Panorama despejado en las dos grandes capitales para Almeida y Colau
Ciudadanos accede a apoyar al PP para gobernar Madrid mientras Barcelona consuma el frenazo al independentismo
La in¨¦dita fractura de la pol¨ªtica espa?ola dejar¨¢ combinaciones imprevistas en los 8.131 municipios que eligen este s¨¢bado a su alcalde. La gran sorpresa es Ada Colau, que arrebatar¨¢ Barcelona al independentismo, avalada por la consulta interna de Barcelona en Com¨² que apoy¨® gobernar con el PSC y aceptar el apoyo gratuito de Manuel Valls. Mientras, la derecha consolid¨® su bloque. En la pugna por Madrid, Ciudadanos (Cs) cedi¨® anoche finalmente y acept¨® apoyar al popular Jos¨¦ Luis Mart¨ªnez-Almeida para alcalde de la capital. El acuerdo, tanto en Madrid como en otras ciudades, estaba pendiente de Vox, que ha logrado un gran protagonismo pese a su mal resultado electoral y exig¨ªa gestos de Cs para confirmar su respaldo al bloque de la derecha.
La decisi¨®n de Ada Colau, que durante los primeros d¨ªas dud¨® si apoyaba al independentista Ernest Maragall, puede tener importantes consecuencias pol¨ªticas de fondo. Para empezar, Colau lograr¨¢ mantenerse como una de las pocas de las llamadas alcaldesas del cambio si, como todo indica, Manuela Carmena pierde hoy su puesto a manos de un acuerdo PP-Ciudadanos-Vox que anoche qued¨® despejado, aunque a¨²n pendiente del partido de Santiago Abascal.
Colau continuar¨¢ siendo un s¨ªmbolo de esa gran ola que irrumpi¨® en 2015?en pleno hundimiento del PP y del PSOE, y que en estas elecciones se ha quedado en una peque?a corriente. La alcaldesa se mantendr¨¢ as¨ª como referente del mundo a la izquierda del PSOE. Su pacto con el PSC, que ella misma rompi¨® hace un a?o y medio, empuja tambi¨¦n a un acercamiento entre los dos grupos clave para la legislatura en el Congreso de los Diputados, el socialista, con 123 esca?os, y el de Podemos, con 42.
Ese acuerdo, sin embargo, puede traer consecuencias negativas para la investidura de Pedro S¨¢nchez. ERC ten¨ªa todas sus esperanzas puestas en la conquista de Barcelona con un peso pesado como Maragall, hermano del hist¨®rico alcalde del PSC y expresidente de la Generalitat, ahora en las filas independentistas. Ese ha sido precisamente el argumento de Manuel Valls para entregar los votos gratis a Colau: la necesidad de evitar que el independentismo, que ya domina la Generalitat, controlara tambi¨¦n un lugar tan simb¨®lico como Barcelona. Sin embargo, ese movimiento no ha gustado nada al l¨ªder de Cs, Albert Rivera, que se encuentra mucho m¨¢s c¨®modo en el bloque de la derecha y rechaza abstenerse en la investidura de S¨¢nchez, aunque eso servir¨ªa para evitar que el socialista tenga que recurrir a la abstenci¨®n de los independentistas.
Esa tensi¨®n en Barcelona, donde ERC considera que merec¨ªa la alcald¨ªa por ser la fuerza m¨¢s votada ¡ªaunque empatada a esca?os con Colau¡ª, puede tener consecuencias en las relaciones entre el grupo de Oriol Junqueras y el PSOE. Los socialistas a¨²n mantienen la presi¨®n para que Cs y PP se abstengan en la investidura de S¨¢nchez, y conf¨ªan en el efecto de algunos movimientos incluso internacionales, como el disgusto expresado por el Gobierno de Emmanuel Macron, un aliado de Rivera; pero ese escenario parece muy improbable, por lo que la abstenci¨®n de ERC se hace imprescindible. A partir de hoy habr¨¢ que ver qu¨¦ consecuencias tiene esta decisi¨®n de Colau y el PSC, que los independentistas viven como una afrenta muy grave.
En Madrid, el tira y afloja de los ¨²ltimos d¨ªas qued¨® anoche aparentemente resuelto. Cs cedi¨® en su idea inicial de exigir al PP dividir la alcald¨ªa dos a?os para cada partido. La formaci¨®n de Rivera apoyar¨¢ finalmente al popular Mart¨ªnez-Almeida, que depende ahora de los votos de Vox, molesto por los recelos de Cs a hacerse fotos con ellos.
La pol¨ªtica espa?ola ha dado un vuelco radical en los ¨²ltimos cinco a?os, desde la aparici¨®n de Podemos y la consolidaci¨®n de Cs. A esas novedades, que ya marcan los Gobiernos en casi toda Espa?a, se sum¨® este a?o Vox, el quinto elemento. La noche electoral todo parec¨ªa muy abierto, con posibilidades de pactos cruzados en toda Espa?a y un gran protagonista central: Cs, que pod¨ªa sacar mucho partido si decid¨ªa jugar a dos bandas. Pero despu¨¦s de tres semanas intensas de negociaciones, el mapa que quedar¨¢ hoy en toda Espa?a consolidar¨¢ una idea clara, con algunas excepciones: el pa¨ªs ha pasado del bipartidismo que dominaba hasta hace cinco a?os a una divisi¨®n en dos bloques. Ese bibloquismo se repite por casi todo el pa¨ªs con las formaciones locales como eje de algunas balanzas. Cs no ha querido jugar a esas dos bandas, con la excepci¨®n de Castilla-La Mancha, donde ha pactado con el PSOE.
Ese fraccionamiento ha dejado 1.500 municipios en los que son imprescindibles los acuerdos. Habr¨¢ sorpresas e incluso alg¨²n pacto antinatura por cuestiones puramente locales y disputas personales, pero la gran mayor¨ªa ir¨¢ por la v¨ªa m¨¢s previsible: PSOE, Podemos por un lado; PP, Cs y Vox por el otro. La decisi¨®n de la formaci¨®n naranja de preferir en casi todos los casos una alianza con el PP ¡ªy de forma indirecta con la extrema derecha¡ª a un pacto con los socialistas dio a Vox un enorme protagonismo en las ¨²ltimas horas, muy superior al que podr¨ªa esperarse tras su discreto resultado el 26-M.
Vox hizo sufrir a todos hasta el ¨²ltimo minuto, pero no porque exija entrar en los Gobiernos, algo que Cs ha dicho que no aceptar¨¢ en ning¨²n caso, sino porque reclama que se le reconozca como un actor clave. El PP, origen de buena parte de sus dirigentes y votantes, no tiene ning¨²n problema en avalar a Vox como un agente igual que los dem¨¢s. Pero el partido de Rivera ha tratado de mantener una especie de realidad paralela en la que usa los votos de Vox para gobernar pero no quiere negociar con ellos. Casi finge que no existen.
Esa estrategia funcion¨® en enero en Andaluc¨ªa, donde Vox acept¨® un acuerdo sin una sola reuni¨®n con Cs, pero el partido de Abascal ha tomado nota y ahora est¨¢ sacando todo el jugo pol¨ªtico a sus votos. En Andaluc¨ªa ha logrado el primer documento conjunto con Cs, que ya acepta hacerse fotos all¨ª con ellos. Y anoche manten¨ªa en vilo a la derecha en ciudades clave como Madrid o Zaragoza con la amenaza ¡ªque nadie acaba de creerse¡ª de dejar que la izquierda tome el poder si Cs no negocia con ellos.
A ¨²ltima hora, los de Rivera empezaron a aceptar reuniones con Vox, como la que hubo en Zaragoza. Hoy se ver¨¢ si esa tensa cuerda Cs-Vox se rompi¨® en alguna ciudad o finalmente todas las piezas encajaron en esta nueva era del bibloquismo.
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