Los secretos del b¨²nker oculto bajo la duna
Los arque¨®logos dudan de que los dos grandes ca?ones que proteg¨ªan el puerto de Valencia en la Guerra Civil funcionaran al carecer de instalaci¨®n el¨¦ctrica
Una gran mole de hormig¨®n y hierro estuvo oculta bajo las dunas durante d¨¦cadas. Se sab¨ªa que estaba all¨ª, la gente recordaba haberlo visto, incluso estaban localizados los planos del ej¨¦rcito republicano que explicaban c¨®mo se construy¨® en 1938 para repeler una posible ofensiva naval y defender el puerto de Valencia de los posibles ataques franquistas, nazis y fascistas. Para ello se instalaron dos enormes ca?ones rescatados del hundimiento en 1937 del acorazado Jaime I y se protegieron ambos con bater¨ªas antia¨¦reas. Pero el b¨²nker de la playa de El Saler se hab¨ªa olvidado, pasaba inadvertido. La arena lo hab¨ªa ido cubriendo desde que fue abandonado por los soldados en 1943, cuando Franco comprendi¨® que el peligro de invasi¨®n de las tropas aliadas era m¨ªnimo, tras el desembarco en Sicilia de estadounidenses y brit¨¢nicos bajo las ¨®rdenes de George Patton y Bernard Montgomery, respectivamente. Antes de marcharse, desmontaron los ca?ones y los trasladaron a la costa de Gibraltar.
Algunos grafitis testimonian la presencia de los militares en el b¨²nker. Aburridos, tal vez cansados de esperar al enemigo como Giovanni Drogo, el protagonista de la novela El desierto de los t¨¢rtaros, de Dino Buzzati, se dedicaron a consignar sus nombres y sus guardias, a dibujar buques, aviones y mujeres desnudas y tambi¨¦n a escribir algunos ripios de tem¨¢tica escatol¨®gica y onanista. Est¨¢n inscritos en las paredes de los largos pasadizos de la construcci¨®n militar y ahora han salido a la luz gracias a los trabajos arqueol¨®gicos previos a la redacci¨®n de un proyecto de rehabilitaci¨®n del b¨²nker que durante a?os fue una duna m¨¢s.
Con el paso del tiempo y el cambio de las mareas originado por la ampliaci¨®n sur, en los a?os ochenta, del puerto de Valencia, hoy uno de los m¨¢s importantes de Europa en el tr¨¢fico de contenedores, el mar fue ganando terreno, la arena se fue retirando y la mole fue emergiendo como un mastod¨®ntico vigilante de la playa, que se asoma tanto al mar como a los ba?istas que lo rodean, tal y como ayer se pod¨ªa contemplar. El plan de regeneraci¨®n del litoral permiti¨® redescubrir en 1998 las galer¨ªas subterr¨¢neas. Se protegi¨®, pero no se intervino.
¡°La ampliaci¨®n del puerto acumul¨® la arena en las playas del norte, como la Malvarosa, y la quit¨® a las del sur¡±, apunta Gl¨°ria Tello, en la boca del cr¨¢ter de 15 metros de di¨¢metro donde una vez hubo una torreta sobre una plataforma m¨®vil provista de los dos ca?ones Vickers de 305 mil¨ªmetros con capacidad para alcanzar a un buque a 12 kil¨®metros de distancia. Tello es la concejal en funciones de Patrimonio y Recursos Culturales del Ayuntamiento de Valencia y dirige un plan para recuperar ¡°el patrimonio de la memoria democr¨¢tica¡± de la ciudad, la ¨²ltima capital de la Rep¨²blica. ¡°La arena se hab¨ªa metido por todos lados, por este enorme agujero, por los pasadizos y los corredores, por la sala de armamento, por la sala de m¨¢quinas¡±, explica la regidora de Comprom¨ªs. Tello solicit¨® al Ministerio de Transici¨®n Ecol¨®gica una concesi¨®n de 75 a?os para rehabilitar y hacer visitable el b¨²nker. No le pusieron impedimentos para iniciar la tarea de limpieza y arqueol¨®gica como paso previo a la elaboraci¨®n del proyecto. Posteriormente, se decidir¨¢ sobre el uso de la torre protegida de seis metros de altura, que tambi¨¦n era conocida como el Cop¨®n de Miaja, seg¨²n el Ayuntamiento de Valencia.
Fue el jefe de Defensa de Costas del Mediterr¨¢neo del ej¨¦rcito republicano, Ramiro Otal Navascu¨¦s, quien pidi¨® la construcci¨®n en 1937 de varias estructuras militares para defender el frente mar¨ªtimo. El b¨²nker de El Saler era uno de ellos. Tal vez no se acab¨® de construir del todo, porque el equipo de arque¨®logos muestra su sorpresa por no haber hallado ning¨²n rastro de la instalaci¨®n el¨¦ctrica ni de la v¨ªa o conducto que deb¨ªa comunicar la sala de municiones con los ca?ones. Dudan de que los ca?ones llegaran a disparar alguna vez en El Saler y sugieren que funcionaron como un arma disuasoria, tanto para el ej¨¦rcito republicano como para el franquista. Recuerdan tambi¨¦n que aquel buque insignia de la armada, el Jaime I, transport¨® en 1933 los restos de Vicente Blasco Ib¨¢?ez, fallecido cinco a?os antes en la poblaci¨®n francesa de Menton, a su tierra natal, donde le recibieron miles de valencianos admiradores del escritor y pol¨ªtico republicano.?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.