superstici¨®n de antiguas victorias. Se trata de inculcar la ortodoxia y la virilidad originaria. Demostrar a las ovejas descarriadas no solo que el PP aloja las mismas razones que justifican la adhesi¨®n Vox ¡ªas¨ª lo proclama sin tapujos Casado¡ª, sino que la pujanza de Santiago Abascal, artificiero de la derecha, beneficia de carambola la victoria de Pedro S¨¢nchez.
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