S¨¢nchez salva el primer set
El l¨ªder socialista resiste un bronco ataque del PP y Cs a cuenta del secesionismo
Nadie gana unas elecciones sin saber contar una historia. La campa?a electoral empez¨® este lunes definitivamente a las diez de la noche, tras un lustro de precampa?a interminable, con un debate en RTVE en el que la ¨²nica verdadera historia fue el fuego cruzado. Si el estado normal de la atm¨®sfera pol¨ªtica es la turbulencia, el esperad¨ªsimo debate electoral se sald¨® anoche en medio de un clima desapacible, bronco, a ratos huracanado. ¡°Espa?a ya no va bien¡±, resumi¨® Pablo Casado (PP) parafraseando a Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar a las primeras de cambio, a pesar de que la econom¨ªa espa?ola es una de las que m¨¢s crece en el Atl¨¢ntico norte. ¡°Lleva en la frente escrita la palabra indulto¡±, espet¨® Albert Rivera (Ciudadanos) en su primera intervenci¨®n, pese a que no hay sentencia firme ni nada que se le parezca en el juicio del proc¨¦s. Pablo Iglesias (Podemos) estuvo m¨¢s conciliador, pero en cuanto pudo acab¨® dejando claro que lo que m¨¢s le interesa es que el PSOE ¡°deje claro¡± de antemano con qui¨¦n se va a aliar, con su partido o con Cs. El m¨¢s fuerte es el que est¨¢ solo, dec¨ªa Ibsen: Pedro S¨¢nchez, que encabeza las encuestas despu¨¦s de 10 meses en La Moncloa, fue la diana preferida de casi todos los ataques y se empe?¨® en mantener el tono presidencial, medio aburrido, que le ha caracterizado durante la campa?a.
Casi lo consigui¨®: casi, porque salv¨® el primer debate, pero m¨¢s que defender su programa se vio obligado a pasar buena parte de su tiempo al contraataque, por los continuos dardos que le llegaban a izquierda y derecha; sobre todo, desde el flanco derecho. S¨¢nchez lleva 10 meses en campa?a electoral permanente. El presidente ha sido guionista, realizador y principal actor de una secuencia pol¨ªtica que ha durado casi 300 d¨ªas y en la que aprob¨® un buen pu?ado de medidas con 84 diputados, pero, sobre todo, en los que trat¨® de aprobar un Presupuesto, sin ¨¦xito, y de poner en v¨ªas de soluci¨®n el desaf¨ªo independentista, de nuevo sin ¨¦xito. La Moncloa le da una indudable prima electoral. Y apareci¨® en varias fases con el tono claramente presidencial que le otorgan las (falibles) encuestas. Pero el debate fue fiel reflejo de la degradaci¨®n de la vida p¨²blica y las tensiones extremas de las ¨²ltimas semanas, y anticipa un Parlamento bronco y fragmentado en el que no va a ser f¨¢cil acordar posiciones comunes ni para la desaceleraci¨®n que viene ni para la crisis territorial.
Como cab¨ªa esperar, nadie gan¨® el debate; al menos, nadie con claridad. Pero quiz¨¢ s¨ª hubo un damnificado: Casado perdi¨®, al menos este lunes, muchas de sus opciones en esta campa?a, emparedado por los ataques de S¨¢nchez ¡ªcon continuas alusiones a la corrupci¨®n y un golpe bajo por las 127 iniciativas votadas de forma conjunta en el Parlamento vasco por PP y EH Bildu: ¡°?De qu¨¦ color tiene usted manchadas las manos?¡±¡ª e incluso de Rivera. ¡°El milagro econ¨®mico del PP est¨¢ en la c¨¢rcel¡±, le dijo el candidato de Cs.
S¨¢nchez empez¨® mal, pero se fue entonando y, en fin, no cometi¨® errores de trazo grueso. Rivera apret¨® de lo lindo, brill¨® por momentos y, si acaso, pareci¨® algo pasado de rosca en algunos tramos: se pas¨® claramente de frenada con Catalu?a. E Iglesias rehuy¨® los adjetivos descalificativos y trat¨® de ganar delicadeza sin perder fuerza, con continuas alusiones a la Constituci¨®n: opt¨® por las propuestas m¨¢s que por el crescendo fogoso del resto y trat¨® de desmarcarse del aire de plaga de ¨²lceras de los otros tres candidatos. Y a veces lo consigui¨®: recuper¨® protagonismo con una defensa cerrada de la Constituci¨®n.
Los dos bloques a los que tiende la pol¨ªtica espa?ola se vieron con claridad tanto en econom¨ªa como en la cuesti¨®n catalana. Casado y Rivera prometieron bajar o suprimir impuestos, en un tono muy Ronald Reagan; S¨¢nchez e Iglesias abrazaron propuestas m¨¢s keynesianas. Pero el viaje de la herida a la cicatriz fue claro y distinto con Catalu?a. ¡°Me duele Espa?a¡±, declar¨® Rivera; ¡°le da igual todo, pacta 21 medidas inaceptables con [el president] Quim Torra: es una emergencia nacional llevarle a la oposici¨®n¡±, le dijo a S¨¢nchez. Casado inquiri¨® tambi¨¦n al l¨ªder socialista por el indulto a los pol¨ªticos presos y le reproch¨® que ¡°pacte con quienes quieren romper Espa?a: los proetarras de EH Bildu y los que quieren la v¨ªa eslovena ¡ªcon casi 70 muertos¡ª, los independentistas catalanes¡±. Por el lado izquierdo, Iglesias y S¨¢nchez coincidieron: ¡°Catalu?a solo se arregla con di¨¢logo, di¨¢logo y di¨¢logo¡±, apunt¨® el l¨ªder de Podemos. S¨¢nchez reiter¨® que no va a haber ¡°ni refer¨¦ndum ni independencia¡± en Catalu?a e invit¨® a los partidos secesionistas ¡°a volver a la v¨ªa estatutaria y a la Constituci¨®n¡±. Y se neg¨® a hablar de ¡°indultos preventivos¡± a pesar de las invectivas de los candidatos del PP y de Cs mientras sacaba a colaci¨®n ¡°la foto del tr¨ªo de Col¨®n¡±, uno de sus grandes argumentos en esta campa?a.
Los analistas sostienen que el primer debate es el fundamental: Iglesias logr¨® recuperar terreno en ese primer set; S¨¢nchez salv¨® los muebles; Rivera se pas¨® de agresivo y solo Casado boxe¨® claramente por debajo de su peso. Pero en el famoso p¨¢rrafo inicial de El 18 brumario de Luis Bonaparte, Marx observa que todo lo importante ocurre dos veces: la primera como tragedia, la segunda como farsa. La verdad es una cualidad temporal: cuando usted lea esto el primer debate ser¨¢ historia y solo contar¨¢ el segundo. Incluso los debates m¨¢s preparados dejan hueco para el temblor de la incertidumbre y la aventura: todo est¨¢ a la espera de ese segundo encuentro ante las c¨¢maras.
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