Las mentiras por las que ¡®Lele¡¯ acab¨® enterrada en su propia casa
Un hombre de Algar, en C¨¢diz, mata a una gibraltare?a de 74 a?os para la que trabajaba en su finca por una supuesta disputa econ¨®mica
Lesley Pearson cumpl¨ªa con un ritual cada vez que viajaba al pueblecito gaditano de Algar. La brit¨¢nica de 74 a?os aprovechaba su visita mensual a la gran casa de campo que ten¨ªa a las afueras para quedar con su amiga. Era el plan que Lele ¡ªcomo era conocida en su entorno¡ª fij¨® para este pasado 11 de julio. Pero nunca apareci¨®. Estaba enterrada en el jard¨ªn de su finca con vistas al pantano de Guadalcac¨ªn. Su desaparici¨®n, envuelta en bulos y medias verdades, apunta al guard¨¦s de la casa, detenido como principal sospechoso del homicidio.
El hombre, de 45 a?os y que responde a las iniciales de Franciso Javier B.P., acab¨® apresado este pasado domingo, cuando la Guardia Civil encontr¨® el cad¨¢ver de Lele con evidentes signos de golpes, seg¨²n apuntan fuentes de la investigaci¨®n. La mujer estaba en una zona de ca?averales en el interior de su propia finca, enterrada con tierra y unos tablones a pocos metros de la que era su vivienda en Algar. Los agentes sospechan que unas ventas que el trabajador hizo del mobiliario y bienes de la casa con dudoso permiso de su due?a pudieron ser el principal motivo que llevaron al trabajador a acabar con la vida de una mujer de aparente buena posici¨®n econ¨®mica.
En Algar, un pueblecito de 1.400 habitantes, ¡°nunca pasa nada y f¨ªjate ahora¡±, asegura Antonio, apoyado en uno de los surtidores de la gasolinera de la localidad. Por eso a este vecino de la Casa Lele ¡ªcomo Lesley hab¨ªa nombrado a su propiedad en el paraje Tajo del ?guila¡ª a¨²n le cuesta creer que la desaparici¨®n de la mujer haya acabado de una forma tan macabra. Aunque una amiga de Pearson que prefiere mantener el anonimato ya detect¨® que no acudi¨® a la cita del 11 de julio, no fue hasta el 17 de este mes cuando familiares suyos denunciaron su desaparici¨®n en La L¨ªnea de la Concepci¨®n, ciudad fronteriza con Gibraltar, donde ella tambi¨¦n era residente.
La gibraltare?a hab¨ªa dejado un coche de alquiler en el que vino aparcado en su finca y, aparentemente, solo su guard¨¦s y presunto asesino hab¨ªa llegado a verla en esta ¨²ltima visita a Algar, seg¨²n ¨¦l mismo manifest¨® a otros vecinos de la localidad. Pearson ya visitaba su propiedad con menos frecuencia que cuando se instal¨® en el pueblo hace m¨¢s de diez a?os atr¨¢s con su pareja y sin hijos. Entonces ella pronto se hizo conocida, gracias a las clases de yoga y los masajes que practicaba a otras vecinas mayores del pueblo.
¡°Era una se?ora modern¨ªsima¡±, rememora Mar¨ªa Venega, una de esas mujeres que recurri¨® a sus servicios. Con la muerte de su compa?ero, hace cuatro a?os, Pearson comenz¨® a pasar temporadas en Estepona y empez¨® a plantearse vender su propiedad gaditana, una amplia casa apostada en una ladera de intrincado acceso, con m¨¢s de 500 metros cuadrados, piscina interior e impresionantes vistas al embalse. Pero ¡°no consegu¨ªa que le dieran lo que ped¨ªa para no perderle dinero¡±, asegura otra vecina de la zona. Francisco Javier qued¨® al cuidado de una finca cuajada de importantes y valiosos bienes muebles que ella visitaba una vez al mes.
Hace un tiempo que por el pueblo comenz¨® a rular el rumor de que Lele hab¨ªa encontrado compradores extranjeros para la casa de campo. Coincidi¨® con el momento en el que el guard¨¦s empez¨® tambi¨¦n a vender bienes de la casa. Antonio, vecino de la gibraltare?a, reconoce que ¨¦l fue uno de los que compr¨® una parte de esos objetos. ¡°?l dec¨ªa que todo lo ten¨ªa hablado con ella para hacerlo¡±, explican fuentes cercanas a la investigaci¨®n. Y ¨¦l mismo se encarg¨® de difundir que, en su ¨²ltima visita, ¨¦l le hab¨ªa entregado a Lele dinero de dichas ventas.
A la amiga no le constaba que Pearson hubiese conseguido vender la casa a esos extranjeros de los que se hablaba en el pueblo, pero nadie hab¨ªa llegado a ver. Tampoco fuentes cercanas a la investigaci¨®n tienen claro que ¨¦l contase con permiso expl¨ªcito para vender esos bienes muebles. Por eso, la principal hip¨®tesis que, por ahora, se baraja es que ella descubriese el artificio en su ¨²ltima visita y, finalmente, acabase muerta. Las primeras inspecciones oculares del cad¨¢ver apuntan a ¡°abundantes¡± signos de violencia que encajar¨ªan con un posible ataque de su agresor.
El mediod¨ªa de este lunes una comisi¨®n judicial, acompa?ada por el detenido, ha realizado una reconstrucci¨®n de los hechos. El sospechoso, que a¨²n est¨¢ en el cuartel de Arcos de la Frontera a la espera de pasar a disposici¨®n judicial, a¨²n no ha llegado a confesar. Mientras, en el pueblo ¡ªen el que se ha decretado un d¨ªa de luto oficial¡ª a¨²n cuesta digerir lo ocurrido y se dividen entre la incredulidad y el pesar. ¡°Es un muchacho normal que le cuidaba el campo¡±, asegura Antonio, incapaz de considerar su participaci¨®n en el crimen. ¡°La pobre Lele se fue y solo Dios sabe lo que le ha pasado en ese sitio oculto¡±, remacha apesadumbrada Venega.
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