El plan, la banda, estar jodido
Pol¨ªticos al borde de un ataque de nervios en el Congreso
Pocas ganas de consenso tiene un hombre que, a las 12 del mediod¨ªa, coge un micr¨®fono y dice: ¡°Buenas tardes, ya¡±. Solo faltaba abrir en el Congreso el mel¨®n de hasta cu¨¢ndo decir buenos d¨ªas, si situarse en el formalismo (tarde es todo lo que est¨¢ despu¨¦s del mediod¨ªa, siendo el mediod¨ªa las 12) o en la calle, donde mediod¨ªa es cuando se come y ¡°buenas tardes¡± empieza a usarse despu¨¦s. En fin. Las dos primeras palabras y casi parte Espa?a: tiene un don, eso hay que reconoc¨¦rselo. Ese don est¨¢ sofistic¨¢ndolo tanto que llegar¨¢ un d¨ªa que diga, a las 12 y un minuto, ¡°Buenas tardes. Yo, con cebolla¡± y vuelva a su esca?o a ver arder todo.
Ese ¡°buenas tardes, ya¡± fue, siendo considerados, la frase m¨¢s aguda pol¨ªticamente del discurso que dio Pedro S¨¢nchez. Un discurso minuciosamente planificado para ser derivado a una u otra causa; un discurso que puede adaptarse a cualquier circunstancia, condici¨®n imprescindible para no adaptarse a ninguna. Por ejemplo: como Catalu?a pod¨ªa molestar a independentistas y constitucionalistas, la nombr¨® como de pasada (un ¡°Catalu?a ya tal¡± de manual) y molest¨® a todos. Cuando acab¨® pudo despedirse con un ¡°buenas noches¡± y nadie se hubiera sorprendido. Hay un S¨¢nchez tediosito cuando no le tiene que contestar a nadie, y otro un poco m¨¢s rumbero, aunque sin esc¨¢ndalo, en las r¨¦plicas. Circula un v¨ªdeo de ¨¦l veintea?ero como p¨²blico en un programa de la tele donde toma el micr¨®fono. Es de esas personas que cuando alguien dice si hay preguntas, responde que s¨ª (no lo inviten a una boda).
Todo eso, algo parecido al aburrimiento, no se acab¨® cuando subi¨® Casado a la tribuna, y es noticia. El l¨ªder del PP subi¨® sin papeles y tambi¨¦n sin drama. Fue duro, serio y ordenado. Hizo de l¨ªder de la oposici¨®n sin m¨¢s aspavientos que los necesarios. Prueba del cambio de Casado, que no se sabe si es porque le ha dado un aire o simple estrategia a largo plazo, es que cuando dice cosas muy graves o alguna trola, ya no sonr¨ªe, sino que frunce el ce?o. Poco a poco su rostro est¨¢ llegando a un pacto con su discurso, un acuerdo de m¨ªnimos en el que de momento ya se ha conseguido que cuando diga cosas enfadado, frunza el ce?o, y cuando haga bromas, r¨ªa. Parece poco, pero tambi¨¦n Neil Armstrong dio un paso que pudimos haber dado todos: el carallo era llegar.
A Casado Teodoro Garc¨ªa Egea le com¨ªa la oreja de vez en cuando. Los roles de los secundarios son para estudiarlos. Cayetana ?lvarez de Toledo, por ejemplo, no se sum¨® a muchos de los aplausos que los diputados del PP tributaron a Casado. Hab¨ªa algo de resistencia ¨¦pica al populismo de la ovaci¨®n en el hemiciclo, que los socialistas llevaron al delirio con S¨¢nchez (qu¨¦ partido, el PSOE: es para estudiarlo). El articulista Rafa Cabeleira me apunt¨® otra posibilidad sobre la elegante dignidad de ?lvarez de Toledo: ¡°No le aplaude a un plebeyo ni aunque sea el l¨ªder de su partido¡±. Puede ser. Arrimadas, que se declar¨® dolid¨ªsima a la prensa antes de entrar (siempre est¨¢ dolida por algo), interpela al orador (el orador siempre es S¨¢nchez), se?alando, riendo y respondiendo. Carmen Calvo aplaude y aplaude a su l¨ªder, completamente entregada. El segundo de Iglesias, ausente Montero, es su tel¨¦fono m¨®vil, o sea, suponemos que Montero.
La tarde fue suya, de Iglesias. Ya lo fueron los debates electorales. Del mismo modo que la aparente moderaci¨®n de Casado no es sino el viaje enloquecido de Rivera por la derecha adelante, de la que se puede decir, como Espa?a (aquella Paca Carmona de Martes y 13), que no se acaba con el mar, hay barca para seguir, quiz¨¢ la estatura parlamentaria de Iglesias tenga que ver con la sensaci¨®n (y aqu¨ª cuentan las sensaciones) de que S¨¢nchez tiene que fingir una negociaci¨®n para fingir luego la culpa ajena. Los p¨¢jaros pensaban que volaban, pero era el cielo, que ca¨ªa. Iglesias le golpe¨® por todas partes hasta destripar, en directo y ante la C¨¢mara, algo ins¨®lito, el desarrollo de las negociaciones. ?Qu¨¦ le dijo Calvo a S¨¢nchez, tomando notas, en ese momento?
De esas negociaciones dijo Rivera que se estaban haciendo en ¡°la habitaci¨®n del p¨¢nico¡±, que estrictamente es el lugar de la casa en que se refugian sus due?os si entran ladrones. No sabemos si la met¨¢fora de Rivera gust¨® a Vox, para quienes la habitaci¨®n del p¨¢nico ser¨¢ una ¡°mariconada¡±. Pero algo hizo clic en la cabeza de Rivera en el ¨²ltimo a?o que le ha convertido en lo que se pudo ver en el hemiciclo: el ¡°plan S¨¢nchez¡±, la ¡°banda¡±, ¡°estamos jodidos¡± y dem¨¢s ocurrencias que si tienen como objetivo pol¨ªtico liderar la derecha, qu¨¦ imagen debe de tener de los votantes de derechas ese hombre.
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